Bambi Moreno Charpentier, en carne viva: el disco que le salvó la vida y las lágrimas al hablar de Chano

El bajista y compositor de Tan Biónica está a punto de lanzar República de la Nostalgia, su tercer disco como solista. Además, dio detalles de cómo su familia vive este momento de su hermano

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Bambi habla del disco que le salvó la vida y cuenta cómo está hoy su hermano Chano (Entrevista: Teleshow)

Marina parió a Santiago y lo apodó Chano. Dos años después, la misma Marina dio a luz a Gonzalo y un tiempo más tarde, fue Chano el que le puso un alter ego. “Yo tenía 10, él 12, ponele. Y me decía: ‘Bambino, bambino’, como una forma cariñosa de referirse al hermano menor. Y quedó. Con el tiempo me fui amigando con la idea y mucha gente me empezó a decir así. Los apodos hacen que por momentos crees una identidad y a veces uno se pregunta: ‘¿Dónde está la línea que divide entre una cosa y otra? ¿Cuándo sos uno y cuándo sos otro?’”, se pregunta, claro, Bambi Moreno Charpentier en conversación íntima con Teleshow.

El músico está a punto de lanzar su tercer disco después del freno de la aventura de Tan Biónica y confiesa que cuando se largó solista dudó en continuar su camino con el apodo por el que es conocido. Ahora ya no se lo cuestiona y tiene entre manos República de la Nostalgia, álbum profundamente ligado a una crisis “bastante grande” que padeció durante la pandemia.

“En la primera temporada de la pandemia lo que me inquietaba era eso de no poder moverse, de estar confinados. Sentía que era lo más anti música que había en el mundo, porque para mí tiene que ver con la movilización, desde el cuerpo hasta las emociones. En esa época, tuve un sueño relacionado con un lugar que no sabía dónde era, que estaba seguro de que existía, pero no sabía ni cómo se llamaba. Sospecho que tiene que ver con tratar de viajar a un lugar cuando no se podía. Y la nostalgia para mi está un poco mal asociada con la tristeza, con un sentimiento que no necesariamente tiene que ser negativo. Hay veces que uno puede tener nostalgia de cosas que le hicieron muy feliz. Yo siento que me tuve que crear un universo para poder seguir adelante, porque lo que sentía adentro era realmente muy pesado, muy vacío”, explica Bambi de un tirón.

Trailer de República de la Nostalgia, el próximo disco de Bambi

Por aquellos días críticos de 2020, el compositor y bajista de Tan Biónica había editado DESARMAR, su segundo disco. Y tras el estreno, sobrevino un potente y angustiante silencio. “‘¿Y ahora qué? ¿Y cómo sigue? ¿Y qué voy a hacer y cuál va a ser mi vida?’... Me hice muchas preguntas y eso me trajo como una angustia muy grande que devino en un silencio, pero un silencio que pasó a ser mucho más grave que reflexionar uno o dos días. De pronto, no podía hablar. La música para mi es lo más importante, siempre lo fue, desde chico y marcó mi vida, mis días, mis vínculos, todo. De pronto sentí que se me había acabado esa capacidad de poder decir, de poder hacer, de querer cantar, de poder hablar”, recuerda.

Una vez que el silencio cedió, Bambi tuvo entre manos un primer tema (”Se llama ‘Canción de los ruegos’, una especie de súplica, de que alguien me sacara de ese estado en el cual no había estado nunca y preocupé a un montón de personas”) que lo mostró a sus colaboradores más cercanos para que lo ayuden a encontrar una salida. “Reuní a algunas personas y les pedí que me acompañaran a un lugar que era lo más parecido a este lugar con el que había soñado. Es un campo que queda cerca de un pueblo que se llama Azcuénaga -pertenece al partido de San Andrés de Giles-. Entonces, en plena madrugada, quise mostrar esta primera canción, lo que fue una experiencia bastante creepy para todos, inclusive para mi (se ríe). Pero necesitaba representar gráficamente algo que me había pasado”, dice el compositor.

A partir de allí, la canilla se abrió del todo la creatividad se desbordó y en pocos días tuvo un primer gran boceto de algo parecido a un disco, un nuevo propósito por delante. A la hora de encontrarle una explicación a su crisis, piensa en un estado de situación general y no en algo particular: “Pienso que este hiato vino a poner de manifiesto un montón de cosas relacionadas a lo frágil que es todo: el mundo, nuestra salud mental, nuestro sistema de relaciones... Pero el disco no habla de la pandemia ni tiene que ver con eso. El escenario de la nostalgia es evocar un montón de imágenes que no están ahí, que no tienen que ver con lo que estás viviendo en el momento, sino con lugares por los que pasaste, por historias que tenías que contar y todavía no habías podido bajarlas... O ese lugar imaginario. Por eso para mi era una república, era mucho más que un sentimiento”, dice.

"Me hice muchas preguntas y eso me trajo una angustia muy grande que devino en un silencio muy grave: de pronto, no podía hablar", dijo Bambi
"Me hice muchas preguntas y eso me trajo una angustia muy grande que devino en un silencio muy grave: de pronto, no podía hablar", dijo Bambi

Bambi convive en su hogar con su pareja y madre de su único hijo, Félix, de seis años. Ese núcleo fue el primero que lo contuvo ante la crisis. “Fue un momento de mucha introspección y cuando vos compartís tus días con otras personas, a veces necesitas salir. Por eso yo también me fui, tuve una especie de escape que fue meterme en mi estudio a hacer el disco una vez que las cosas empezaron a encaminarse”, dice.

—¿Cómo te llevás con la paternidad?

—Hago lo que puedo. La idea de paternidad que uno tiene antes de que venga un hijo al mundo, es muy diferente a la práctica. Trato de estar conectado con él de la forma que puedo, todo lo más que puedo. La gran revelación para mi fue que yo pensaba que tenía que enseñarle casi todo, y él me enseñó todo a mi, hasta ahora. En la carrera de quién le enseñó más al otro, yo aprendo mucho más. Yo sabía lo que era ser hijo, pero no tenía ni idea de lo que era tener un hijo.

—¿Y la música entre ustedes cómo se da?

—Está buena la situación musical con él, porque a mi me retrotrae a un momento mucho más intuitivo del que uno se relaciona con la música. Tenemos tres cosas hechas juntos, que él las llamó “Jam”, porque son como zapadas. “Jam 1″, “Jam 2″ y “Jam 3″, que me está pidiendo que las subamos a spotify, que armemos un perfil de artista y todo. Y yo lo vengo reteniendo como puedo (se ríe). Él se hace llamar Fep, que es un apodo que se puso él mismo en una especie de ensamble de percusión y de música al que va. Está todo el tiempo buscando intuitivamente conectar con lo más primitivo, que es hacer una melodía o un ritmo o lo que sea. Entonces, agarra un piano, una guitarra, una batería o un programa de edición musical y ya empieza a tratar de dominarlo. Es un divague eso y la verdad es que ninguno de esos estímulos provienen de mi. La música está presente en nuestros días porque yo laburo de eso, pero en casa particularmente yo toco un poco el piano, más socialmente, pero no estoy todo el día con la música. A mi no me gustaría forzar para nada, pero si hay algo de lo musical que le llama la atención y quiere recorrer ese camino, bienvenido sea. Estoy para darle todo lo que tengo al servicio de que el camino le sea un poco más fácil que a mi, que bastante me costó (se ríe).

En el viaje hacia la República de la Nostalgia, Bambi no está solo. Tiene de invitados a un ídolo personal como Fito Páez (”Fue muy importante para mi en estos últimos años, siempre fue muy generoso conmigo. Y tenerlo cantando una canción mía, fue alucinante”), a colegas diversos y de distintas generaciones (Kevin Johansen, Juliana Gattas, Celli -con quien ya adelantó la pegadiza “Yo vivo en una canción”-, Alba Reche, Paz Carrara, Bratty, Daniela Spalla) y también a Chano. “Cada una de las personas que participan tienen algo para decir o alguna clase de magia que aportan algo nuevo a la canción, algo que yo no tenía. Es una obra tallada en conjunto”, explica de manera genérica.

Sobre “Cielo”, la emotiva fábula pop que edificó con su hermano, dice que tiene a su alrededor “un marco de emoción que trasciende a la canción y a toda la obra. Volver a meternos en un estudio, juntos, después de tanto tiempo y casi como si no hubiera pasado el tiempo, pero a la vez desde otro lugar... Fue una experiencia muy reveladora. La grabamos a fines de 2020, pero la tuvimos un tiempo guardada. No sé cómo recreamos la química, porque todavía no entiendo bien qué es esa química”, dice Bambi.

Bambi y Chano cantando juntos en el Luna Park, el 4 de noviembre de 2021 (Foto: Instagram)
Bambi y Chano cantando juntos en el Luna Park, el 4 de noviembre de 2021 (Foto: Instagram)

—Después de esa grabación, vino el show en el Luna Park de Chano tras el episodio policial en el que resultó baleado. Vos estuviste de invitado, ¿cómo lo viviste?

—Sí, me invitó a tocar en el Luna Park el 4 de noviembre, que para nosotros no era solamente lo que estaba sucediendo esa noche después de lo que había pasado con él, sino que es un día que es casi como una fecha patria para los biónicos. Yo iba a ir a cantar de forma acústica, nos habíamos juntado un día o dos días antes, en los cuales no pudimos cantar nada, porque solamente llorábamos. Fue muy emocionante: cada vez que empezábamos una canción, los dos nos quebrábamos. Entonces, planeamos ir sin plan. Lo cual es un poco aventurero pensando en un estadio Luna Park colmadísimo. Fue medio paracaidista y de hecho iba a cantar dos canciones y fueron ocho, nueve... Un mini recital dentro del show de Chano y la gente estaba muy eufórica. Cuando termina, alguien que estaba conmigo, me pregunta: “Che, ¿cuánto ensayaron? ¿Cómo hicieron para cantar tan emsamblados?”. Y yo le digo: “No, es una especie de plugin que tenemos que funciona”. Y cuando nos juntamos a grabar, tampoco habíamos planificado mucho. De pronto, poner nuestras voces juntas tiene como una sonoridad que representa una energía que para mi excede todo lo que pueda pensar o razonar.

—¿Cómo está Chano hoy?

—Son días muy particulares para nosotros como familia y para mí en lo personal. No es algo nuevo ni es algo que no se sepa. Es una situación y una problemática que tiene su historia, entonces yo no puedo escindirme del lugar donde estoy. En estos días recibí mucho apoyo a través de las redes o en la calle mismo, muchas personas se acercan y te dan un abrazo y una energía, a raíz del testimonio de mi madre. Creo que es imposible no empatizar con una madre en pleno dolor, en plena angustia.

A Bambi se le quiebra la voz pero continúa respondiendo la pregunta: “Yo creo que Chano está, en este momento, en el mejor lugar en el que podría estar, que es haciendo algo para estar mejor. A nosotros esto nos atraviesa desde un lugar complicado: a lo largo de estos años, cuando pasa alguna situación pública respecto a esto, me blindo un poco... Tengo un proceso que es más privado, más interno, porque también son muchos años y es mucho el dolor que cargamos como familia. Estamos hablando de una de las personas que yo más amo en el mundo, con la que he compartido prácticamente todo, desde que nací”, dice, conmovido.

—Fue muy fuerte el testimonio de tu mamá y, como vos decís, es difícil no empatizar con ella.

—Le estamos poniendo la otra mejilla y la pelea a algo que es complejo, pero que me parece que también es importante poder visibilizar, en alguna medida, que la pandemia y otras situaciones vienen a mostrar lo frágil que es la salud mental y lo frágiles que somos como seres humanos. Chano es una persona muy sensible, a la que el mundo le duele mucho. Creo que va a estar bien, creo que va a estar mucho mejor. Estamos acompañándolo para que pueda iniciar un camino hacia la recuperación, hacia poder estar más estable. Y esa lucha yo como hermano no la abandono nunca. Y como es él conmigo, siempre, como compañeros... Nos cuidamos, nos salvamos muchas veces. Hay personas que realmente la pasan muy mal, que no tienen los recursos para atender los problemas que tengan, de cualquier índole. Y si una problemática como esta, de alguien que ha podido trascender gracias a la música y tener un lugar de mucha popularidad, ayuda a que se modifiquen algunas prácticas o algunas cosas, en buena hora.

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