Canta Conmigo Ahora es un gran show televisivo y como tal, cualquier cosa puede pasar. El programa que conduce Marcelo Tinelli presenta a un grupo de participantes que busca deslumbrar a cien jurados con su talento. Sus voces, sus carismas, sus interpretaciones y sus personalidades son algunos de los ingredientes que entran en juego. Esta semana, cada concursante se presentó con un jurado en el segmento titulado Quién Canta Conmigo, que definió los 16 finalistas. Y a uno de los cien más carismáticos le tocó el turno de demostrar sobre la pista.
El jurado en cuestión fue ni más ni menos que Alejandro Paker, observado desde el principio del certamen por su extrema rigidez y lo difícil que le resultaba a los participantes conseguir su aprobación. El rosarino se presentó en el back y demostró toda su alegría por poder cantar sobre el escenario. Más aún, cuando supo que su coequiper iba a ser Selene Berardone. “Es una intérprete exquisita y es alguien que conecta consigo mismo”, la elogió en la previa.
“Fuerte el aplauso para el malvado del jurado”, lo presentó Marcelo Tinelli. Y sin decir su nombre, todos sabían a quién se refería. “¡Qué lindo verlo parado!”, exclamó antes de saludarlo con un beso. Y ya más serio, no escatimó en elogios para su condición de artista: “Estamos ante uno de los grandes cantantes, de los grandes, grandes de Argentina. Es un lujo tenerte ahí y acá”, señaló el Cabezón haciendo mención al rol habitual de jurado y al eventual de cantante.
Conmovido y feliz, Paker repartió flores para todos lados. Primero, agradeció al conductor por la visibilidad que le da a los artistas. “En nuestras quintitas teatrales under, en nuestros lugares de mostrar nuestro arte, no tenemos la difusión popular y vos me has dado un montón”, estimó. Siguió con sus colegas del jurado. ”De ellos aprendo todo el tiempo, son mis maestros, gracias por su generosidad”. Y respecto a Selene, resumió en una frase lo que habían sido los ensayos: “Nos juntamos a jugar”.
Lo que no sabía el jurado es que estaba en compañía de una verdadera fan, que había visto todos sus trabajos y que todavía no daba crédito a poder cantar con él. “Aparte es lo más bueno que hay. ¡Es un amor!”, exclamó Selene dejando en claro que la careta de maldad que esgrime en sus devoluciones es solamente eso. “Somos los dos virginianos, así que buscamos la perfección”, remató la participante acentuando la complicidad con el artista.
A la hora de la verdad, Ale y Selene hicieron “Y siga el jazz” una adaptación en castellano del tema del musical Chicago. Una canción sin duda hecha a la medida de sus voces y sus histrionismos. Al terminar, el panel era una imagen monocromática de luces amarillas, todos con los brazos en alto y gritando desde bien adentro una ovación inolvidable.
Magui Olave tomó la palabra y comenzó la ronda de devoluciones: “Agradezco estar acá, conocí una persona maravillosa que tiene un corazón tremendo y es un artista súper completo. Nos brindaron un tremendo musical y los admiro muchísimo”, señaló la cuartetera. “Como pez en el agua, Paker, y llevaste a esta sirena que es Selene a nadar en un océano del musical”, elogió un poético y aplaudido Bebe Contepomi.
Pero la voz más esperada era la del Puma Rodríguez. El venezolano suele tener simpáticos cruces con Alejandro a quien llama Parker lo que hace reír a todos. Precisamente ayer, habían discutido luego de la actuación de Flor Álvarez en un escenario de reino del revés, ya que fue el Puma el que permaneció sin apretar su botón. Pero en este caso no había bromas ni chicanas sino solo palabras de admiración.
“Fui el último en levantarme para disfrutar lo que estaban haciendo los dos”, admitió el autor de “La moza”. Y continuó: “Mi querido Parker, o Paker, eres una caja de sorpresas. Eres muy culto en el teatro, sabes de música, cantas, bailas, vienes siempre bien producido. Eres un artista de pies a cabeza. Y le diste una mano inmensa a la joven, que tienes tienes una voz espectacular y puedes hacer comedia musical con Paker”, cerró. Para finalizar, Marcelo anunció formalmente el paso de Selene a la instancia final. Los cien votos del jurado y el haber compartido escena con uno de sus artistas admirados ya los tenía guardados en el alma y el corazón.
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