“Feliz cumple tío. Siempre estarás en nuestros corazones. Confiamos en que algún día se sepa la verdad y se haga Justicia. Te amamos”, escribió en junio Nicolás, para recordar a su tío, Gustavo Martínez, tutor de Marta y Felipe Fort, quien falleció el 16 de febrero tras arrojarse del piso 21 del edificio donde vivía en el barrio de Belgrano.
A siete meses de su partida, la familia del personal trainer busca esclarecer qué pasó realmente. Sus sobrinos Nicolás, Pablo y Ezequiel ya fueron declarados herederos en lo Civil y “en ese carácter los aceptaron como querellantes en la causa penal”, explicó su abogada, Mariana Gallego a Teleshow.
La carátula de la mencionada causa es “Suicidio” y al ser querellantes, los familiares de quien fuera pareja y amigo de Ricardo Fort podrán tener acceso a todas las pruebas que se recolecten en la investigación. “Si es un suicidio y no hay nadie más, no es contra nadie. Pero para los sobrinos es importante ser parte de la causa y lo lograron luego de ser declarados herederos en civil”, explicó la letrada.
El fallecimiento de Martínez sorprendió a su círculo familiar. “Sabían que su tío tenía Alzheimer y depresión, pero no estaban al tanto del estado avanzado de ambas condiciones. No sabían que era tan grave, creíamos que estaba controlado. Los sobrinos siempre tuvieron claro que la familia de Gustavo era principalmente Martita y Felipe”, había dicho en marzo de este año Charly Troncoso, prensa de los sobrinos a este sitio. En ese momento adelantó que se estaban reuniendo con quien ahora es su abogada para delinear el camino a tomar en materia legal.
César Carozza, abogado de los Fort y quien tomó provisoriamente la tutela de los mellizos durante los nueve días que pasaron entre la partida de Gustavo y la mayoría de edad de los chicos, dijo públicamente que el personal trainer “estaba medicado pero estaba bien” y agregó: “Él tomaba decisiones, entrenaba, manejaba. Como su mamá tenía Alzheimer y a él lo angustiaba mucho la situación. El sentía que durante la pandemia, como había dejado de trabajar, sentía una extrañeza en sí mismo. Yo lo acompañé con Marisa, la niñera, el año pasado a hacerse estudios. Después, el médico de cabecera especialista en este tipo de patologías, también lo derivó a una charla con un psicólogo. Le dieron una medicación que creo que tomaba todas las mañanas y nada más. Había un rasgo mínimo, incipiente”.
Semanas después del trágico desenlace, el sobrino de Martínez se había mostrado dolido y enojado y había apuntado contra la familia Fort. “Si estaba tan enfermo como dicen, ¿por qué no le sacaron la tutela y nos dieron aviso? ¿Por qué ocultaron su enfermedad? ¿A quién le convenía? En caso de que se supiera su condición, ¿perdería la tutela de los chicos? ¿Si la perdía qué pasaba? ¿El entorno perdería control al involucrarse un juez? ¿Les convenía tenerlo así? ¿Les convenía tener a una persona que no estaba en sus facultades? ¿Quién se beneficiaba con mi tío así?”.
Gustavo y Ricardo Fort habían sido pareja durante su juventud y se distanciaron casi en paralelo a que el chocolatero iniciaba el proceso de subrogación en Los Ángeles gracias al cual se convirtió en papá. Sin embargo, quedó entre ellos una relación de amistad al punto que el mediático invitó a su ex pareja a pasar un tiempo en su departamento de Belgrano con sus hijos mientras éste se recuperaba de una operación.
Aunque Gustavo se recuperó bien, continuó viviendo con ellos y con Marisa, la niñera de los chicos. Tiempo antes de morir, como si supiera que partiría joven, el también cantante le pidió a su amigo que fuera el tutor de sus hijos si algo le pasaba. Así fue como Gustavo firmó la tutela que entró en vigencia el 25 de noviembre del 2013 y que cumplió hasta sus últimos días.
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