Y un día volvió. Ricardo Arjona regresó a su querida Buenos Aires, esa ciudad que lo supo cobijar cuando aún era un ignoto artista que cantaba en la calle Florida. Pero esta vuelta a la Argentina fue quizás la más especial de su carrera: claro, es la primera después de la pandemia que puso en pausa no solo a la industria de la música, sino a toda la humanidad.
El clima para recibirlo en el Movistar Arena era inmejorable. Ya varios minutos antes de su primera función -hará siete en total-, el estadio estaba repleto. El público, en su mayoría mujeres, estaba ansioso por recibirlo. En las primeras filas, se podían divisar los dos clubes de fans más eufóricos: se distinguían fácilmente a la vista por sus llamativos códigos de vestimenta, uno de ellos con sus remeras verde flúor, el otro con pelucas fucsia. Es que si hay un cantante que se puede jactar de la euforia de sus seguidoras, ese es el guatemalteco.
“¡Por fin aplico!”, se leía en uno de los tantos carteles que se vislumbraban entre la multitud. La fanática que lo preparó hacía referencia a la mítica canción “Señora de la cuatro décadas” que se estrenó 28 años atrás, cuando ella apenas tenía 13. Y hoy la edad le calza perfecto. “Ricardo, tengo un abrazo fuerte gratis para ti”, “Te amo”, y otras tantas leyendas, en algunos otros casos un poco más subidas de tono, también fueron parte de los mensajes que la gente le hizo llegar al artista. Y mezclada entre las fans, se destacó la presencia de Claudia Villafañe, confesa admiradora de Arjona desde sus inicios.
Las luces se apagaron y la espera terminó. Pocos minutos antes de las diez de la noche del viernes, cuando sonaron los primeros acordes de “Batichica” los gritos del público se hicieron sentir con fuerza. Y, aunque todavía no se lo podía ver en escena, la multitud acompañó cantando. Por fin, sobre el final de la primera canción, apareció el protagonista de la noche: vestido con un impecable traje negro y zapatillas, sobre una tarima. Ahí sí, el delirio fue total. Después le seguirían “Si yo fuera”, “Morir por vivir” y “Ella”. Y por fin, sus primeras palabras.
“Ha pasado mucho tiempo, han pasado muchas cosas”, comenzó expresando el artista. Y continuó: “El mundo se volvió mucho más loco de lo que ya era. Las cosas funcionan de manera extraña desde que no nos vemos. Nos metieron en cuatro paredes, nos encerraron ahí, nos pusieron mascarillas, nos dejaron con un celular en la mano y sin nada que hacer, que es más peligroso que una bomba nuclear. Entonces nos pusimos creativos y comenzamos a inventar cosas”. En tanto, detalló: “Cosas raras, una más que la otra. Hoy, las aceptamos, pero no las entendemos. Por ejemplo, en este tiempo de no hacer nada aparecieron 32 géneros, como si fuese importante sumar géneros y no dejar que la gente haga con su cuerpo lo que se le de la gana”.
“Y apareció gente por ahí, que fracasó en su casa, en su barrio, en su ciudad, en su país, con su familia...Fracasó en todos lados, pero hoy son coachs, le enseñan a la gente cómo vivir y dan conferencias. Hay por todos lados”, siguió. Y se refirió al auge del lenguaje inclusivo: “Hubo gente que desfiló para provocar el cambio de las vocales en las palabras. Yo tendría que saludar esta noche: ´Buenas noches a todes´, por ejemplo. Eso es producto de quedarse encerrado sin nada que hacer”. Como un guiño a su público femenino, apuntó: “Otros desfilaban por ahí diciendo a los cuatro vientos que las mujeres tenían que ganar más que los hombres...y yo decía: ´¿Y por qué no pueden ganar más?´”. Entonces, dio pie a su próximo tema, “Hongos”: “De tanto que no entendí, logré rescatarle por lo menos la primera línea de esta canción. Estoy feliz de estar acá, bienvenidos, gracias por estar”.
La lista interminable de hits siguió con “Apnea”, “Acompáñame a estar solo”, “El amor” y “El problema”, entre otros tantos. Y, en una faceta un poco más verborrágica que en otras oportunidades, nunca dejó de interactuar con la gente: ya sea para hacer introducciones sobre alguna canción en particular, o incluso también para apreciar los originales carteles que alcanzaba a leer de la platea. Por caso, una de las pancartas decía “Marta”, el nombre de uno de sus temas. “Bueno, vamos a hacer esa, es más, creo que nunca la hice...pude pasar cualquier cosa, vamos a tratar de hacerla lo mejor posible ¿Vos te llamás así también? Ah, no, es a canción”, le comentó a la espectadora que le mostró el cartel.
Pero sin dudas la fanática que generó la envidia de las otras miles que estaban presentes fue una que se encontraba en las primeras filas, y que tuvo la fortuna de que el cantante le tome su celular e hiciera videollamada con una amiga, a quien le dedicó “Señora de las cuatro décadas”.
Tampoco faltaron los clásicos “Dime que no”, “Cuándo”, “Cómo duele”, “Historia de taxi”, “Desnuda”, Te conozco”, “Minutos” y varios más. En lo que parecía ser el final, interpretó “Fuiste tú”, uno de los más esperados, pero todavía había tiempo para una más, porque la noche no podía terminar sin “Mujeres”, que hizo explotar el estadio en un cierre que tuvo un guiño más que especial para los fans locales: Arjona se quitó rápidamente su traje para volver a salir rápidamente al escenario vistiendo la “10″ de la selección argentina.
En un show que se prolongó por más de dos horas, Arjona no solo no decepcionó, sino que hizo vibrar a su público. “¡Hermanos, se los quiere! ¡Gracias!”, se despidió, agradecido por el cariño de sus seguidores que, una vez más, lo acompañaron, como desde hace ya más de 35 años.
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