Chispeante, pícara, rapaz. Gesticula, habla y capta la atención de todos a su alrededor. Y acá viene de nuevo. La última de Fabi Cantillo es que un día, hace seis años, se le ocurrió una idea para una película. Y la empezó a crear, con constancia, sin disciplina y con métodos poco ortodoxos para las reglas del cine. ¿Quién necesita confeccionar una escaleta teniendo un grupo de whatsapp en el que puede enviar audios en los que relata una escena? Así empezó Lágrimas de Fuego, film que está por rodarse bajo la dirección de Gabriel Grieco.
“Se armó un grupito hermoso. ¡Magia! Le ponemos el pecho a las balas, porque pasa de todo, en el país, en mi vida... Y no me importa nada, sigo adelante. Yo tengo guías espirituales y hace poco hablaba con uno y me decía: ‘Hay que seguir, hay que seguir’. Estoy en recuperación, como todo el mundo sabe, y eso te lleva a querer más. Y cuando uno quiere más buena vibra, te vuelve buena vibra. Pero también hay pruebas que te tiran. Y si vos seguís, vuelve. Es un misterio la vida”, resume Fabi en diálogo con Teleshow.
En esta aventura cinematográfica a Fabi la acompañan Gastón Pauls, Inés Estévez, Victoria Aragón, Florencia Peña, Pipo Cipolatti, Julia Zenko y Santiago Montes de Oca, entre otros. La historia gira en torno a Laura -encarnada por la cantante-, una mujer que tiene un bar, que es fóbica al fuego y que recibe el alta del neuropsiquiátrico en el que estaba internada.
“Y no te puedo contar más”, interrumpe Cantilo para guardar un resto de sorpresa. Aunque da algunas pistas. “Según Pauls, la película tiene mucho de David Lynch. Según yo, tiene mucho de (Federico) Fellini y de (Quentin) Tarantino. Nunca me puse a pensar en nada, simplemente escribí delirios graciosos y densos, como es la vida misma. Mi vida es así, tragicómica. Y espero que siga siendo así... Aunque también necesito un poco de paz”, dice.
—¿Hay algo de vos en tu personaje?
—No, no tengo nada que ver con mi personaje. Estudié teatro, no mucho, ¡pero hago teatro todo el tiempo! Actúo un montón, aunque la gente no se de cuenta (se ríe).
—Entonces, ¿cómo es Laura?
—La compuse de afuera para adentro. Hablando con Santiago Montes de Oca, que es director de actores, me puse a pensar cómo era ella. Entonces, le bajo el tono de voz, no hace gestos. Es muy limpia, tiene las uñas largas, es diferente. Y supongo que cuando lo veas de afuera, te das cuenta de que yo estoy haciendo un esfuerzo para hablar así (baja la voz súbitamente, tira para atrás la cabellera y deshace el flequillo). Tiene el pelo así. Así es Laura. De golpe me convertí… ¡Vuelvo a ser Fabi, rapidísimo! (vuelve a peinarse con el flequillo hacia adelante). Me encanta actuar porque es liberador, te vas de vos, te metés en otro universo a ser otra persona.
“El rodaje está por arrancar. Por problemas de dinero, vamos a hacer tres semanas ahora y una después”, cuenta quien también se encargó de componer parte de la música original que tendrá la película. “Hay 4 o 5 temas míos, más otros cuatro de Marisa Pérez, quien encarnará a una estrella pop, especie de Lady Gaga, y compuso los temas que canta su personaje. También hay una música incidental compuesta por Cristian Hubert, que parece (Erik) Satie, de una belleza, una sutileza... Hacer esto fue como escribir un disco larguísimo”, define Fabi.
—Tu último disco (Cuna de piedra) salió en 2019, poco antes de la pandemia. Casi no lo pudiste presentar...
—A mis discos siempre les pasan cosas, porque son rarísimos y no hacen lo que la gente quiere. Siempre propongo cosas raras. Y se dan cuenta después, o no se dan cuenta nunca... ¡y no me importa! Elegí no hacer dulce de leche ni máquinas de chorizos: estoy más cerca de Peter Gabriel que del reggaetón y qué suerte que es así. Dentro de poco, voy a hacer música para resucitar a los indios. Me vuelvo a preguntar por qué mataron a los indios. Sobre todo a las mujeres de los indios y dónde están los bebés. ¡Voy a empezar a hacer canciones de resurrección de los bebés de los indios muertos! Me fui al carajo...
—¿Cómo?
—Hace mucho que estoy investigando sobre Erks, una ciudad extraterrestre que está en otra dimensión, que sé que la vieron algunos seres. Está en Los Terrones, en Córdoba, cerca de Capilla del Monte. Parece que la tierra es hueca y hay habitantes... Quiero saber qué pasó con los habitantes de ese lugar, los indios comechingones. Quiero recuperar el folclore de nuestra tierra. Pero no solo del gaucho triste, sino saber qué pasó con los indios. Me agarró el ataque con el bombo y de la tierra… De paso, hago un llamado a los pibes, a que miren para adentro, que dejen de imitar a los negros de Estados Unidos. Está todo bien con ellos, que crearon el rap y todo eso. Pero, ¿por qué hacen todos lo mismo? ¿Son tarados? No entiendo. Todos y todas hacen lo mismo, dale.
—Empezaste en la música con el folklore, ¿verdad?
—Sí, desde los 6 años canto y toco folklore, gracias a Dios. Mi familia es muy tradicionalista, mi tío Vasquito, que se murió en el campo, era alcohólico… ¡otro loco que ponía bombas! Él me acercó esa música. Esa rama de la familia estaba buena. No así... Bueno, no importa. No voy a hablar de esto… ¡Me fui al carajo, pero me encanta!
—¿Es verdad que tu primer recital de rock fue uno de Pescado Rabioso, al que te llevó tu prima Patricia Bullrich?
—Sí. Me acuerdo de que yo estaba atrás de todo. Me acuerdo de Luis (Alberto Spinetta), pero no sabía quiénes eran los de la banda. También lo recuerdo a David (Lebón)… era un ser con pelo largo. Me acuerdo de un zapato y una guillermina… Me acuerdo solo de eso y de (imita a Patricia Bullrich): “¿Qué hashé, Fabi? ¿Te gushta la música progreshiva?”. (se ríe) No hablo de política. Solo voy a decir eso, porque la otra estaba en otra, ¿viste? (hace un gesto de locura).
—¿Ese recital fue tu entrada al rock?
—Nah, no fue mi entrada al rock. Llegó porque la otra (Patricia) estaba en una. Imaginate. Estaban en una todos esos...
—¿Y cómo entraste al rock, entonces?
—Ya había entrado al rock cuando nací (se ríe).
—¿El rock te salvó la vida o te la complicó?
—¡No había otra cosa que hacer! El rock te da una licencia para ser vos. No hay reglas. Te la bancás o no te la bancás. Y te puede matar. Es como un campo libre: hacé lo quieras. Puede ser muy peligroso. Creo que es un lugar de absoluta libertad. Eso es lo bueno y lo malo, depende de vos.
—Hace un rato le pediste a alguien que se sacara el barbijo para hablarte y festejaste porque el final de la pandemia está cada vez más cerca. ¿Cómo atravesaste esta época?
—Viví muy tranquila, en mi casa. Lo bueno de la pandemia es que hay delivery y hacés todo por whatsapp y zoom. Es interesante que se creen nuevos medios, otras adaptabilidades más modernas, si se quiere. O se pudre todo y ganan, y sobreviven los que podemos vivir en chozas, que soy una. Puedo adaptarme a cualquier situación. Estuve investigando toda la materia porque no le creí nada a nadie. Hice mis propios métodos, que obviamente no voy a explicar porque sino me van a meter presa. Que la vacuna sea obligatoria, me parece un delirio. Y a un montón de medicamentos y cuestiones naturales, las prohibieron… daaaale. Lamentablemente, y por suerte, soy una privilegiada. Yo entiendo a la gente que vivió apiñada y con miedo, tengo compasión por ellos porque es jodido estando al lado del otro, te podés contagiar… Sí, el puto virus existe. Lo enchufaron, obviamente. Yo soy libre de pensar y de creer lo que quiero, ¿o no? ¿Me van a detener porque no puedo pensar? Es lo que yo pienso, puedo ser paranoica.
—¿Cómo venís con tu recuperación?
—¿Qué día es hoy? ¿7? (Nota: La entrevista se realizó el pasado 7 de julio) ¡Hoy cumplo mes! ¡9 años y 8 meses, señores! ¿Cómo es? Lo máximo. No solo soy un ejemplo para gente que de verdad está muy mal. Además no como carne, ningún tipo de carne. Yo creo que el ser humano del futuro empieza así, sin nada, porque te dan droga para dormirte. ¡Sin droga, viejo! No nacemos con el pelpa en la mano y el porro, sino vendríamos con eso. Hay mucho para explorar, pero drogados no podemos. Lo que estamos viviendo es un horror. Y yo, desde mi pequeño mundillo, estoy explorando y eso lo tenemos que hacer sin droga. Lo primero que hay que hacer es dejar de drogarse. Si nos diéramos cuenta donde estamos, ustedes también dirían lo mismo. Entonces, ¿cómo me siento? Que recién empecé. Y nos falta un montón. Encima nos distraen con boludeces. La política es una distracción… Y no te digo más nada.
—¿Alguna vez lloraste lágrimas de fuego?
—¡Nunca me preguntaron eso! Obviamente que sí, he llorado lágrimas de fuego. Es algo inexplicable. “Lágrimas de fuego” es un título de Fernando Noy, quien también está en la película.
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