“Fue una ceremonia mágica, hermosa...”. Jenny Williams habla con mucha emoción de la boda que acaba de concretar en Tulum, México con Ignacio Arzuaga, o “Mochi”, como a ella le gusta apodarlo. En realidad, habían pasado por el Registro Civil en abril del año pasado en Buenos Aires -a donde ahora volvió para filmar la serie Madame Requin-, pero la idea de hacer una ceremonia allá estaba latente desde hacía tiempo. Porque no es un lugar más para ellos: tiene un significado muy especial para el flamante matrimonio.
Es que, en pleno ascenso de su carrera -había integrado los elencos de Atracción x4, Casi Ángeles, Botineras e incluso estuvo nominada en los Martín Fierro como revelación por su participación en Graduados -, la actriz admite que, casi de un día para el otro, y de forma inesperada, le dejaron de llegar ofertas laborales en el país. “De repente no me llamaron más para trabajar. Traté de moverme, pero las oportunidades no se daban y me empecé a bajonear mucho. Entonces necesité irme”, confiesa. Así, en 2016 el destino la llevó a la Ciudad de México, donde trabajó un tiempo para Televisa, pero luego eligió instalarse en Playa del Carmen, donde se dedicó a cantar en bares y luego, en un hotel de primera categoría.
El primer encuentro
En un viaje que hizo en 2018 a la Argentina, para visitar a su familia, se vieron por primera vez. “Me invitan a comer a un restaurante de sushi y cuando llego, me lo presentan. Él estaba tomando un Sprit y medio que se lo robé, como asumiendo que él me lo daba. Nos sentamos y le conté que vivía en Tulum. Y me dijo ´no me digas, yo estoy yendo en 15 días de vacaciones con mis amigos”, cuenta sobre ese primer encuentro. Entonces, se volvieron a ver en México, a donde ella lo hizo conocer varios lugares y todo se fue dando naturalmente. “Creamos una linda amistad, hasta ahí no había pasado nada”, comenta. Hasta que después de unos meses, finalmente llegó el primer beso: “Yo siempre digo que él me besó a mí, pero secretamente sé que fui yo”.
La propuesta
Como si fuera un cuento de hadas, el año pasado llegó la romántica propuesta en México. “Fue en febrero, él me dijo que tenía una comida con un cliente y su mujer, y que quería que yo vaya. Me puse un jean y una camisita así nomás, y fuimos a un hotel. El restaurante estaba en la entrada, pero me hicieron atravesar toda la playa y me llevaron a un mirador frente al mar. Todo con velitas, decorado divino, me hacen subir una escalera y lo veo a él totalmente nervioso. Le tira el teléfono a la persona que nos recibió y me agarra las manos. Me dice ´tenía todo un speech preparado, que ahora no me sale ni una palabra, y solo quería decirte que te amo´. No me acuerdo bien todo lo que me dijo, yo no entendía nada. Se arrodilló y lloraba. Ahí me preguntó si me quería casar con él y me dio un anillo de compromiso que era de su abuela”, recordó.
Pero claro, si bien pudieron concretar la boda en la Argentina, por la pandemia se fue posponiendo la ceremonia en Tulum, ciudad en la que se habían instalado definitivamente en septiembre de 2020. Ellos querían encontrar el momento perfecto para que todos sus familiares y amigos pudieran estar presentes. Pero en marzo de este año, Jenny tuvo un problema de salud -tiene artrosis en los pies, algo de lo que todavía se está recuperando - y decidió no postergarlo más: “Ahí dije ´hagámoslo´, nunca va a haber un momento ideal. Si no era porque estamos con mucho trabajo, era por el clima, o nuestros amigos no podían viajar. ´Hagamos esto para nosotros, y el que puede, puede, y el que no, estará en nuestros corazones´”.
La ceremonia
Entonces llegó el gran día: el 6 de mayo finalmente concretaron la tan ansiada ceremonia. “Fue hermosa, con un chamán, mi familia, mis amigos...Fue en una laguna con agua cristalina, una especie de beach club chiquito, privado. Ahí hicimos la ceremonia, bien íntima, y después hicimos una fiesta en otro lugar, en medio de la jungla”, revela. “Fue una ceremonia maya, donde cada punto cardinal tiene un guía, y se le pide bendición a la tierra. Es algo en relación a los ancestros y a la naturaleza”, detalla.
Y revela el especial vestido que eligió para la ocasión: “Me lo hizo una diseñadora de California. Es sustentable, está hecho por tejedoras y fue de pago ético, se le llama ethical-sustentability. Es gente que trabaja y se le paga por lo que vale su trabajo. Está hecho en Bali y es todo tejido a mano”.
La vuelta a su primera pasión: la actuación
Lo cierto es que, apenas se concretó la ceremonia, Jenny tuvo que volver rápidamente a la Argentina. Porque, afortunadamente, y después de años de estar alejada de la actuación, le llegó la oferta laboral que tanto esperaba. “Estoy haciendo una serie que se llama Madame Requin, es una producción de 3C Films, y es un personaje súper desafiante porque me corrió de ese lugar de ´niña bien´, es bastante jugado”, cuenta entusiasmada sobre el proyecto que la trajo por un mes y medio al país. Mientras tanto, continúa con su trabajo como creadora de contenido para las redes sociales de un reconocido grupo hotelero mexicano. “Estoy viviendo como un sueño, haciendo todo lo que me gusta”, cierra feliz.
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