Pese a que hace veinte días que todos hablan de él, a Tiziano Gravier se lo ve en calma en la casa familiar de Acassuso. La luz que entra por el amplio ventanal le ilumina el rostro y detrás suyo, los retratos de Valeria Mazza y Alejandro Gravier parecen protegerlo y acompañarlo, como lo hicieron desde que recibieron el inquietante llamado telefónico en la madrugada rosarina. La salida de primos que terminó en un hospital vuelve una y otra vez a su cabeza y todavía no le encuentra explicación. “Nunca había estado en una pelea, y mucho menos en una situación como esta”, dice el joven de 20 años, con más bronca que rencor.
Pero Tiziano quiere dar vuelta la página y empezar a recuperar la vida que tenía antes de la agresión. Volvió a la facultad, donde cursa la carrera de Negocios Digitales, asistió con su familia a la gala de una conocida revista y ya proyecta su regreso a la actividad deportiva. Sabe que no tendría que estar realizando esta entrevista sino entrenando en Francia junto a la selección nacional de esquí alpino. Pero lejos de lamentarse, pone el foco en la siguiente etapa de la pretemporada, que tendrá lugar en el sur de nuestro país y proyecta su gran sueño para lo que viene: “Mi objetivo es participar del Mundial en el invierno europeo y seguir subiendo en el ranking”.
—¿Cómo te sentís hoy?
—Al principio tenía la boca cerrada con gomas y entonces prácticamente no podía ni hablar y comía todo líquido, con un sorbete. Hace un par de días me sacaron las gomas, por eso ahora estoy hablando mejor. Todavía no puedo masticar ni comer nada sólido, entonces estoy comiendo toda comida blanda y comida triturada. Pero ya me estoy sintiendo bastante mejor, sigo con un poco de malestar, pero por lo menos no tengo tanto dolor en la boca.
—¿Cómo es la recuperación?
—Lo más importante es no hacer ninguna actividad que tenga impacto, porque tengo tres placas de titanio que se van acoplando a lo que es el hueso, y están sanando las fracturas y la fisura. Hay que tomárselo con calma.
—¿Tenés fecha para retomar la actividad deportiva?
—Tengo pasaje para el sur el 16 de julio y la idea es poner todo el foco y la energía para empezar con la pretemporada. El 5 de agosto arrancamos la copa continental, que es la competencia más importante que tenemos en invierno, con varias fechas entre Argentina y Chile. Pero lo voy a ir sabiendo en el día a día, según me vaya sintiendo y cómo se vaya curando la herida.
—¿Qué pasó esa noche? Estabas en Rosario, por el cumpleaños de tu abuela, y terminaste en el hospital.
—Habíamos llegado a Rosario el sábado a la tardecita, la primera vez que íbamos después de la pandemia. Estuvimos un rato con mi abuela en familia jugando a la generala, a la noche fuimos a comer con mis tíos y mis primos, y después hicimos un programa de primos. Éramos un grupo de seis, la idea era salir un rato a pasarla bien y justo cuando decidimos volver, cruzamos la calle para salir y siento que de un lado alguien me dice “Ey, Tincho”, me doy vuelta y me como el golpe del otro lado. Los dos golpes. Ahí siento que van atacar a mi hermano y lo único que pienso es ir a sacarlo de esa situación, lo empujo y nos vamos corriendo. No tuve tiempo de pensar nada, ni de asustarme. Fue cien por ciento instintivo. Corrimos un par de cuadras hasta que me dice que no nos está siguiendo nadie. Yo ya sentía que tenía la mandíbula rota, escupía sangre y lo único que estaba pensando es ir al hospital. Y como no conocemos bien Rosario al toque llamamos a nuestros papás.
—¿Qué sentís con el tiempo al ver una y otra vez las imágenes de la agresión?
—Al principio me daba impresión, no quería verlo. Lo primero que me generó fue muchísima bronca, porque se ve perfecto cómo vienen los dos directo a atacarme. Viéndolo desde una de las cámaras pensaba “¡Cómo es que no me di cuenta!”. Pero pasó todo tan rápido que cuando hice la denuncia y me preguntaron si los podía identificar dije que no. Ni siquiera los vi, no me dieron tiempo.
—¿Qué les decís a esos chicos que gratuitamente agredieron a alguien por considerarlo diferente?
—No tengo nada que decirles porque no es que tuvimos una discusión en la que estuvimos en desacuerdo y ahora me gustaría hablar para arreglar algo. Por lo que se habló públicamente, entiendo que están arrepentidos, que lo tomo, valoro y ojalá lo estén realmente, porque para estar arrepentido de algo, primero tenés que reconocer tu error. Si están arrepentidos de verdad, eso quiere decir que no lo van a hacer en el futuro y con eso me conformo, con que no le pase a otro. Estoy casi seguro que no me agredieron por ser hijo de, que le pudo haber tocado a cualquiera. Ojalá no pase más.
—¿Qué hablaste con tus papás de esto que pasó?
—Hablamos un montón, fue algo que atravesó a toda la familia. Al principio ellos me acompañaron, porque los primeros días son los peores, estaba con mucho dolor y malestar. Como familia nos unió mucho más que antes, y cada uno cumplió su rol, mis hermanos apoyándome, mis padres también, y hablando cuando yo estaba en el hospital y no podía. Los quiero un montón y como familia funcionamos bien
—¿Te va a dar miedo pensar en volver a salir, en ir a un boliche?
—No sé... La gala de Para Ti fue la primera vez que salí a un lugar publico después de casi veinte días. Volví a la facultad también, de a poco estoy recuperando mi vida normal. Capaz sí voy a estar un poco mas alerta, voy a moverme en ambientes que conozco y estaré menos tiempo en la calle, pero tampoco es la solución. Me gustaría que este caso se cierre y que el mensaje que quede claro es que si alguien actúa de esa manera va a tener sus consecuencias. Y ojalá que deje de pasar, o que pase cada vez menos.
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