Este martes 5, minutos antes del mediodía, murió Jorge Cacho Fontana, a los 90 años. Su corazón dejó de latir en el hogar que lo cobijaba desde hacía varios años. Y en el que ha recibido las visitas de Liliana Caldini, la madre de las gemelas Antonella y Ludmila, dos de las tres hijas del conductor. Quiso el destino -o el amor que se tuvieron, o los designios de la vida, que siempre nos resultará misteriosa-, que unas pocas horas partiera quien fue uno de los grandes amores de Fontana: Caldini falleció en la noche del domingo 3.
Cuando comenzaron a salir, el romance escandalizó a la sociedad: pocos comprendían el noviazgo de una joven de 18 años con el consagrado locutor de 38, que se había separado recientemente de la actriz, cantante y bailarina Beba Bidart. Se vieron por primera vez cuando Cacho la entrevistó en su ciclo Fontana Show, por ser Liliana la protagonista de un afamado anuncio de cigarrillos y parte de Los Campanelli, el programa éxito de los domingos.
Y allí, el flechazo fue inmediato: a la salida del estudio se fueron a tomar una gaseosa a un bar cercano. Al otro día ella recibió una docena de rosas. Pero el destino -surgiendo por primera vez- pareció distanciarlos. O buscó hacerlo: Fontana debió viajar a Italia para transmitir el Festival de San Remo para Canal 13, mientras Caldini tuvo que dirigirse a Mar del Plata. Pero... “Soy Liliana, estoy con dos amigos y quiero verte”, lo sorprendió ella al teléfono cuando Cacho ya estaba instalado en el cuarto de su hotel italiano.
Ese año, Fontana festejó su cumpleaños con la ascendente modelo, y ambos volvieron a viajar a ese país europeo. Los rumores de una relación entre ellos no tardaron en aparecer. Y entre desmentidas de los protagonistas, la periodista Valentina, pionera en el rubro chimentos, fue la primera en confirmar la bomba: “Cacho Fontana y Liliana Caldini se casaron en Italia”. Revuelo mediático. “Sí, estamos de novios”, admitió el conductor ante la multitud de periodistas que los esperaban en el Aeropuerto de Ezeiza. La actriz, por su parte, cuatro meses después anunció: “Dejo la profesión. No tengo vocación. Soy la mujer de Cacho y quiero resguardar nuestra intimidad como algo sagrado. Tuvimos que pelear mucho por esto y ahora tenemos que defenderlo”.
Estaba claro que no era un capricho del momento. La historia de amor continuó y, siete años después, el locutor sorprendió al comunicar que pronto iban a agrandar su familia. “Voy a ser padre dentro de unos meses. Estoy loco de contento y tengo ganas de que sea un varón”, había expresado en el programa de su amiga Pinky. Finamente, se supo que iban a ser dos gemelas, que nacieron luego de un riesgoso parto.
El amor llegó a su fin a principios de 1982, luego de 12 años juntos. De nuevo, el revuelo en la prensa. “Voy a cumplir 50, estoy en crisis profesional. Liliana tiene 30 y las mujeres de esa edad también entran en crisis”, había admitido él, mientras que ella también dijo lo suyo: “No estoy enamorada de Cacho. Fueron 12 años casi perfectos pero la crisis es muy grave”. La convivencia fue quizás el factor que más detonó la relación: ella aseguraba que él tenía mal carácter y él, sostuvo que nunca vivió un gran amor a su lado.
Después de la turbulencia lógica de los tiempos posteriores a la separación, Cacho recordaría aquella relación con otra mirada. “Costó que la gente aceptara mi relación con Liliana. Tardamos como cuatro años en mostrarnos en público. Para muchos yo era un viejo verde, cansado, con mucha guita, que buscaba una chica joven para divertirse. Hoy esa historia sería el cuento de Caperucita. Ella está en Miami y tenemos un muy buen vínculo”, había rememorado. Liliana destacaba que fueron sus dos hijas en común la razón por la que seguían en un contacto con cierta armonía.
Y por esas cosas del destino, ambos partieron de este mundo con apenas horas de diferencia. Ella lo hizo el domingo por la noche a los 70 años, y él este martes a los 90, luego de haber sufrido varios percances de salud en el último tiempo, como una neumonía, debido a las secuelas que le había dejado el coronavirus. “Estábamos esperando para decirle que mamá murió porque pensamos que le podía afectar”, contó Antonella.
Todo por obra de... No, nadie lo sabe. Solo resta creer en el amor, antes que en el destino. Y enfrentar el dolor, como se pueda, tal como les está sucediendo por estas horas a Antonella y Ludmila.
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