Carlos Vives habla de su nuevo disco y de la colaboración con Fito Páez: “No esperaba tanto”

El colombiano sacó un nuevo disco, Cumbiana II, en el que retoma su gusto por el rock. Y para el que contó con la participación de artistas de diversos orígenes y estilos, como Ricky Martin, Black-Eyed Peas y Dread Mar I, entre otros

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Entrevista a Carlos Vives sobre su carrera y la colaboración con Fito Páez en “Babel”

Comenzó su carrera como actor. Cuando quiso demostrar sus aptitudes musicales por medio del pop y el rock no le fue muy bien: sus tres primeros discos no pegaron como se esperaba. Pero fue el interpretar la vida de uno de los grandes del vallenato colombiano, Rafael Escalona, lo que le cambiaría la vida. Múltiples premios después, Carlos Vives se sienta con Infobae para hablar de su carrera y de su decimoquinto disco de estudio: Cumbiana II.

“Escalona me devolvió a mis raíces”, dice. Todo empezó cuando en 1991 lo llamaron a protagonizar la serie Escalona, cuyo lanzamiento sería acompañado por dos discos de su banda sonora. Esas producciones le hicieron encontrar la felicidad, y también las críticas. Cuando Vives decide apostar por un género tan propio de Colombia como el vallenato, muchos le auguraron un fracaso rotundo. Pero él decidió seguir el mandato de su corazón: no cantaría vallenato, sino que empezaría un nuevo tipo de música, combinando sonidos autóctonos con rock y otros ritmos que le apasionaban.

20 años después es considerado el maestro del folclore colombiano, ya que internacionalizó los sonidos de esta región olvidada. Y al hacerlo, inició un camino que cambiaría la imagen de su país en el mundo entero. No obstante, Vives jamás hizo a un lado aquel costado roquero. Y su admiración por el rock argentino es algo conocido por sus fans: uno de sus más grandes ídolos es Fito Páez, con quien grabó “Babel”.

Entrevista a Carlos Vives sobre su carrera y la colaboración con Fito Páez en “Babel”

“No esperaba tanto. Hice la canción y mi disquera se la hizo llegar a él”, cuenta. En un estribillo de su coro se escucha: “Babel, nadie se quiere entender / Prefieren Roma y arder / Nos vuelve a dejar el tren”. En la voz de Fito nos trae recuerdos de ese rock que estremeció a toda América Latina hace más de dos décadas. “Somos aparentemente dos mundos musicales que estamos conectados, que es un poquito la idea de Cumbiana”, concluye Vives.

Vives rastreó los orígenes de la cumbia hasta los humedales ancestrales de Colombia en el río Magdalena, fuente de los ritmos indígenas que luego se fusionaron con los cantos de los esclavos africanos y los sonidos de los instrumentos traídos a América por los colonos españoles, que sufrirían infinitas evoluciones al recorrer las pistas de baile del mundo. En Cumbiana, ganador de varios Grammy Latinos, Vives llevó las posibilidades de esas fusiones originales más lejos que nunca, desafiando las fronteras estilísticas y geográficas, y saltando libremente hacia adelante y hacia atrás en el tiempo.

Carlos Vives
Carlos Vives

Con el espíritu de esa especie de sesión musical infinita, Cumbiana II tomó forma. El resultado son 14 nuevas canciones que podrían parecer colaboraciones improbables, pero eso es solo antes de escucharlas. Si hubiera un eslogan para esta producción sería: “Unidos en la diversidad”, según palabras del propio Vives. La descripción es corroborada por una lista de artistas que lo acompañan, que incluye a Camilo, Ricky Martin, Pedro Capó, Black-Eyed Peas, Play-N-Skillz, Mau y Ricky, la cantante irlandesa-colombiana Katie James, el argentino Dread Mar I, los dominicanos Milly Quezada y Jandy Ventura, los pioneros del hip hop del pacífico colombiano Chocquibtown, el maestro folclórico colombiano Carlos El Cholo Valderrama, el juglar llanero Clemente Mérida, y la hija de Vives, Lucy Vives.

La mezcla sonora del álbum de vallenato romántico, pop, cumbia, hip hop, rock, reggaetón, tango, electrónica, merengue, bambuco colombiano y currulao del Pacífico es, en palabras de Vives, moderna, no tradicional y deliberadamente comercial. “Combinamos cosas que parecen no tener nada en común”, apunta, señalando que un diálogo tan dispar y claramente no conflictivo es “el tipo de mezcla que solo ocurre a través de la música”.

Las capas de ritmos y melodías del paisaje sonoro también incluyen el canto de los pájaros, el croar de las ranas, el sonido del agua que fluye y la lluvia que cae del cielo. La conciencia de Vives sobre el mundo natural y la responsabilidad de los humanos en su cuidado se entrelaza tan perfectamente en canciones como “Montaña Solitaria”, “Cinerama” y “Pagamento”, así como en su vida cotidiana.

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