Después de mucha expectativa, el lunes llegó a la pantalla de Telefe ¿Quién es la Máscara?, el programa que conduce Natalia Oreiro. La artista llevó las riendas junto a los cuatro investigadores que tratan de descifrar la identidad del famoso debajo del disfraz. Además de la incógnita central que lleva al desconcierto tanto a los integrantes del ciclo como a los televidentes, también capturan la atención los glamorosos looks de la actriz y cantante uruguaya.
En esta primera semana desplegó cuatro outfits distintos, y cada uno fue muy comentado en las redes sociales, al punto de que se desató una polémica en torno a las “inspiraciones” que eligió. El día del debut optó por vestir de gala con un imponente vestido fucsia de escote profundo con pantboots del mismo color, mitones y una capa que le dio vuelo y elegancia cada vez que recorrió el escenario.
A través de su cuenta de Instagram, Oreiro compartió su emoción con un emotivo texto, por los comentarios positivos que recibió: “Con lágrimas en los ojos me fui alejando; viví lo duro que fue dejar todo atrás, mi gente y mi barrio. Tener que marcharme sola de mi tierra un día cuando era una niña, dejándolo todo por mis fantasías”. Y continuó: “Así me siento hoy, como esa niña que al regresar de la escuela prendía la tele y soñaba con ser parte de ella. Hoy es un día especial para mi... hoy esa niña dice gracias por tanto”.
En un principio, el diseño de Manu González fue aplaudido en el mundo virtual, al igual que el estilismo general que complementó la propuesta -cabello suelto y rizado, con pocos accesorios-, pero con el correr de las horas surgió un cuestionamiento sobre las similitudes con una pieza de la colección Fall 2022 de Valentino, la reconocida casa de moda de lujo italiana.
El debate giró en torno a un supuesto plagio, y a la decisión de la conductora de lucir en la primera emisión un vestido tan parecido al original. Cuando las aguas se habían calmado, llegó el segundo look de la anfitriona, también de González, y nuevamente hubo una innegable semejanza. Esta vez se trató de un vestido rojo manga larga con cuello de estilo polera, aberturas que dejaron ver su piel, y la temática de moños a lo largo de todo el diseño. Hubo algunas diferencias con la pieza de Valentino que inspiró la creación: la falda corta en vez de larga hasta los tobillos, combinada con bucaneras, y el color rojo en vez del fucsia.
Sin embargo, despertó críticas por parte de algunas colegas del mundo de la moda. En Socios del espectáculo (El Trece) analizaron el tema, y la panelista Luli Fernández aseguró: “Es grave porque que una artista de la talla de Natalia te elija y te de la oportunidad de usar tus diseños, siendo alguien nacional, es importantísimo. Pero tiene que ser un diseño propio, esto es una copia fiel, y no es el único”. Y sentenció: “Evidentemente Natalia dijo que quería usar algo de ese estilo, pero tiene que haber una cuestión de autocrítica también, de limitarse. Un poco de cordura”.
El tercer outfit fue completamente distinto a los anteriores, y dejó de lado los vestidos para apostar por conjuntos divertidos hechos especialmente para ella. El miércoles vistió un traje de estampado escocés compuesto por tres piezas: chaleco, saco, y pantalón, con galera a juego. Siempre atenta a los detalles, lo combinó con unos zapatos rojos, al tono con sus labios y el color de su esmalte de uñas. Para cerrar la semana, el jueves mantuvo su estilo con un cuarto look a puro brillo.
Apostó por un conjunto metalizado en violeta y azul. Por un lado, la campera con flecos hechos con mostacillas, a juego con un pantalón palazo, y por el otro un top azul eléctrico que la destacó con zapatos del mismo color. Los anillos y el make up pink fueron los toques personales que imprimieron el sello de Natalia, que también fue cambiando de peinado en cada ocasión.
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