A mediados de la década del ‘70 Karen Grassle obtuvo el papel de la dulce, abnegada y tenaz Caroline Ingalls. Durante casi una década su vida giró en torno a las grabaciones de La familia Ingalls, y cuando restaba filmar la última temporada de la serie, renunció. En vísperas de cumplir 80 años, publicó sus memorias y confesó los verdaderos motivos por los que se alejó de la actuación. También reveló cómo era el detrás de escena de la serie y los conflictos que existieron a medida que rompían nuevos récords de audiencia.
En noviembre de 2021 publicó su autobiografía, Bright Lights, Prairie Dust (Luces brillantes, polvo de la pradera), donde sostiene un relato a flor de piel sobre su vida, el amor, y las lecciones que aprendió a lo largo de su trayectoria. Sus padres la apoyaron en su sueño de dedicarse al mundo del teatro, pero no podían asumir los gastos de una prestigiosa academia de arte, así que después de su graduarse de la Universidad de California obtuvo una beca en el Royal Academy of Dramatic Art de Londres. Así empezó a codearse con actores, directores y se subió a las tablas por primera vez.
Sin embargo, recién a sus 32 años llegó la oportunidad que anhelaba desde pequeña. La realidad es que para ese entonces Karen estaba en la ruina. “Había pasado un tiempo en Inglaterra trabajando en una compañía teatral dedicada a Shakespeare, regresé a Estados Unidos sin dinero cuando recibí una convocatoria para protagonizar una película independiente”, contó en el libro. Firmó un cheque sin fondos para comprar un boleto a Los Ángeles, y cuando llegó se suspendió el rodaje del film por falta de presupuesto.
En medio de la desesperación su agente le dijo que podría conseguirle un casting para una ficción protagonizada por Michael Landon. “Yo lo conocía como ‘el tipo que hacía Bonanza’, y por supuesto que fui”, relató. Como suele pasar en momentos de crisis, la actriz se aferró a sus raíces y al leer parte del guion supo en quién se inspiraría para encarnar el entrañable personaje: en su propia madre. “Mi mamá montaba a caballo descalza para ir a la escuela, así que tomé cosas de su carácter, fuerza y sabiduría”, explicó.
Así nació la entrañable “‘Ma”, que desde que eligió a su querido Charles aceptó cada una de las adversidades que se presentaron hasta convertirse en una numerosa familia de siete integrantes. Cada historia que ocurría en la pequeña casa en la pradera conquistó corazones a nivel mundial, desde su estreno en 1974 hasta su último episodio en 1983. En nuestro país el fanatismo fue tal que se transmitió de manera ininterrumpida durante 45 años en televisión, convirtiendo la serie en un clásico.
Detrás de escena, Grassle libraba sus propias batallas. En su libro confiesa que sufría los estragos del alcoholismo desde la juventud, y algunas veces tuvo dificultades para recordar el guion por estar con resaca. “Los peluqueros y maquilladores disimulaban mis ojos hinchados, las manchas en la piel, y mi expresión de cansancio producto de mareos y vómitos”, reconoció. Landon podía comprender lo que le sucedía por su propia lucha contra las adicciones, y durante los primeros tres años de rodaje pudieron empatizar y acompañarse cada vez que padecieron el síndrome de abstinencia estando en el set.
En el caso de la actriz hubo dos momentos puntuales que la hicieron tocar fondo y darse cuenta de que necesitaba empezar un tratamiento. “En 1977 se hizo una fiesta con todos los protagonistas, y me tomé una copa de vino: fue la primera y la única vez que bebí mientras trabajaba, pero se desató el infierno”, asumió. Y agregó: “Cuando volvimos a grabar yo solo podía pensar en la botella de vino y me preguntaba qué me estaba pasando; fui al baño, me lavé la boca, salí a fumar, intenté distraerme como fuera, pero era imposible, mi cabeza me decía ‘agarrá esa botella y tomátela toda’”.
Después de visitar a una amiga que había recurrido en busca de ayuda en Alcohólicos Anónimos, y contarle lo que le sucedió, supo que estaba frente al mismo problema que estaba debilitando la salud de su padre, Gene Grassle. “Ella me confrontó y me dijo que yo tenía un problema con la bebida, y me quedé estupefacta, seguía sin poder verlo”, aseguró. “Una vez más me emborraché, tuve una discusión con otro amigo, lloré a mares, y a la mañana siguiente dije: ‘Esto es todo, no debo beber nunca más’, y eso fue lo que pasó”, explicó.
Un par de meses después su papá murió por complicaciones derivadas de una grave cirrosis. “No necesitaba que nadie me dijera que esta es una enfermedad mortal, lo supe en primera persona”, sentenció en sus memorias. Los siguientes cinco años siguió con su trabajo en la ficción, y los exorbitantes números de audiencia seguían subiendo. Ese fue uno de los puntos que desataron algunas discusiones con Landon como productor ejecutivo. “Pedí un aumento porque sentía que era injusto que mi salario fuera de entre 2000 y 4000 dólares, mientras él cobraba más de 170.000″, reveló.
“Michael me dijo que no podía incrementar mi salario, y su argumento era que yo tenía que ganar lo mismo que los niños actores porque mi personaje no era tan popular como yo creía”, sostuvo. El conflicto se mantuvo durante un año, donde percibió un pequeño aumento, pero no estuvo ni cerca de lo que esperaba. “Me sentí insultada siendo la coprotagonista de una exitosa serie, y no quería estafar a nadie, solo esperaba un salario justo, pero como mujer en la industria cinematográfica de la década del ‘70, estaba tan acostumbrada que nunca se me ocurrió reprenderlo con dureza y mantuve el profesionalismo”, aseguró.
Al cumplir 40 años tomó la decisión de hacer un cambio integral en su vida, y según explica en la autobiografía, sintió que si seguía aceptando esas condiciones de trabajo no estaba siendo fiel a sí misma. Tras comunicar su decisión de dejar la serie, las apariciones de Caroline fueron cada vez más espaciadas, hasta que dejó definitivamente la ficción. De los 204 capítulos totales actuó en 182, y con el tiempo pudo limar asperezas con Landon.
“Michael fue una persona increíble y con múltiples talentos, que intentaba hacer reír a todos constantemente. Trabajaba muy duro y a veces podía estar malhumorado porque tenía mucha responsabilidad sobre sus hombros como productor”, reflexionó. También detalló cómo fue la última charla que mantuvieron, meses antes de que el actor muriera a sus 54 años tras luchar contra un cáncer de páncreas.
“Hablamos por teléfono y recordamos los buenos viejos tiempos, logramos culminar nuestro vínculo de manera muy positiva y estoy feliz por eso”, comentó. En cuanto a sus pasos posteriores a La familia Ingalls, admitió que no fue fácil conseguir papeles después de aquel boom. “No me llovieron las ofertas de trabajo, pero también mis prioridades habían cambiado porque quería una familia propia, así que estaba poniendo menos energía en la actuación”, contó.
Reservada y de bajo perfil sobre su vida sentimental, Karen pasó por el altar tres veces: a los 24 se casó con Leon Russom y se separó cuatro años después; luego tuvo un matrimonio de ocho años con James Allen Radford, con quien fue madre de su hijo Zachary y adoptaron a una niña llamada Lily. Más adelante volvió a dar el “sí” con Scott T. Sutherland, y estuvieron juntos durante seis años, hasta 1997. A partir de entonces no volvió a oficializar una relación amorosa, pero se reencontró con otra de sus pasiones, el teatro.
Fundó la Compañía de Teatro de Santa Fe, de la que además es directora artística, con la intención de apoyar el teatro local. Amplió sus horizontes como escritora, productora, activista y conferencista, siendo uno de sus temas preferidos los derechos de las mujeres. Durante la pandemia abrió su canal de YouTube para leer cuentos infantiles, y abrió las puertas de su hogar en Berkeley para mostrar su habilidad con la jardinería.
En el 2021 volvió al ruedo en la actuación y protagonizó Not to Forget, una película dramática donde se profundiza sobre el mal de Alzheimer. Entusiasta y llena de proyectos, a más de cuatro décadas de haberse despedido de la serie que la catapultó a la fama internacional, mantiene la gratitud hacia los espectadores y una de sus próximas actividades será decir presente en una convención de fanáticos que tendrá lugar en Tennessee, a la que también asistirán Mellisa Gilbert (Laura Ingalls) y Alison Arngrim (Nellie Oleson). A sus 80 años, no quedan dudas de que el cariño sigue intacto por su personaje más emblemático, y también por la mujer real detrás de la multifacética Caroline Ingalls.
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