Marcos Perren estaba esperando la hora de la cena mientras miraba videos en su celular cuando le apareció el de un joven que contaba cómo era la vida en Noruega. El ex participante de Bake Off, que también se destaca como youtuber, hacía rato que quería viajar y vivir una experiencia distinta, conocer otras culturas. “Bueno, es el momento”, pensó por ese entonces, febrero pasado. Y cuando lo llamaron a comer, aprovechó la oportunidad para comunicárselo a su familia: “Mamá, papá, me voy a Noruega”, les dijo a Cecilia y Javier, y también a su hermano mayor, Tomás. De inmediato, todos lo alentaron y lo apoyaron en su decisión. “Fue una charla muy rápida. Ellos lo tenían previsto, sabían de mis ganas de viajar”, cuenta Marcos a Teleshow desde Svolvaer, una ciudad al norte del país nórdico, sobre las Islas Lofoten.
El joven de 21 años se define como “impulsivo”, a punto tal que horas más tarde ya estaba recolectando los papeles para aplicar a la visa de trabajo para la que sacó turno a la semana siguiente. Poco menos de dos meses después, en abril, voló con destino hacia su nueva aventura. “¿De que sirve soñar si no vamos a actuar? Sí, los sueños están para cumplirse. Aunque cueste despedirse, aunque cueste soltar, aunque cueste (y mucho) juntar el dinero. Hoy salgo nuevamente sin rumbo, pero no cerquita como antes, esta vez el destino es lejano. Muy lejano. Un destino donde ‘mami y papi’ no van a estar cerquita. (¿Festejamos? Jaja, chiste, mamá no te enojes)”, escribió el youtuber en sus redes sociales minutos antes de embarcar.
Marcos partió sin saber cuándo volvería a ver a sus familiares y amigos. La visa que le otorgaron es de un año, de manera tal que ese es el tiempo que permanecerá en Noruega, pero su idea es seguir viajando por Europa. Se fue con trabajo asignado: le hicieron entrevistas a la distancia y acordaron que le conseguirían un lugar donde vivir. Hoy, el pastelero se desempeña como mozo de un restaurante y bartender de un bar, ambos salones corresponden al mismo hotel. Termina sus tareas en un local y luego cruza el pasillo hacia el otro.
“La idea era cambiar. No sé si me sentía aburrido, pero quería algo nuevo en mi vida, otra experiencia”, dice quien viajó solo pero que en los dos meses que lleva en Noruega conoció mucha gente y se hizo amigos nuevos. Por caso, vive con dos compañeros de trabajo: Brenda, una joven argentina, y Arthur, de Portugal. “Es un departamento muy lindo”, dice, sobre el inmueble en cuyo balcón colgaron una bandera blanca y celeste.
La especialidad de Marcos es la pastelería, así se hizo conocido en el medio luego de su paso por Bake Off. Sin embargo, cuando supo que quería viajar, buscó otro rubro: hizo el curso de bartender y trabajó en un local de Vicente López para sumar experiencia. Y una vez que estaba en el hotel de Noruega, le comentaron que necesitaban un mozo para el restaurante y aceptó. Al fin y al cabo es un ingreso más que suma para sus ahorros, para poder seguir viajando cuando termine su visa allí. Y continuar sumando millas, anécdotas y aventuras.
Mientras tanto, el joven genera contenido y publica videos a su canal de YouTube. “Mi objetivo es ayudar a los que quieren viajar y que puedan lograrlo”, dice Marcos, que comenta en las redes sociales cómo es la vida en Noruega y que se volvió viral por una anécdota que tuiteó sobre un vómito en el lugar en el que trabaja. “Acá la gente es muy correcta. Por ejemplo, nadie se iría sin pagar”, cuenta antes de relatar la historia que recorrió el mundo: “Si una persona vomita, debe limpiarlo o pagar a quien lo haga”. El costo es de 1000 coronas, lo que serían 100 euros. Y en el caso de no ver a quien haya vomitado, se abona la mitad.
“La primera vez que vi a alguien vomitando, no sabía nada de esto, me hice el tonto y le fui a avisar a mi jefe. Después vi que fue un compañero a limpiarlo, y me enteré del pago y me quería matar. Éramos varios los nuevos, y ahora más o menos estamos esperando que alguien vomite para tener ese dinero extra”, dice Marcos en tono de broma. “No sé si es algo que está establecido, pero se sabe que es así”, agrega sobre la suerte de regla impuesta por los salones nocturnos de dicha ciudad. “Ya me va a tocar. Lo voy a esperar”.
A la semana siguiente, y en alerta por si había alguien que se descompusiera, el joven vio como un hombre borracho vomitó, se acercó a la barra, pidió un balde, un trapo y detergente y limpió lo que había ensuciado. “Si bien esas mil coronas influyen, para ellos tampoco es tanto”, comenta sobre el nivel de vida que se mantiene en Noruega, y define al país como uno de los mejores pagos.
También aclara que en Twitter había dejado entrever que él había limpiado aquel vómito y que con aquellos 100 euros se había comprado una campera, pero lo escribió a modo de chiste. Aún no tuvo la experiencia.
Aclara que no tiene reparos en contar sus gastos: de su parte, abona 300 euros de alquiler, y en comida -en su caso sin gaseosa porque no toma, tampoco comprando demasiado alcohol, y cocinando casero, sin gastar en ultraprocesados, “que son más caros”- tiene un gasto mensual de entre 200 y 300 euros, contando el servicio de internet que está incluido en la renta.
El mes pasado, Marcos obtuvo en mano 2300 euros de sueldo, habiendo trabajado 130 horas. “Ahorro entre 1500 y 1800 euros. El costo de vida parece caro hasta que vivís acá y te das cuenta de que no. El alcohol es caro, pero si lo evitas en el día a día, no es tan caro vivir”, asegura el joven y le hace una importante sugerencia a los que quieren probar su experiencia: “No viajen solo por la plata. Tiene que ser para conocer otras culturas, algo nuevo. Porque si vienen por el dinero van a tener una mirada diferente”.
En tanto, Marcos cuenta que por decisión propia durante la temporada de verano trabajará 10 horas diarias y sin ningún día de descanso. “Sé que son dos meses intensos en los que hay que romperse el lomo laburando. Voy a hacer entre 240 y 250 horas al mes. Y cuando termine la temporada es lo que me va a permitir viajar”, resalta quien sueña con ir al Mundial de Qatar 2022. “Todavía no conseguí entradas, pero voy a ir igual”, se muestra esperanzado quien es hincha fanático de Boca Juniors.
“Ya estaba preparado mentalmente para eso. Además, estoy disfrutando mucho del trabajo, más de lo que pensé que iba a disfrutar -admite- Todos los días son experiencias nuevas, conozco personas todo el tiempo. Estos días me toca atender a una mesa de chilenos, y la que viene, una de argentinos que ya hicieron su reserva. Estoy entusiasmado, los estoy esperando”, señala quien llegó a Noruega con un inglés “intermedio” y en estos dos meses lo perfeccionó notablemente. Por caso, los turistas lo confunden con un italiano o francés, no asocian su tonada con la de una persona que domina el español.
Marcos, que es vegetariano, cuenta que le apasiona cocinar y que aprovecha ese recurso para gastar menos dinero en alimentos ultraprocesados. Y si bien aún no le hizo ningún menú pastelero a sus compañeros de trabajo, les ha hecho otro tipo de platos. Además, a los extranjeros les dio para probar alfajores y otras golosinas que le enviaron desde la Argentina. “Lo primero que hice fue dárselos a probar. Era importantísimo para mí”, concluye Marcos Perren, quien sigue sumando anécdotas y experiencias de vida que cuenta a través de sus redes sociales, herramientas que también lo acercan a su familia, con quienes realiza videollamadas a diario.
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