Luis Zerda se hizo conocido años atrás por su participación en Cuestión de peso. Y aunque en ese momento logró bajar de peso, desde hace ya mucho tiempo volvió a recuperarlo, lo que ahora le ocasiona severos problemas de salud. Así lo contó en una entrevista que le hizo Juan Etchegoyen para Mitre Live.
“Hace cuatro años que no viajo en un remis o taxi y no es por la pandemia. La última vez que me enfermé, tuve que ir al Hospital pero jamás me vinieron a buscar ni me dieron explicaciones”, comenzó expresando Luisito, tal como lo apodaron en el reality. Y contó: “No solo volví al peso que tenía en Cuestión de Peso, sino que aumenté. Cuando arranqué, pesaba 194 kilos, dentro de todo la podía pilotear; hoy debo estar casi en 300 kilos, arriba de 200 seguro”.
En tanto, detalló: “Por el gran sobrepeso que yo tengo, no resistían las camas que vienen ahora, porque son de material ordinario, entonces el carpintero le aconsejó a mi papá que le ponga más patas a mi cama, 10 o 12, para que resista. Ahora duermo bien y descanso, no se me rompe”. Pero aclaró: “La solución no sería esa, sino que pueda bajar de peso y no seguir poniéndole más patas a la cama”.
Sin embargo, a su problema de obesidad, también se le suman los económicos, lo que le dificulta aún más el comienzo de un tratamiento. “Hoy en día todo es plata lamentablemente, vivimos en una sociedad donde todo se rige por dinero y para ir al gimnasio o hacer una dieta tenés que pagar. Y yo hoy en día no tengo entrada de dinero”. En ese sentido, y ya un poco conmovido, destacó el apoyo de sus seres queridos: “Soy agradecido de la vida que me tocó una familia maravillosa, si no fuera por mi mamá no tendría un plato en la mesa, y soy agradecido con lo poquito que tengo, trato de ayudar en lo que puedo, pero muchas veces no alcanza”.
Casi al borde de las lágrimas, recordó uno de sus peores momentos: “Trato muchas veces de hacerme el fuerte, pero la procesión va por dentro. Un día, yo todavía no tenía mi casa y vivía en lo de mi mamá. Tenía la cama en la cocina porque no tenía dónde ponerla. Ese día me sentía mal, no le dije a nadie, pero me dolía mucho el pecho. Me acuesto a dormir y lo primero que hice fue darle un beso a mi mamá, que no soy de hacer eso, pero pensé que me moría”, relató.
Y cerró: “Mi familia está preparada por si algún día llego a faltar, están preparados para lo peor. Yo tengo 35 años y eso que te digo es la verdad, uno se prepara porque son etapas. Tengo miedo de morirme (...) Yo no tengo trabajo, pero hay que ver el tipo de trabajo porque con la condición física que tengo, mi cuerpo no resiste trabajar ocho horas o doce quizás”.
En agosto del año pasado, Luisito había estado internado de manera preventiva por un tema vinculado a su salud. “Sé que es un largo camino pero hoy estoy decidido gracias a todos siempre por la buena onda”, había escrito en ese entonces en su perfil.
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