Empezó su carrera como periodista deportivo, pero tenía un don innato que inevitablemente se apoderó de él: el de la imitación. Y hoy, Patricio Muzzio, está considerado como uno de los mejores del rubro, incluso, por sus colegas. ¿El motivo? No solo logra copiar con exactitud las voces de sus personajes, sino que por ser un hombre de los medios está siempre actualizado y tiene la capacidad de pensar como pensarían ellos, lo que le da un valor agregado a sus trabajos. En la actualidad, Pato se luce como humorista en La Peña de Morfi (Telefé), Espn 360 (ESPN) y en Un buen momento y López 910 (Radio La Red). Pero, además, se presenta junto a Pato Benegas en el Paseo La Plaza con la obra Dos son multitud, recargado.
—¿Qué podés contar de este espectáculo?
—Es una obra con libro y dirección de Daniel Dátola. Ya es la tercera temporada que hacemos con Benegas. Estamos todos los viernes a las 21:30 hs. en la Terraza Bar, las entradas se puede sacar por plateanet.com. Y somos dos imitadores que hacemos más de 100 personajes sobre el escenario, tanto de la política, como del deporte y del espectáculo.
—¿Cómo deciden quién hace a cada uno?
—Nos dividimos. Pato hace más a los cantantes y artistas y yo me meto con los políticos y deportistas. Así que nos complementamos bien. Y lo bueno es que el público puede disfrutar un poco de todo, lo que hace que el show sea muy llevadero. Como estamos en una sala donde se presentan varias obras, lo nuestro no puede durar más de una hora y cuarto. Así que es súper dinámico y el escenario nunca queda solo.
—¿Cómo te llevás con Benegas?
—Bárbaro. Cuando me propusieron trabajar con Pato me pareció genial, porque es un muy buen tipo además de ser súper talentoso. Y, como te dije, cada uno se aboca a un rubro distinto de personajes. De hecho, él en un momento de la obra hace un homenaje a Fernando Peña que es maravilloso. Así que no chocamos, al contrario, entre los dos nos potenciamos para lograr que la gente la pase bien en la obra. Y nos llevamos de diez. Arrancamos juntos en el 2019 y, obviamente, después tuvimos que frenar por la pandemia. Pero estamos felices de haber podido volver con todo.
—¿No hay competencia entre los imitadores?
—No creo...De hecho, tenemos un grupo de WhatsApp y la mayoría tenemos buena onda. Incluso, he pegado laburos gracias a Ariel Tarico que me los pasó porque él no los podía hacer por cuestiones de tiempo. Y yo, que por ahí estoy más metido con los personajes del fútbol, si veo que me piden para algún evento a un político que lo hace mejor otro, lo recomiendo. Nos ayudamos entre nosotros. Obviamente, todos buscamos hacer cosas populares y coincidimos en muchas imitaciones. Pero cada uno le pone su propia impronta a los trabajos. Y somos muy respetuosos. De hecho, varios colegas vinieron a ver la obra invitados por nosotros. El gremio es buena onda.
—Vos ganaste el Martín Fierro de Radio en 2017 y este año estuviste nominado por tu trabajo en televisión, ¿te quedaste con las ganas de llevarte otro?
—Yo gané la primera vez que estuve nominado, así que fue como un pleno. Estaba con imitadores de la talla de Ariel Tarico, Claudio Rico y Rolo Villar y tuve la suerte de llevarme el premio. Después me tocó estar en dos ternas más, por cable y ahora por televisión abierta, junto a otros humoristas que hacen un trabajo completamente distinto. Y para mí es un montón. Porque en la radio, por ahí, siento que la puedo pelear un poco más. Pero la tele es tan amplia, que ya estar considerado por APTRA para mí fue como un triunfo.
—Sí te tocó subir a recibir el galardón para La Peña de Morfi. ¿Cómo fue ese momento?
—La verdad que fue muy emotivo por todo lo que nos pasó como grupo después de la pérdida de Gerardo Rozín. En el fondo, estábamos convencidos de que el programa iba a ganar la terna musical porque todos sabemos que La Peña es la casa de la música. Lo han dicho todos los cantantes que pasaron por ahí. Después, terminé convirtiéndome en meme, por el incidente en el que a Jéssica Cirio se le bajó el vestido. Así que terminó siendo un momento gracioso porque las redes explotaron y nos reímos de eso. Pero lo del premio fue fuerte.
—¿Cómo fue seguir en el programa tras la partida de Rozín?
—Está claro que hay un antes y un después. Y si bien tratamos de mantener el espíritu de La Peña, la verdad es que Gerardo tenía su sello. Además, nos pasa que con cada artista que viene, automáticamente, nos acordamos de él. El recuerdo está intacto. Y creo que todavía estamos tratando de recuperarnos del golpe para seguir adelante, con un grupo humano increíble.
—¿Qué te parece Jey Mammón en la conducción?
—Creo que tiene la mejor. Está claro que él se está acomodando y nos estamos conociendo, así que todavía no tengo la confianza que tenía con Rozín que ya nos entendíamos con la mirada. Pero Jey es humorista también y sabe como nadie cómo es mi trabajo, así que siempre me hace la segunda y eso hace todo más fácil. Además, creo que se incorporó muy bien al equipo, lo que es fundamental porque nosotros pasamos los domingos con nuestros compañeros en lugar de estar con la familia.
—Hablando de eso, ¿cómo te acompaña tu pareja, Marina Rosetti en semejante vorágine de trabajo?
—Tengo suerte porque ella es periodista y productora, así que sabe del medio y me banca. Sobre todo, entiende los horarios raros que tenemos...Y nos vamos complementando bien. Hace ocho años que estamos juntos y tenemos un hijo, Agustín, de tres. Pero cuando ella se va a la mañana a hacer su columna en Radio Ciudad, donde los fines de semana también tiene un programa que se llama La suma de las partes, yo me quedo con el nene y lo llevo al jardín. Y después, cuando yo me voy a laburar, ella se ocupa de él.
—¿Qué dice tu hijo cuando te ve en la tele?
—Él ya tiene naturalizado el hecho de que yo los domingos estoy ahí. Es más, me dice: “¿Te vas a La Peña, papá?”. Conoce mi laburo y ya imita, también, tratando de imitarme a mí cuando hago los personajes. Y lo loco es que, cuando me toca hacer caracterizaciones con máscaras digitales, igual se da cuenta de que soy yo. Está re acostumbrado a todo esto.
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