Juan José Campanella, dueño de una extensa trayectoria, tiene más de una decena de películas en su haber y hasta ganó un premio Oscar a mejor película extranjera en el 2010 por El secreto de sus ojos. Sin embargo, el cineasta no siempre tuvo las cosas tan claras y en su juventud comenzó a estudiar ingeniería hasta que una película lo marcó.
Fue en Los 8 escalones del millón, que recordó el momento en que su cabeza hijo click. “Ahora viene la pregunta del director, guionista de cine, de televisión, tantas historias lindas que disfrutamos”, presentó Guido Kaczka al jurado invitado a de la noche. “Tengo unos nervios que no te imaginás, me siento Cobos (Julio) en esa noche del positivo no positivo y con el corazón roto por los que quedaron en la escalera, mucha suerte son jóvenes y les va a ir bien, adelante”, dijo.
Luego fue su turno de evaluar a las finalistas: “Les tengo que hacer una pregunta sobre la mejor película de la historia del cine a mi juicio, ciertamente la mas emocionante que logra lo que muchos buscamos, que es que que cuando se ve, la vida del espectador sea distinta, que no vuelva a ser la misma. La película es Qué bello es vivir, es de 1946 y la pregunta es, ¿durante las vísperas de cual de estas festividades transcurre la trama? A: Pascuas, B: Navidad, C: San Valentín o D: Acción de Gracias”.
Mayra respondió Navidad y sacó una luz verde ante Érica que creyó que se trataba del Día de los Enamorados. Entonces, el director de El secreto de sus ojos hizo una revelación: “Hay una correcta, ¿puedo contar una anécdota personal con esta película? La vi en la sala Leopoldo Lugones en 1980, estudiaba ingeniería y esa tarde decidí hacer cine. Dije que si alguien 40 años después a diez mil kilómetros de distancia y que habla otro idioma puede hacer sentir a otro lo que yo sentí al ver esa película, esto es donde yo quiero trabajar”.
Qué bello es vivir, de 1946 es una película estadounidense dirigida y producida por Frank Capra, basada en el cuento El mayor regalo, de Philip Van Doren Stern. Cuenta la historia de George Bailey, un hombre que ha renunciado continuamente a sus sueños debido a su sentido de la responsabilidad, su generosidad y su altruismo, y cuyo propósito de suicidarse en Nochebuena y para evitarlo, aparece su ángel de la guarda que para evitar que lo haga le muestra cómo sería la vida des demás si él no hubiese existido.
En su momento no le fue bien en la taquilla y tampoco en los Oscar, nominada a cinco estatuillas incluyendo director y mejor película, no ganó ninguna, pero años más tarde fue catalogada como una de las cien mejores películas de la historia del cine.
En una entrevista que dio para la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, Campanella explicó aquel proceso: “Al terminar la secundaria en la Argentina, obviamente no se me ocurrió estudiar cine, porque era condenarme a morir de hambre. Empecé a estudiar ingeniería, fui un desastre como alumno de ingeniería y en tercer año empecé a estudiar cine de noche, como hobby, y a fin de ese año no me importaba morirme de hambre porque la verdad es que me picó el bichito como a todos los alumnos que llegan a segundo año. No sé si acá es lo mismo, que en primero son mil y en segundo año son diez. Quedan esos diez y pobres, están condenados para toda la vida”.
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