Cuando estalló lo que los usuarios de Twitter denominaron Wandagate hace diez meses, Kennys Palacios fue el confidente de Wanda Nara mientras atravesaba una profunda crisis con Mauro Icardi. Se conocen hace más de una década, y pasan mucho tiempo juntos por los proyectos laborales de la empresaria. El sábado el estilista estuvo invitado en PH, Podemos hablar (Telefe) y repasó sus inicios, alejado del mundo del maquillaje y la peluquería, hasta mudarse a París y vivir en la casa de invitados de la mediática.
En esta ocasión Andy Kusnetzoff también recibió a Jean Pierre Noher, Pampita Ardohain, Paula Robles, y Barby Franco. Los cinco dieron un paso al frente cuando la consigna fue “los que en el trabajo se hicieron de abajo”. Aunque muchas veces estuvo rodeado de modelos y actrices famosas, Kennys se caracterizó por el bajo perfil a lo largo de su carrera, y el conductor quiso saber cómo llegó a la capital francesa. El peinador contó que creció en San Fernando, y que sus padres se separaron cuando era chico.
“Terminé la escuela, y no sabía qué rumbo seguir ni para donde ir, así que laburé de verdulero”, dijo en un comienzo. Y aclaró: “En realidad no es que no quería estudiar, sino que pasé un último año de escuela bastante difícil con el tema del bullying”. En este sentido, aseguró que padecía estar con sus compañeros por los comentarios que le hacían, y durante un tiempo le mintió a sus padres por temor a contarles el verdadero motivo detrás de su tristeza: “Les decía: ‘Me voy a la escuela’, y me iba a la estación de tren a esperar a que pase la hora para llegar a mi casa como si hubiera ido”.
“La secundaria la pasé bastante difícil, y por ese motivo repetí de año. Creo que antes, no sé si por miedo al que dirán, pero era más difícil”, remarcó. Kusnetzoff le consultó si se arrepentía de no haber sido honesto con su familia para darles la oportunidad de que lo apoyaran y le brindaran contención, y el estilista confesó que le hubiera gustado animarse. “Mis viejos siempre me apoyaron en todo hasta el día de hoy, pero en ese momento no me atreví”, sostuvo.
“A mi madre nunca tuve que decirle nada, siempre me dijo: el día que tengas un problema, venís y me contás, mientras que vos seas feliz está todo bien. Nunca le tuve que decir soy esto o no soy esto”, explicó. Y continuó: “Yo me puse en pareja y mi hermana le dijo a mi papá: ‘Vos mirá, escuchá y callá'; y fue exactamente así, lo conocieron y estuvo todo bien”. En cuanto al momento en que encontró su vocación, comentó que su abuela era peluquera, y desde la infancia le gustaba jugar con las muñecas de su hermana para hacerles nuevos peinados: “Les cortaba el pelo, le ponía extensiones morochas a una rubia, me encantaba”.
Tuvo un fugaz paso por la universidad para estudiar relaciones públicas, pero cuando le llegó la oportunidad de trabajar en una peluquería no dudó en concentrar su energía en eso. Así conoció a Zaira Nara cuando hizo su primera tapa de revista, y fue quien le presentó a Wanda. “Mi primer laburo fue con Araceli González, pero después fui haciendo mi camino”, expresó. En el plano sentimental, contó que está en pareja y sostienen el vínculo con varios viajes de por medio: “Él vive acá, pero va a visitarme, me banca y nos bancamos mutuamente. Me apoya porque sabe que es un sueño para mí trabajar en París y en Italia”.
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