En el ciclo Los 8 escalones del millón (El Trece), se presentó Joaquín Villanueva, un joven no vidente de 22 años que sorprendió a Guido Kaczka por su habilidad de hablar al revés. “Si me decís una palabra o una oración, empiezo de la última letra hasta la primera de la primera palabra”, explicó el participante.
Durante la charla, el conductor le preguntó al concursante: “¿Vos lo hacés porque querés, o cada cosa de escuchás, la cabeza te piensa?”. Con total sinceridad, Joaquín le contestó: “No, empecé a los 8 años porque estaba aburrido. Empecé a improvisar con las palabras”. Luego, el joven mostró su talento y dijo con mucha rapidez los meses del año al revés.
Además, el participante contó que estudiaba la carrera de psicopedagogía y que le faltaba cursar una sola materia para recibirse. Luego, explicó que tenía previsto iniciar otros cursos, como programador informático e inglés. Por último, Joaquín dijo qué haría con el dinero en caso de ganar: “Colaboraría con mi madre a refaccionar la casa, que siempre la tuvo que remar sola y ayudaría un montón”.
Por otra parte, esta semana en el programa Los 8 escalones del millón se había presentado Horacio, un participante que trabajaba como carpintero y pasaba música en una emisora de San Fernando. En el final de la competencia, logró responder de manera correcta y pudo coronarse como ganador.
“¿Contra qué selección del mundo erró un penal Diego Maradona en el Mundial de Italia ‘90? A: Camerún, B: Yugoslavia, C: Italia D: Rumania”, preguntó Martín Liberman en Los 8 escalones del millón. Mientras que Jorge eligió la opción C, Horacio fue por la B, que era la correcta y se hizo acreedor del millón de pesos.
Apenas le acercaron el cheque y sonó la música que lo consagraba, se emocionó y al repasar qué haría con el premio, sorprendió a su familia, ya que el motivo no se lo había contado ni a los más íntimos. “Y lo que pasa es que yo el auto lo quería arreglar, aparte del techo de mi casa, porque mis viejos viven en Necochea y ya están grandes, entonces me costaba mucho poder ir a visitarlos”, contó casi entre lágrimas el carpintero que también hace las veces de musicalizador en una emisora de Necochea.
Por la distancia, no le resulta fácil ver a los suyos: “Con esto puedo arreglar el auto e ir a verlos, a mi mamá Isabella y a mi papá Ramón, que seguro me están viendo allá en Necochea, y no saben que estoy acá, tampoco”. “Ah, ¿No saben?”, quiso saber Guido Kaczka y agregó: “¡Uh! ¡La alegría que van a tener!”.
Entonces el carpintero dijo que podría imaginar cómo estarían sus papás: “Me emociono por eso, porque si Dios quiere se puede arreglar el auto y los puedo ir a visitar allá a mis padres”. Ante la pregunta de fuego, tal vez hasta más crucial que las del jurado, respecto a si quería regresar, dijo muy seguro que sí: “Volvemos, volvemos”. El lunes por la noche estuvo nuevamente en la competencia y aunque quedó en los escalones del medio, realizó en su paso una muy buena performance.
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