Una de las series más representativas de los todos los tiempos fue y será Brigada A. El producto estuvo al aire solo entre 1983 a 1987, pero siguió cautivando a través de sus repeticiones. En esa mezcla de rudeza y picardía, sus personajes -y más allá de la historia que pesa sobre los hombros de cada uno de los actores- se metieron en cada uno de los hogares a través de la pantalla de los televisores. Un producto de culto que cambió la manera de llevar adelante proyectos de acción.
De los cuatro integrantes del grupo de caídos en desgracia que buscan su reivindicación personal haciendo justicia, uno de los más entrañables fue Capitán Murdock, interpretado por Dwight Schultz. Su manera de desenvolverse llevó a que rápidamente sea el más querido por sobre sus compañeros: el Coronel Hannibal (George Peppard), el Teniente Peck (Dirk Benedict) y Mario Baracus (Mr T). Cada uno logró su trascendencia, pero en el caso de Murdock, hubo una química especial, incluso ante los niños, que lo colocó en el primer lugar entre los más queridos.
Murdock usaba una gorra distintiva que escondía una calvicie incipiente. Sus favoritas eran una de baseball y otra de aviación. Se trataba de un piloto experto que hacía las destrezas menos impensadas al mando de aviones, pero sobre todo, de helicópteros. Otras de sus cualidades era que siempre hacía renegar y sacaba de quicio a Barakus, quien le tenía miedo a volar.
No obstante, estas características casi no salen a la luz por la dudas de los creadores de la serie, precavidos ante un personaje poco habitual en aquellos años: temían que no encajara en una historia que, de antemano, no tenía nada que ver con lo que el propio Murdock debía mostrar. Era, al fin, un outsider -en términos más actuales- en esa banda de inadaptados. Porque como sucedía en Rambo, había aquí una crítica profunda: cada uno de los integrantes de Brigada A debía lidiar con una sociedad que no terminaba de integrarlos como veteranos de guerra.
Murdock era conocido como El Loco. Sus compañeros, cuando empiezan a armarse como un grupo de bien, lo rescatan de un psiquiátrico en el que había quedado internado luego de su paso por Vietnam. Enfocándonos en el guion, siempre se dijo que lo habían internado casi para quitárselo de encima, cuando en realidad no tenía ninguna enfermedad mental, y que solo fingía demencia para lograr involucrarse e infiltrarse en ciertas causas sin que se lo tuviera en cuenta.
Con el tiempo, los creadores contaron que sus dudas se basaban en si un personaje así, tan repetitivo, podía llegar a cansar al público. Estuvieron a punto de sacarlo, y luego decidieron incluirlo en algunos capítulos. La prueba fue exitosa, y Shutz terminó participando de todas las emisiones. No solo eso, sino que a medida que los capítulos fueron avanzando, le dieron más texto a su personaje. Su crecimiento fue tan rápido que lo sorprendió hasta al mismo actor.
Dwight Schultz nació el 24 de noviembre de 1947 en Baltimore, Estados Unidos. Hijo de un cartero y de una operadora de telefonía, siempre tuvo la idea fija de dedicarse a la actuación. En el colegio, entretenía a sus compañeros en los recreos realizando diversas imitaciones. Eso lo llevó a que, mientras terminaba el secundario, a la par tomara clases en la escuela de Artes Teatrales del Calvert Hall College High School, de la cual se recibió como uno de los alumnos más destacados.
Su primera experiencia televisiva fue a los 13 años, prestando su voz, un trabajo que repetiría en varias oportunidades en filmes de animación y videojuegos, incluso ya siendo famoso. Por ese tiempo creo su propio grupo musical y trabajó como asesor de productores. En un momento pensó que su carrera iría por ahí, pero todo cambió cuando se mudó a Nueva York, en busca de afianzar su carrera como actor. Esa fue su bisagra: quiso comprobar si se ganaría la vida en la actuación o regresaría al mundo del sonido.
Solo y en una ciudad desconocida, los primeros meses se ganó la vida trabajando como camarero y en una empresa de control de plagas. Hasta que al fin, por no bajar los brazos, logró un papel en la exitosa obra The Water Engine, en el off de Broadway. El teatro se volvió su refugió, más allá de que hizo alguna que otra película sin mayor repercusión, hasta que pegó el salto con Brigada A.
Allí tocó el cielo con las manos. Cobró un protagonismo tal que nunca más volvería a conseguir con otro personaje de tamaña repercusión, más allá de que siguió trabajando y buscando nuevas oportunidades. Uno de los papeles más razonantes fue Creadores de sombras (1989), parecía que una vez más iba a resurgir, pero siguió en un subibaja del que nunca más descendió.
En 1994 volvió a resurgir por su participación en Viaje a las estrellas, pero luego prácticamente dejaría de aparecer en las primeras filas hasta 2010, cuando hizo un cameo en la película Los Magníficos, basada en la serie Brigada A. Tras esa breve aparición, Schultz salió de escena, más allá de alguna entrevista o una participación en YouTube. Con 74 años decidió alejarse y buscar nuevos rumbos, siempre relacionado al rubro, pero sin involucrarse ni muchos menos buscar protagonismo. Admite que eso no es algo que persiga ni que tampoco le quite el sueño, sino todo lo contrario.
Una década atrás su nombre resonó con fuerza en los medios, pero debido a una polémica con la actriz Julia Roberts por cuestiones políticas. Dwight es un reconocido militante de los republicanos, a quienes Julia había descalificado, llamándolos “reptiles” y “repugnantes”. Al oírla, su colega no se quedó callado: “Ella sale y habla de mí, ¿por qué yo no voy a hablar de ella? Es una boca insípida y poco intelectual, esa es la única razón por la que es millonaria y no lo sabe. Abre la boca y piensa que sale algo que es esclarecedor. Entonces, yo estoy furioso”, dijo.
Justamente, por estos días Schultz se dedica a la política, no desde de adentro sino como un formador de opiniones. A la par, regresó a aquel trabajo de la adolescencia, prestando su voz. Quizás algún memorioso, o nostálgico con buen oído, podrá escuchar algo del viejo Murdock en Fallout, Final Fantasy, Metal Gear, God of War, Dragon Age o Batman, entre las tantas películas de animación y videojuegos en los que Dwight sigue vigente.
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