Sebastián Francini tenía cuatro años cuando comenzó su carrera en los medios. Hizo publicidades, institucionales por el Día del Padre, y de la Madre para Telefe y El Trece, también fue la cara de una reconocida tienda de indumentaria y su debut como actor fue dos años después, en Cada día te quiero más, una comedia futbolera protagonizada por Verónica Varano y Miguel Abud.
En paralelo, se presentaba en cada casting de Chiquititas. Y a fines de ese mismo año, en 1997, quedó seleccionado para sumarse a la ficción comandada por Romina Yan -con su inolvidable Belén Fraga-. Así comenzó una carrera imparable e ininterrumpida hasta sus 22 años: luego de su paso por las tiras de Cris Morena, fue el hijo de Guillermo Francella en la película Papá es un ídolo, también el de Julián Weich en otro largometraje. Y siguió con otros proyectos en cine.
También hizo teatro: protagonizó El Principito durante dos temporadas con las que se presentó en Mar del Plata y recorrió el país. Hasta que su cabeza hizo un clic y decidió ponerle en freno al Sebastián artista. Lo último que había hecho en televisión hasta ese entonces fue Rometo y Julieta, del recordado productor Raúl Lecouna.
“Después de eso, entré en unos años en los que me dediqué a profundizar vínculos personales, resolver cuestiones que era más importantes que mi carrera artística”, dice a Teleshow quien también aprovechó la oportunidad para realizar otras actividades alejadas de los medios: se recibió de paramédico, guardavidas, timonel, profesiones que ejerció durante cinco temporadas en la costa atlántica.
En paralelo, durante el año, se hizo cargo del negocio familiar: una ferretería en Villa Celina, el barrio en el que nació en donde vive hasta el día de hoy, en la casa de sus abuelos, dueños del local que él atendió.
“Necesitaba un respiro”, afirma sobre el cambio que realizó por aquel entonces. “A partir de haber arrancado muy chico, necesitaba reorientarme, redefinir objetivos. Me formé y tuvo una experiencia distinta en un ámbito distinto”, dice sobre las carreras que decidió estudiar en ese tiempo. En tanto, siempre siguió trabajando de actor, pero con mucha menos exposición a la que estaba acostumbrado desde sus comienzos.
Temporadas en la costa atlántica, atendiendo en la ferretería, haciendo teatro en vacaciones de invierno. Así pasó los años Sebastián Francini alejado de los medios masivos. Hasta que otra vez sintió que no estaba saliendo todo como él quería. Y fue la muerte de Romina Yan la que, de alguna manera, lo impulsó a retomar su carrera. “Me tomó por sorpresa”, afirma sobre la partida de la querida actriz. “Sentí que me estaba alejando de lo que yo había decidido hacer. Si bien de chico hice todo, no tomé la decisión, pero de grande sí quise volver a elegir esa vocación. Durante esos años en los que estuve abordando otras cosas fui madurando mi propia misión como artista”, resume sobre aquellos tiempos el actor que hoy tiene 32 años.
“Quiero continuar con mi vida”, le dijo Sebastián Francini a su familia. De aquella charla, surgió la decisión de vender el fondo de comercio del local que había atendido del otro lado del mostrador. “Sentía que si bien estuvo divertido tener un negocio, que era en mi casa y eso lo hacía cómodo, de repente no era feliz, estaba alejándome de lo que había elegido”, reflexiona quien le costó tomar la decisión -”había que tener valentía y creer en uno”-, pero que está seguro de que “fue la mejor”.
De esa forma, ya sin tener que hacerse cargo de la ferretería, volvió a trabajar como artista. “Recuperé mi carrera”, sostiene quien también se lanzó como cantante. “Los primeros años fue un volver a empezar. Me costaba encontrarme. Y si bien tuve en claro que me gustaba actuar, me empecé a aburrir”. Hizo proyectos actorales que no lo “llenaban”. “No sentía mariposas en la panza. Era volver a hacer lo que yo ya hacía. No me generaba ningún desafío personal”, recuerda.
Y así nació el proyecto musical Francini, en donde compone música y letra: “Estoy contento porque me permite poder salir de mi lugar de confort. No solo me desafío como cantante y compositor, sino también como líder de un grupo de personas, generador de trabajo para todos los que están conmigo”.
Experiencia en música tampoco le faltaba: cantó en todas las temporadas teatrales de Chiquititas, también en El Principito. Y hoy lo hace en la gira con Sex, la obra de José María Muscari en la que, además, es el único hombre que se desnuda sobe el escenario.
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¿Cómo llegó a Sex? A principio de 2019, fue Sebastián Francini quien le escribió al director teatral para expresarle el deseo de trabajar con él. Pocos meses después ya había sido convocado para formar parte del primer elenco del espectáculo. “No le podía decir que no después de haberle pedido laburo”, reflexiona el actor que aceptó la propuesta de inmediato.
Sin embargo, antes del debut de aquella obra, Muscari le comentó que se había bajado un actor de Madre Coraje, con Claudia Lapacó, y le pidió a él que hiciera dicho papel. “Tenés el aura”, le dijo y no hizo falta mucho más para convencerlo. Otra vez volvió a decir que sí. Sabía que habría tiempo para el otro proyecto. “Soy un artista de oficio”, se define.
Tiempo después, y ya trabajando la compañía, fue a ver Sex y quedó impactado. “Menos mal que no acepté porque es muy fuerte. No sé si estoy en condiciones de hacer esto”, pensó aquel entonces. Años después, cuando Muscari armó un elenco para la obra de Buenos Aires y otro para la gira, volvió a convocarlo. “Me encanta, pero quiero ser el cantante”, le respondió Sebastián proponiéndole sumar a la obra algo más sobre su perfil. “Estoy feliz porque me permite desafiarme en lo actoral, en el baile. Además, intento agarrar un lugar bacante que había con un guiño a la diversidad”.
“¿Qué pasó? La vida, y un proceso interno”, dice sobre el desnudo que hace sobre el escenario. “Se dio a partir de muchos comentarios de la gente que pedía un desnudo masculino porque lo había en las mujeres. Tal vez mis compañeros no se animaban o no lo propusieron. Y yo no me quedo en el individualismo mío como artista. Quiero ser funcionar al show, y si la gente lo pide voy a ser el primero en ofrecerlo”, explica el actor de 32 años.
“Me siento bárbaro, me siento bello. Tengo la responsabilidad, me metí solo en este baile. También quiero abrazar el mensaje de la obra, porque si dudara no estaría alineado al mensaje que queremos dar: aceptar las diferencias, querernos como somos”, agrega el actor que está soltero y, asegura, recibe muchos comentarios a través de las redes sociales. “Sex aceleró todo: me llegan mensajes, fotos y videos de todo tipo y géneros. Me parece divertido, está buenísimo despertar ese deseo en la gente”.
Sebastián -que en 1999 ganó un Martín Fierro por su personaje en Chiquititas- se considera un artista integral. “Intento convertirme en un artista capaz de poder conmover en todos los ámbitos: la actuación, el baile, la música, el canto, la poesía. Apunto a poder manifestar mi mayor potencial como artista arriba del escenario y abajo como humano, porque también es importante triunfar como compañero de trabajo”.
Por su parte, asegura que intenta ser una persona comprometida desde lo social, “con la humanidad, el deseo de paz”. “Poder llevarles un mensaje de crear la paz y conectar con esas cosas que realmente nos hacen felices y nos acercan a las personas y no destruyen vínculos”, continúa quien en su barrio no es el actor y cantante Sebastián Francini, sino que es “un vecino más”, aquel que supo dejar su carrera para atender la ferretería de su abuelo.
“Sí es maravilloso que de repente un pibe que triunfa en su ámbito pueda seguir compartiendo otros ámbitos con otras personas que también son protagonistas de su vida, poder convivir con esa diversidad. Eso achica ciertos prejuicios entre los anónimos y las personas que no son anónimas”, agrega quien se define como un “referente” en su barrio.
Por su parte, revela que su misión en la vida como ser humano trasciende lo artístico: “Ser buena persona afirma -Me gusta ponerme en esa responsabilidad, ser un referente para los pibes y pibas de mi barrio que sueñan con ser felices y protagonistas de su vida”.
Antes de finalizar la entrevista, Sebastián Francini repasa su presente, entre su banda música y los días de gira con Sex. “Tenía ganas de volver a pisar lo escenarios, recorrer mi país. No sé si lo decreté, pero lo concreté”, concluye el actor que hoy vive un gran presente personal y profesional, buscando
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