Décadas de radio y televisión valen por decenas de recuerdos invaluables. Cacho Fontana fue un prócer del periodismo y la conducción. A los 90 años, el locutor partió de este plano. Había tenido unos cuantos percances de salud en el último tiempo, como una neumonía, debido a las secuelas que le había dejado el coronavirus. Y murió dos días después de la madre de sus hijas: Liliana Caldini. Nos deja un legado invaluable y un ramillete de anécdotas y sellos personales.
El origen de sus dos frases más famosas
Uno de los clásicos televisivos de Cacho Fontana fue el programa Odol pregunta. La gente lo identificaba tanto con esa marca que alguna vez contó que si entraba a una farmacia y “no pido dentífrico Odol, me matan”. De ese programa todavía perdura su latiguillo. Ante cada respuesta correcta de los participantes, Cacho Fontana contestaba “con seguridad”. Esa muletilla fue un invento propio. “Al principio decía ‘Sí, con seguridad, ganó’. Lo sentía largo, poco convincente y pedí permiso para solo acotar ‘Con seguridad’. Me dieron cuatro programas para probar. Y ya al segundo estaba instalado en la calle”.
Otra de sus frases de autor era “Odolllllllll pregunta”. En una entrevista reveló que nació “por no saber dónde mier… parar con la L”. Lejos del autobombo admitió que “el programa salía un lunes en vivo, desde el teatro Blanca Podestá. Al día siguiente fuimos a la fábrica a oír el programa grabado en una cinta así nomás, imaginate, 1810… El presidente de la empresa me felicitó por el estilo, por la contundencia en la dicción de Odol. Y la pura verdad es que estaba muerto de miedo, con el smoking, maquillado y sin haber ensayado. Así y todo gustó y quedó”.
Antonio Carrizo, de la indiferencia a la amistad y el padrinazgo
Antonio Carrizo es otro de los hombres que revolucionó la radio argentina. En el comienzo de sus carreras no se llevaban muy bien. Así lo contó Carrizo. “Cuando Cacho tenía su programa en Rivadavia y yo el mío, no nos dábamos bola. Teníamos un noticiero de tres minutos y un disco mío para que él pudiera levantar todos sus papeles y yo levantar los míos. Solo nos saludábamos en el pasillo y si estábamos de buen humor. Un día cuando se murieron los astronautas soviéticos en el espacio, me enteré en el taxi y al llegar a la radio le dije: ‘Cacho ¿qué hiciste con los rusos?’”. En el año 1971 la nave Soyuz XI había logrado el récord de permanencia en el espacio (23 días). Sus tripulantes Vladislav Vólkov, Georgi Dobrovolski y Viktor Patsayev, no pudieron festejarlo. Un escape de aire en la cápsula los mató por asfixia y los encontraron debidamente colocados en sus sillones.
Ante la gravedad de la noticia, Fontana y Carrizo decidieron pedir una comunicación con el departamento español de los rusos. La lograron e hicieron la entrevista juntos. Dejaron de ser colegas para ser amigos.
Fontana aseguraba además que Carrizo era su maestro y el que bautizó a sus hijas. Liliana Caldini estaba embarazada y Carrizo preguntó qué nombre le pondrían al bebé que esperaban. “Antonella si es nena y Antonio si es varón”, contó Cacho. “¿Y qué vas a hacer con Fontana, tu apellido artístico? Ponelo como nombre para que no se pierda”, le aconsejó. Cuando nacieron las mellizas, Cacho las anotó como Antonella Fontana Palese y Ludmila Fontana Palese. Antonio lo inspiró para llamarlas así. Lo malo es que eso le costó el puesto al empleado que un día se presentó en la radio y le dijo: “Fontana, me echaron”.
El orgullo de ser parte de su equipo
Fontana fue uno de los primeros en darle un lugar en su equipo a las mujeres. Rina Morá y Beba Vignola fueron sus inolvidables colaboradoras y lejos de la formalidad decidieron realizarle una broma. “Cacho era muy riguroso y con el afán de divertirlo, llegamos con Beba Vignola muy temprano y en el baño de Rivadavia nos disfrazamos de vedettes, con plumas, purpurina, etcétera. Increíblemente, Fontana no se sorprendió, ni nos miró. Condujo el programa como de costumbre y no nos dejó ir a cambiar el vestuario. En definitiva, nos ignoró”, relató Morá.
Cacho también fue pionero en la figura del “movilero”, el periodista que cuenta los hechos desde el lugar de los hechos. Una de las convocadas fue Magdalena Ruiz Guiñazú. “Fontana me llamó para incorporarme al Fontana Show, y me convertí en movilera. Esa circunstancia me cambió la vida (venía de años de gráfica), porque comprobé la inmediatez impresionante de este medio”. A Magdalena también le pidió que fuera a cubrir la pelea de Monzón y Boutier porque, aunque no sabía nada de ese deporte, era la única con idioma, capaz de lograr una entrevista con las figuras que iban a estar en el ringside.
“Colado” para presentar a Sandro
Las entregas de premios de Alejandro Romay -en ese entonces, el dueño de Canal 9- eran famosas. En una de ellas con Sandro y Fontana de invitados, Romay anuncia que el cantante, en pleno auge de su carrera, daría un concierto en el Madison Square Garden de Nueva York y que el canal lo transmitiría vía satélite y por primera vez, un acontecimiento histórico.
Consciente que lo que pasaría marcaría un hito de la televisión, Fontana decidió “colarse”. Se acercó a Romay y le preguntó quién lo iba a presentar a lo que el Zar lo miró y sin dudar le respondió: Vos.
Así fue como Fontana se subió al avión y participó de la transmisión. Ese sábado 11 de abril de 1970 fue un momento histórico, el ídolo se convirtió en el primer latinoamericano en cantar en el emblemático estadio de Nueva York. Fue el primer evento musical transmitido por televisión en vivo vía satélite y así lo anunció Fontana: “Señoras y señores de Argentina, Canal 9 Libertad y su cadena del interior; Venezuela, Radio Caracas, Televisor y Red Nacional; Uruguay, Canal 4 Montecarlo; México, Canal 8, Televisora Independiente de México; Perú, Canal 5 Panamericana y su red nacional; Colombia; Ecuador; Estados Unidos; Puerto Rico; Chile; San Salvador; Honduras; Nicaragua; Costa Rica; Panamá y Guatemala: ¡Muy buenas noches! Desde el Felt Forum del Madison Square Garden, en la ciudad de Nueva York, asistiremos al primer recital que vía satélite brinda un cantante en el mundo. Y corresponde a América el punto de partida en este tipo de espectáculos, y lo hará brindando la música y las canciones de una de las personalidades más importantes y avasallantes de este tiempo. Señoras y señores, con la orquesta conducida por el maestro argentino Jorge López Ruiz, aquí está… el ídolo de América, ¡Saaaaandrooooo!”.
“Terminó siendo uno de los acontecimientos que Roberto más recordaba. Decía: ‘nosotros inauguramos el satélite en el mundo’”, recordó en una entrevista con Fernando Bravo. “Ese concierto fue una alegría muy grande no solo por lo artístico sino por la proyección a futuro”.
Sus comienzos
En la empresa de transporte donde trabajaba conoció a José, un compañero que hacía la presentación de una orquesta en un salón de baile del centro porteño. “Yo lo acompañaba los domingos. En una oportunidad, él se va al interior del país y un domingo me dice: ‘Tengo un problema porque no sé a quién dejar conduciendo esto’. Le dije: ‘Y déjame a mí’. ‘¿Y vos qué sabés?, me preguntó’. Yo le contesté: ‘¿Y vos qué sabías?’. Él estuvo en la misma y de caradura se metió a hablar por el micrófono. Lo mismo hice yo. Y bueno, parece que lo hice bien…”.
El reemplazo iba a ser temporal. “Presenté un tema. Después anuncié un par más hasta que vino el patrón del salón ‘La Argentina’, de Paraná y Corrientes, que todavía está vivo y muy lindo, y me dijo ‘quédese usted, pibe’”. Su tarea era hacer lo mismo que hacía José: le pegaban 50 pesos por mes.
Así comenzó una carrera que sería impresionante. Alcanza con esta enumeración de algunos de los momentos que protagonizó. Condujo en vivo la entrega del Premio Nobel de Química al doctor Luis Federico Leloir, cubrió desde Tokio, Japón, la conquista del título mundial de Nicolino Locche, presentó el recital de Sandro en el Madison Square Garden que además fue la primera transmisión en vivo, fue anfitrión “las 24 horas por Malvinas”, charló cuatro horas con Juan Domingo Perón durante su exilio en Madrid y se sacó fotos con él para mostrárselas a su padre y a su tío, de cuña peronista. Fue locutor en la transmisión del Mundial de Inglaterra ‘66 y vio a Antonio Rattín estrujar la bandera británica y sentarse en la alfombra roja del palco de la Reina Isabel, creó y lideró el Fontana Show durante 16 temporadas consecutivas. Lideró audiencias con los programas televisivos como Odol pregunta y La campana de cristal además de Sexta edición y Video Show. Ganó catorce premios Martín Fierro.
El hombre cuya voz fue identidad reconocía que en su casa solía hablar poco: “Me acostumbré a hablar por plata y eso no todos lo entienden. En mi casa me gustaba estar callado. Si me quieren hacer hablar gratis se me hace complicado”. Hasta el último momento mantuvo su respeto por la profesión: “Cuando veo y escucho que todos los días sigue haciéndose lo mismo, me doy cuenta de que mucha gente ha perdido la parte genuina: la vocación, las ganas, el deseo, el deseo de cambio. Lo mío empezó con las voces. Siempre las voces. ¿Por qué me interesaron siempre las voces? No sabría cómo explicarlo”.
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