Pasaron 20 años del furor de Rebelde Way y si bien muchos de sus protagonistas siguieron su camino en los medios, algunos otros decidieron alejarse de los flashes. Este último caso es el de Jazmín Beccar Varela, que interpretaba a Luján, la mejor amiga del personaje de Camila Bordonaba, otra de las actrices del elenco que simplemente eligió una vida sin la exposición que la encandiló durante esos años en los que la tira producida por Cris Morena provocaba un fanatismo desmedido entre los adolescentes. Porque, según relata Jazmín a Teleshow, no había forma de salir a la calle sin que a los segundos se formara un tumulto de gente para pedirle un autógrafo. Claro, en 2002 todavía no era época de selfies.
“A mí me tocó justo el momento del viaje de egresados y recuerdo la situación de no poder estar en un boliche: me tenía que ir a las dos de la mañana de la fiesta porque me rodeaban tanto que no lo soportaba. Y no lo hacía de estrella, si no porque mis amigas estaban en una y yo estaba totalmente en otra onda: no lo podía disfrutar”, comenta, todavía asombrándose con el recuerdo. “Nunca nos imaginamos esa exposición. Yo trataba de amoldarme a la vida cotidiana y después me daba cuenta de que no se podía porque les cagaba las salidas a mis amigas”.
Sin embargo, destaca que el mayor fanatismo lo vivió en Israel, país en el que solían hacer giras: “Era otro extremo. Recuerdo que se nos trepaban a las combis cuando íbamos. También tuvimos que cambiarnos de hotel porque nos invadieron el primero en donde estuvimos... Fue una locura, había un fervor que para mí no tiene igual”.
Hoy, a los 36 años, Jazmín recuerda esa época con mucho cariño, porque además supo forjar una gran amistad con algunos de sus excompañeros. Entre ellos Bordonaba, con la que sigue teniendo contacto -fue a visitarla en septiembre a Bariloche, donde reside en una comunidad- y para quien solo tiene elogios: “(La de Camila) es una decisión súper personal, es 100% genuina y la representa. Ella es muy determinada y cuando toma decisiones, las toma en serio. No tiene Instagram, redes sociales, y cuando vos vas, te das cuenta por qué: vive en otra, en un mundo alejado de medios y no significa que esté fuera de la realidad, para nada. Está enterada de todo lo que pasa en el país y conectada desde un lado genuino, con las personas que elige”.
“Nos llevábamos todos espectacular, éramos adolescentes y no hubo ni un problema de ego, los protagonistas no pasaban a ser protagonistas jamás entre nosotros: eran uno más. Éramos un grupo de amigos”, recuerda sobre la intimidad de las grabaciones en la que, admite, muchas veces tenían que parar por los bloopers y las tentadas de risas que se generaban entre ellos.
Un presente libre de prejuicios
Jazmín es mamá de Tito, de dos años, que tuvo con su anterior pareja, Franco Stivala. Es licenciada en Periodismo y trabaja en el área de Comunicación Corporativa de una empresa internacional. Poco tiempo atrás decidió formalizar una relación con Sofía Accattoli, con quien ya convive, y lograron conformar una familia ensamblada. “Nosotras vivimos felices, podemos vivir libres, nos animamos a que no nos importe. Queremos visibilizar la vida, el amor y lo cotidiano. Porque esto es alegría, es animarte a ser feliz. La vida es corta y no te olvides que se trata de amar y de ser feliz. El que te acompaña, increíble; y el que no, se la pierde”, escribió en un posteo que hizo en su cuenta de Instagram el último 26 de abril, Día de la Visibilidad Lésbica.
—Más allá de mostrar tu cotidianeidad, dejás muy lindos mensajes en tus redes sociales.
—Trato de normalizarlo. La verdad es esa: mi vida es súper normal. Y espero que mucha gente pueda vivirlo de la manera que lo vivo yo. Trato de mostrar eso: que se puede ser libre, ser feliz y ser normal. Nos dijeron en algún momento que eso no era normal, y por eso muestro que vivo con mi novia en mi casa y mi hijo está acá, y convive con nosotras, y no pasa nada. Después se va con el padre. Somos una familia súper ensamblada y todos nos llevamos bien. Uno puede seguir trabajando en una empresa y llevar una vida súper normal. De hecho ese es el objetivo, visibilizar y normalizar algo para que cualquiera que esté en la misma situación diga: “Ah, pará, puedo tener una vida totalmente normal”.
—¿Sentís que hay mucha gente que todavía no lo puede vivir con normalidad?
—Hay gente que te sigue preguntando si saliste del closet o no... Ya cuando existe esa pregunta es que existe un closet. Entonces, la idea es que la gente no tenga que salir nunca más de un closet ni de ningún lado escuro, que sepa que puede existir la vida normal común y corriente amando a quien vos quieras. Obvio que lo ideal sería que no haya que normalizar, pero todavía nos tenemos que tomar el trabajo, los que podemos vivirlo, de mostrarle a los demás que tal vez para algunos no sea tan fácil, pero después es mucho más feliz todo. Es lo único que nos queda a lo que hoy lo podemos vivir. Hay otros que todavía siguen deprimidos, sea por ellos o por su familia, o por su entorno.
—¿Aprovechás la cantidad de seguidores para dar estos mensajes?
—Sí, aunque tampoco quiero cansar o volverme una abanderada, pero lo intento.
—¿Te gustaría volver a la actuación?
—Estoy muy feliz con esto, pero justo el otro día también me lo preguntaba mi representante. Nunca dije que no, siempre que se presente la posibilidad lo haría, de ir a un casting y demás, pero no significa que hoy esté activamente buscando eso. Lo de las redes fue algo que fue creciendo, tengo un montón de seguidores en Instagram y por ahí canalizo un montón de las cosas que hago, pero no lo hago con el afán de tener cada vez más followers, sino desde el lado de mostrar mi vida cotidiana. No sé, algo habrá que le divierte a la gente que me sigue. Si algún día vuelvo a la actuación, sería con total responsabilidad. No hago nada a medias.
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