Crónica de una traición: quién es Nahuel Lodi, cómo conoció a Pepe Cibrián y por qué el entorno del director sospechaba de él

Cuando restaba una semana para dar el sí, el joven de 33 años fue filmado besándose con otro hombre. El artista de 74 -que recién un mes después supo de la existencia del escandaloso video- jura que no lo perdonará. Origen, desarrollo y -polémico- final de una relación que no superó la comezón del séptimo... mes

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Pepe Cibrián y Nahuel Lodi en la producción con Teleshow, que brindaron apenas días antes de casarse (Foto: Gastón Taylor)
Pepe Cibrián y Nahuel Lodi en la producción con Teleshow, que brindaron apenas días antes de casarse (Foto: Gastón Taylor)

Primero Nahuel Lodi le escribió en vano por Instagram, algo así como un año antes de aquel match en una app de citas que -luego de ese intento fallido inicial- provocó una primera conversación. La precisión no es posible. “Calculo que fue en enero de este año”, especula Pepe Cibrián sobre el día en que conoció -virtualmente- a aquel joven que, desde el vamos, se caracterizó por su insistencia: buscó un acercamiento en una red social, lo intentó por otra ante la falta de respuestas.

Un breve intercambio por chat alcanzó para subir un escalón en las instancias del cortejo 2.0, tan propio de estos días: hicieron una videollamada. Y el prestigioso director teatral quedó atrapado por la sonrisa (”me encantó”) de este muchacho de 33 años, “atractivo y de un metro 89″, de “carácter fuerte y gran determinación”, que “toca el piano y algún otro instrumento más”, un hombre “cálido” pero “a su manera”, porque “tal vez no sea demostrativo con los abrazos pero sabe compensarlos con otras atenciones de la vida cotidiana”.

Nahuel Lodi, cuando todo era tranquilidad
Nahuel Lodi, cuando todo era tranquilidad

Así describía Pepe a Nahuel en una entrevista íntima con Teleshow, concedida días antes de que el 27 de junio ambos se comprometieran ante familiares y amigos, con una gran fiesta que tuvo una ausencia anunciada: la de Georgina Barbarossa. Pero ya volveremos a esta circunstancia.

A poco de conocerse, el amor entre ellos ya era manifiesto. Y la relación marchaba a gran velocidad. Quizás por la amplia distancia -casi 100 kilómetros- que separa a Berazategui -adonde vivía Lodi- de Pilar -adonde reside Cibrián-, la convivencia no tardaría en llegar. A la par, Nahuel dejaba su puesto en la cafetería del una estación de servicio para pasar a ocuparse de “la coordinación de varios de mis proyectos”, según puntualizaba el creador de Drácula, quien justificaba su inclusión explicando que su pareja “no es un intelectual, pero es muy ávido y sensible”. Además, sostenía que era “buen amigo, buen hijo y buen padre”.

Nahuel tiene mellizos de siete años, frutos de un matrimonio anterior. Cibrián conocía a los chicos “solo por fotos y por sus relatos”, comprendiendo que lo mejor era estar atentos a sus tiempos y necesidades. “Aún no se han integrado y me parece muy bien, él sabrá cuándo será el momento. El compromiso que mantiene con ellos es lo que más me conmovió en aquel primer contacto que tuvimos, será por el deseo que he tenido siempre...”, declaraba el hijo de la recordada Ana María Campoy, en referencia a sus propios anhelos de paternidad.

Cómplices: Pepe Cibrián y Nahuel Lodi en el jardín de la casa que el director posee en Pilar; ya no conviven (Foto: Gastón Taylor)
Cómplices: Pepe Cibrián y Nahuel Lodi en el jardín de la casa que el director posee en Pilar; ya no conviven (Foto: Gastón Taylor)

Quizás porque el amor a los 74 años resulta diferente, en el reportaje con este sitio a Pepe le costaba definir sus sentimientos: “¿Si estoy enamorado de Nahuel? ¡No lo sé! Sé que lo quiero infinitamente. Sé que lo extraño. Si estar enamorado es que te pique el estómago, pues me pica. Si es escuchar campanas, las escucho”. Como fuera, era suficiente para suscribir el noviazgo, aunque hizo falta la intervención del suegro de Cibrián, que puede hallar un atisbo en esa insistencia tan propia de Nahuel.

Sucedió en la segunda reunión entre el director y los Lodi, en marzo. Unas semanas antes, en la presentación oficial (“adoro a mis suegros, que deben rondar los 60 años... son mucho más chicos que yo”), Pepe le había hecho un comentario como al pasar a Daniel: ”¿Qué te parece si alguna vez me caso con tu hijo?”. La respuesta fue sincera: ”Si a ustedes los hace felices, ¿por qué no?”. Y al verse de nuevo el hombre recogió el guante y, frente a Nahuel, indagó: ”Bueno Pepe, entonces... ¿cuándo se casan?”. “En junio...”, titubearon los novios.

¡Vivan los novios! Pepe Cibrián y Nahuel Lodi, luego de dar el sí; una semana antes el joven había estado a los besos con otro hombre, pero por entonces su marido no lo sabía (Foto: Ramiro Souto)
¡Vivan los novios! Pepe Cibrián y Nahuel Lodi, luego de dar el sí; una semana antes el joven había estado a los besos con otro hombre, pero por entonces su marido no lo sabía (Foto: Ramiro Souto)

No sería un casamiento en sí: Pepe y Nahuel firmarían ante un escribano el Deber de Asistencia Mutua, una obligación legal por la cual cada uno asegura que se encargará del bienestar del otro. Al fin de cuentas, un mero trámite burocrático que no significaría otra cosa más que la concreción de un amor sano, desprovisto de cualquier interés. ¿O no? Bueno, no. Al menos en la mirada de varias amigas del dramaturgo, y no solo de Barbarossa: también Claudia Lapacó y Cecilia Milone mantenían esta postura, mostrando sus recaudos ante la incipiente unión. Y se lo hicieron saber. “¡¿Pepe, vos sabés bien quién es?!”, le dijeron, palabras más o menos.

Él se lo tomó con naturalidad, creyendo que esa sospecha era “lógica”. ¿Cuál fue su respuesta? “Ya deberían saber que no soy tonto. No, no soy tonto. ¡Además, si yo hubiese elegido estar con alguien a cambio de darle un bienestar económico, ¿cuál es el problema? Con mi dinero hago todo aquello que quiero”.

Así, los novios arribaron al 24 de junio, cuando se realizó la ceremonia legal en la que Georgina, en un móvil de Intrusos, le dijo a Lodi, adelante de Pepe: “Si no lo querés bien te vamos a romper el alma”. Después vendría la fiesta en la que Cibrián dejó afuera a la conductora. Y más tarde los cruces mediáticos entre los dos, con un Cibrián dolido con Barbarossa. Y la tristeza por una amistad rota. Y algo más tarde -no demasiado...-, el escándalo que muchos avizoraron: el video filtrado de Lodi a los besos con otro hombre en su despedida de soltero, una semana antes del casamiento. Y entonces, el desconsuelo del querido Pepe... “Al enterarme le pedí a alguien que hablara con Nahuel y que se fuera, que no tenía más nada que hablar porque no hay una solución para esto”, declaró.

En estas horas el director mostró con quiénes comparte su cama: sus perros, los únicos seres de este mundo capaces de otorgar un amor incondicional, carente de traición alguna.

Pepe Cibrián, hoy: acompañado por sus mascotas (Instagram)
Pepe Cibrián, hoy: acompañado por sus mascotas (Instagram)

El dolor irá menguando con los días, las semanas, los meses. Los recuerdos también. Los malos, los buenos. Y los especiales. Como aquella discusión porque Nahuel no quiso ayudarlo a quitarse los pantalones. “Después me escribió una notita: ´Vos podés hacerlo solo. Yo voy a quitártelos después de los 90´. Y me pareció muy bello... -decía Cibrián por aquellos días del amor idílico-. Ahora fijate, él presupone que yo voy a vivir más de 90 años y es más, que voy a necesitar que me los saquen. ¡Está loco! A lo mejor es él quien lo necesite...”.

Ya no parece haber tiempo para recuperar una relación amorosa que se extendió por tan solo siete meses. Resta saber si todavía lo hay para recuperar una amistad: la de Pepe y Georgina.

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