La Mona Jiménez brindó un multitudinario show en el obelisco

El cuartetero cordobés celebra sus 55 años de carrera con un recital gratuito en Diagonal Norte y 9 de Julio

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El dron de Infobae en en recital de La Mona Jiménez en el Obelisco

Para celebrar sus 55 años de carrera, La Mona Jiménez decidió brindar un show gratuito en el obelisco, dónde desde las primeras horas de la tarde de este domingo se empezaron a agolpar sus fanáticos. El “rey del cuarteto” comenzó a tocar pasadas las 18 horas en un escenario montado en Diagonal Norte y 9 de Julio. Y, pese a las bajas temperaturas, una multitud se reunió para bailar al ritmo de sus mejores temas.

La Mona Jiménez cantó en
La Mona Jiménez cantó en el obelisco (Nicolas Stulberg)
Una multitud se acercó
Una multitud se acercó a ver al cuartetero
Los fanáticos comenzaron a llegar
Los fanáticos comenzaron a llegar a primera hora de la tarde

En la previa, una banda llamada Laboratoro de Cuarteto Digital fue la encargada de prender los motores. El grupo fue seleccionado de un concurso online que se realizó entre músicos de todo el país. Pero en los laterales del escenario podía verse un mapping a dos caras con imágenes de La Mona, a quien todos estaban esperando ver cantando y bailando al ritmo de Beso a Beso, Ramito de Violetas, El Federal y Quién se ha Tomado Todo el Vino, entre tantos otros hits.

La gente bailó con cada
La gente bailó con cada tema a pesar de las bajas temperaturas
La Mona cumplió 55 años
La Mona cumplió 55 años de carrera

El show de la Mona estaba estimado en 90 minutos. El problema, sin embargo, fue seleccionar las 22 canciones que entrarían en el repertorio, teniendo en cuenta que el artista tiene grabados más de 1200 temas, de los cuales unos 200 son considerados como los más exitosos del país. Pero era imposible conformar a todos los fanáticos y la realidad es que el público agradeció cada una de sus interpretaciones.

La gente intentaba registrar el
La gente intentaba registrar el momento con sus celulares
La Mona estuvo acompañado por
La Mona estuvo acompañado por toda su banda

Antes de este recital, La Mona se había mostrado muy emocionado. El cuartetero solo había tenido oportunidad de cantar junto al mítico monumento porteño en 2007, cuando interpretó Balada para un loco en la despedida de Julio Bocca. Pero esta era la primera vez que iba a cantar la música típica de su provincia natal, acompañado de los 13 músicos que integran su banda. “Estoy feliz, tengo contento el corazón, salta de alegría. El domingo la gente me va a dar tanta felicidad que quizás se me escapa un lagrimón”, había asegurado.

La Mona lo dio todo
La Mona lo dio todo sobre el escenario
El público incluyó a grandes
El público incluyó a grandes y chicos

Además de los fanáticos de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, estuvieron presentes los seguidores cordobeses de la Mona que llegaron a la Capital Federal en unos 60 micros. Lo bueno, sin embargo, fue que aunque los mismos llevaban banderas y camisetas de Belgrano y de Talleres, no hubo ningún tipo de disturbio entre ellos. Y es que, en esta oportunidad, los hinchas de ambos clubes estaban unidos por lo mismo: la música.

La Mona le dedicó el
La Mona le dedicó el show a su esposa, Juanita
Entre el público se exhibieron
Entre el público se exhibieron banderas de diferentes clubes de fútbol (Fotos: Nicolas Stulberg)

Para evitar que las banderas que obstruyan la visión del show, la Mona inventó una serie de señas que le permiten identificar a los distintos barrios de su provincia y otros lugares desde donde viene su público y así poder nombrarlos. Durante este recital, que le dedicó especialmente a su esposa, Juanita, estuvo mencionando a Carito, Gordo, Huesi, La Rioja, Merlo, Soldati, Tigre, Salta, Mendoza, San Juan, Albatro, Maldonado y Güemes entre otros.

Parte del merchandising de La
Parte del merchandising de La Mona
Feliz de la vida, La
Feliz de la vida, La Mona se despidió de su público (Fotos: Nicolás Stulberg)

Así, entre vendedores ambulantes que promocionaban vinchas, remeras, banderas y todo tipo de merchandising, y fanáticos que se trepaban a árboles y postes para poder ver mejor a su ídolo, trascurrió el ansiado recital de La Mona. Como era de esperar, no faltaron los vasos de fernet ni la euforia. Pero la fiesta se vivió sin ningún tipo de contratiempo y, al cabo de una hora y media de cuarteto, todos pudieron volver a sus casas felices.

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