El jueves murió Diana Maggi y la luz del espectáculo argentino se apagó por un rato. La actriz, dueña de una extensa trayectoria en cine, teatro y televisión, partió de gira eterna dejando atrás un sinfín de recuerdos y obras en sus espaldas. Desde su debut formal como extra en Mujeres que trabajan junto a Niní Marshall y Tito Lusiardo; su actuación consagratoria en Nacha Regules, pasando por el clásico discepoleano El hincha o, más acá en el tiempo, Matrimonios y algo más, Ta Te Show o Buenos Vecinos, que le valió una popularidad y una proyección generacional que solo permite la televisión.
Este viernes, Graciosa Maggi, tal era el premonitorio nombre con el que la actriz nació en Milán, Italia, fue despedida en un marco muy distinto al de sus grandes jornadas de escenario. Una postal desoladora acompañó a su último adiós, que se inició en una cochería del barrio porteño de Villa Crespo y continuó en el Cementerio de la Chacarita.
No fueron más de diez personas las que llegaron con el cortejo hasta el Panteón de Actores, donde se detuvo el coche fúnebre. Una pobre imagen floral posaba sobre el ataúd y precedió a una imagen que valió por mil palabras: uno de los choferes del vehículo debió acercarse al cajón para trasladarlo, ya que no había suficientes manos para hacerlo. Las protagonistas de millones de aplausos se habían perdido en el laberinto del tiempo.
Lejos en el tiempo quedó el barco que la trajo a Buenos Aires siendo una niña. “Vine piccolina (chica), cinco, seis o siete años”, dijo en una de sus últimas entrevistas realizada en el 2018 en Radio Zónica, allí donde contó que Argentina le “tira” ya que se siente una local. La actriz que nació en Italia y vivió un tiempo en España, donde continuó con su carrera profesional en cine y teatro, siempre eligió volver a su patria adoptiva. Allí donde pasó gran parte de su vida y donde su corazón dejó de latir.
Según informó la Asociación Argentina de Acotres en el comunicado en el que informó su muerte, Diana arribó al puerto de Buenos Aires en 1931 y falleció a los 97 años. Su primera labor artística fue en la ópera Aída, en el ballet infantil del Teatro Colón, y desde entonces no paró. Luego de ser extra con dos de los artistas más importantes de su tiempo, decidió construir su propio camino hasta convertirse en estrella. Participó de filmes como Mi noche triste, La doctora quiere tangos, El hincha, Hotel alojamiento, ¡Qué noche de casamiento! y El extraño de pelo largo, entre otros tantos en los que desarrolló su versatilidad para la comedia y el drama.
Pero la gran popularidad llegó en la pantalla chica, en un ciclo como Matrimonios y algo más en tiempos en los que la televisión unía a la familia más donde se mostró como la gran comediante que fue con su papel de la Vieja Loló, y en diferentes programas junto a Jorge Porcel, uno de los capocómicos con los que más trabajó. También se la vio en ciclos como Alta Comedia o Poliladron, donde el público la conoció otra faceta.
En en el plano personal, Diana integró una de las parejas más queridas del mundo del espectáculo junto a Juan Carlos Dual (fallecido en el 2015) a quien conoció en la obra de teatro La historia de la guita. Tras tener algunas idas y vueltas en la relación, se fueron a vivir juntos un tiempo después, nunca se casaron ni tuvieron hijos aunque estuvieron juntos más de 30 años hasta que la muerte los separó. Como lo mandan las mejores historias románticas. Lejos de la ingratitud de su último adiós, en una apacible tarde preprimaveral, en la despedida que jamás imaginó.
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