El fin de semana Fabián Gómez, conocido por todos como Piñón Fijo, hizo un posteo en su cuenta de Instagram donde dejaba entrever un conflicto familiar. La publicación desató la reacción de sus hijos, Sol y Jeremías, fruto del matrimonio de tres décadas con su exesposa, Karina Suárez. Ambos compartieron un comunicado para dar a conocer los motivos por los que ya no trabajan con su padre en los espectáculos infantiles, tal como hicieron durante años anteriores. El artista también brindó su versión, y quedó en evidencia que existen cuestiones sin resolver desde hace un buen tiempo.
El clown que rompió récords a fines de los ‘90 y principios de los 2000 -con 57 presentaciones en el Teatro Gran Rex y 19 presentaciones en el mítico Luna Park-, empezó su carrera en las plazas y parques de su provincia natal, Córdoba. Tal como él mismo expresó en distintas entrevistas, su compañera de vida tuvo mucho que ver en la existencia de su alter ego, al igual que su primogénita.
Oriundo de la localidad de Deán Funes, conoció a su futura esposa cuando tenía 17 años, y estuvieron tres años de novios hasta pasar por el altar. Dieron el “sí, quiero” en diciembre de 1986, y en vísperas de su primer aniversario se convirtieron en padres de Sol, la niña a la que apodarían en el futuro Solcito Fijo. Para ese entonces Fabián tenía 22 años, y según contó en una entrevista con Filo News en julio último, fue por ese entonces que nació también su personaje.
“Una noche, agarré una sábana de mi bebé Sol, que tiene 35 años ahora. Agarré una máquina de coser que me prestó mi vieja y esa sabanita la transformé en pantalón. Me fabriqué unos tiradores, me pinté la cara y me saqué una foto; ya venía con intentos pero me parece que ahí fue la decisión de decir: ‘El sábado voy al Parque Las Heras y hago lo que tengo que hacer’”, reveló durante la charla a corazón abierto que mantuvo con el periodista Julio Leiva. Sus inicios en la capital cordobesa coincidían con la paternidad, y mientras su hija crecía, también avanzaba a paso firme su popularidad.
Para cuando Sol era adolescente, su padre ya era conocido por el público masivo, y realizaba giras en el interior a la par de las grabaciones de su programa de televisión Piñón Fijo es mi nombre (El Trece). Con tan solo dos años de diferencia, su hermano Jeremías también vio en primera persona la fama que adquiría su papá, quien mantenía un bajísimo perfil de su vida personal, y mencionaba a Karina, docente de profesión, como la mujer que lo acompañaba en su proyecto profesional, alejada del mundo de las luces y los escenarios.
Aunque desde muy pequeños vivieron el detrás de escena de los shows de Piñón, y jugaban a subirse al escenario algunas veces, cuando tuvieron que elegir qué estudiar decidieron caminos distintos. Según revelan en sus respectivos perfiles en las redes sociales, Sol estudió Relaciones Públicas y Jeremías se formó en Cine y Televisión. Sin embargo, más adelante se sumaron al elenco con su padre: vestidos también con los colores primarios, pusieron en práctica todo lo que habían aprendido durante tantos años.
Todo parecía indicar que el legado familiar seguiría como una tradición, y el propio Fabián contaba en las entrevistas de promoción que hasta su esposa empezaba a involucrarse en la producción de los espectáculos detrás de cámaras. Incluso Sol vivió su primer embarazo -cuando estaba en la dulce espera de Luna- cinco años atrás y posó con su incipiente pancita junto a su papá en las giras que realizaron juntos.
Ahora Sol también es mamá del pequeño León, y el presente es completamente distinto: aseguró que hace cinco años no forma parte de los shows, mientras que hace ocho meses que no lo ve personalmente; y desmintió que la separación de sus padres, luego de más de treinta años en pareja, haya sido el motivo del distanciamiento.
En el texto que publicó en su cuenta de Instagram, explicó que Fabián está en pareja con una mujer que se llama Fernanda desde hace un tiempo, y que compartió el año pasado un viaje en motorhome con ella, a modo de prueba de que la ruptura del vínculo no tuvo nada que ver con la nueva pareja de su papá. A la hora de exponer la verdadera razón, sostuvo: “Es porque está desaparecido de nuestras vidas después del último de tantos maltratos (en mi semana 32 de embarazo). Y fue el último porque me animé a poner límite a las humillaciones crónicas después de 35 años”. Y remarcó que su idea era criar a sus hijos “en entornos sanos y alejados de violencia expresada en todas sus versiones, donde el respeto, la lealtad y la comprensión sean los pilares”.
Frente a esta situación y en medio de una serie de presentaciones, Gómez no pudo evitar la pregunta de los medios sobre el tema. “Por el momento no voy a hablar, y menos de Piñón por respeto a los chicos que siguen este personaje. Lo único que hice, mi gran pecado y si hubiera sabido las consecuencias no lo hubiera hecho, fue subir a las redes un posteo diciendo que extrañaba a mi nieta”, aseguró el artista.
En sintonía con los dichos cruzados de padre e hija, en diálogo con Filo News también había hecho una confesión sobre uno de los momentos más difíciles que le tocó vivir, y allí mencionó a su hija. “Cuando falleció mi mamá, ya venía mal la cosa. Yo me tenía que ir de gira a la Patagonia y el médico me dijo: ‘Mirá, andá de gira porque esto es un período de cosas que puede durar un día o tres años’. Y me pasó que tuve que tomar la decisión e irme”, dijo en un comienzo. En medio del tour un domingo que era el Día de la Madre, recibió la peor noticia.
“Falleció el 15 de octubre de 2006. Y volví a Córdoba, enfundado en esa responsabilidad de querer resolver todo. No me terminaba de caer la ficha”, explicó. Y relató que cuando llegó a su casa, se encontró con su hija, quien aún no había cumplido 20 años, y preguntó cómo despedirían a su abuela, ya que sabía que su última voluntad era descansar en paz en el mismo cementerio que sus once hermanos. Durante la charla reconoció que él no sabía que ese era su deseo, y por ende, cambiaron sus planes: “Recalculando, salimos a buscar féretros, combi para llevar eso, combi para la familia, y nos fuimos a San Antonio de la Paz, un pueblito muy chiquitito de Catamarca donde nació mi mamá”.
“La experiencia fue muy García Márquez porque salimos con el cajón de la iglesia a pata hasta el cementerio, por las calles de tierra. Y pasó una cosa muy hermosa esa vez, dentro de todo lo trágico, porque yo obviamente estaba de Fabián, pero todo el mundo sabía que yo era Piñón”, narró el momento que definió como una “anécdota tragicómica”. Y concluyó: “Yo iba con el cajón de mi vieja, venían los chicos. ‘¿Usted es Piñón? ¿Le puedo dar un beso?’ Sí, bueno, y les daba un beso”.
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