De regreso por unos días en Argentina, Karol Sevilla recorre el estudio de Infobae como lo hace con cada rincón de un país que la llena de los recuerdos más lindos. En esta tierra rodó Soy Luna, la tira con la que saltó a la fama en 2016 y que le cambió la vida, pero no la corrió del eje. “Fue muy divertido vivir aquí”, resume la mexicana, que se prepara para interpretar a Lupe en Siempre fui yo, otro producto de la factoría Disney, un personaje que nuevamente se parece a Karol y que, por lo tanto, se diferencia de Luna. Porque en estos seis años pasaron muchas cosas por el cuerpo de la artista. Y ese crecimiento se transmite en cada uno de sus pasos.
Cuando terminó Soy Luna aparecieron múltiples propuestas, pero Karol se tomó su tiempo para pensar su próximo destino artístico. Sintió que tenía ganas de crecer en tiempo real, por fuera de lo que le imponía la ficción, hacer la transición a la vida adulta de cualquier chica normal. Se enamoró del actor mexicano Emilio Osorio y se enfocó en su faceta de cantante, donde abrió su corazón como nunca. Hasta que en su camino se cruzó Lupe y ahí sí comprendió que estaba preparada. “Es un personaje que me ha cambiado mucho como persona y como actriz. Es un reto bien grande”, asegura a Teleshow sobre la serie rodada en Cartagena de Indias que se estrena el próximo 15 de junio.
Karol se entusiasma al contar la historia de Lupe, una joven de 22 años, estudiante de periodismo, introvertida y sensible, que nuevamente la tendrá entre dos tierras. Que vive en México con su madre, pero tras la muerte de su padre, viajará al funeral en Colombia, donde aparecerán indicios inesperados sobre cuestiones muy extrañas. Y que invita a no despegarse de la pantalla. “El público es una pieza fundamental de las pistas y tiene que poner mucha atención para entender perfectamente toda la historia”, advierte la joven, con el mismo compromiso con el que se involucra en cada uno de sus proyectos.
—Karol, festejo tu vuelta a la pantalla y que te hayas tomado el tiempo para pensar qué era lo que querías hacer después de un boom como Soy Luna, donde no tengo dudas que llovieron propuestas de todo tipo.
—Sí. Cuando terminé Soy Luna me regresé a México y empecé un proceso de buscar qué quería hacer: me entró la ansiedad de no saber si quería cantar, si quería actuar, si quería bailar, si quería vender tamales. Y tuve que pensar también en mí. Me tomé cuatro años en los que no actué y me dediqué mucho a cantar, a componer mis propias rolas.
—¿Pueden convivir la actriz y la cantante?
—Sí, pero es complicado porque me encantaría partirme en ocho y poder estar haciendo la promoción de mi disco y también de la actuación. Pero me doy cuenta de que no. Entonces cuando llega este proyecto de Siempre fui yo, le puse un stop a la música, porque me gusta enfocarle el cien por ciento en cada proyecto.
—¿Pudiste compatibilizar el tener una vida personal con una agenda profesional tan cargada?
—Cuesta. La vida personal en este momento es como que no existe, es difícil hacer planes. Pero cuando lo hay es salir de vacaciones dos semanas, dormir, estar en casa con la familia. Siempre ha sido así.
—La última vez que hablamos hacía poquito que te habías puesto de novia. ¿Cómo anda eso?
—La verdad que bastante bien. Justamente el hecho de estar feliz es otra responsabilidad más a mi vida. Y creo que a veces no tenemos en mente buscar la tranquilidad y la estabilidad emocional en todos los sentidos.
—¿Logran compatibilizar las agendas y las responsabilidades de cada uno para que crezca la relación?
—Sí. Igual la prioridad es el trabajo y lo tenemos claro, sabemos que la responsabilidad ante todo es cumplir con nuestras cosas y eso creo que también es fundamental porque nos tiene bien enfocados.
—La primera vez que charlamos en este estudio Soy Luna acababa de empezar, vos tenías 16 años y todavía no entendías el furor que se iba a venir en las calles. ¿Cómo te llevas hoy con eso?
—Bien, aprendí a vivir con eso. Al principio fue extraño que mi cara estuviera en todos lados hasta que entendí que fue un proyecto muy conocido. Hoy la gente todavía me sigue conociendo por el personaje y los niños siguen viendo Soy Luna. Me impresiona decirlo, pero es un proyecto que sigue en el corazón de la gente. Es un orgullo bien grande que sigan recordando a un personaje al que le eché toda la vida y por el que me fui a vivir a otro país.
—¿Es verdad que un manager te quitó tu pasaporte porque no quería que vinieras a hacer ese papel?
—Sí, me retuvieron el pasaporte. Al siguiente día ya lo pude conseguir otra vez y pude viajar.
—Tenías un manager que quería que te quedaras allá trabajando con él sí o sí.
—Sí. Ahí uno entiende que hay mucha gente que quiere apagar tus sueños. Mi lema es “no dejes que nadie apague tus sueños”. Que nadie te diga que no puedes hacerlo porque eso significa que tienes que convertirlo en un sí. Y eso es lo que básicamente me ha hecho crecer.
—¿Te topaste con mucha gente que quiso aprovecharse?
—No aprovecharse, pero sí decirme que no iba a poder lograr las cosas. Pero yo soy bien terca, y eso me ayudó, me dio fuerzas para demostrar que sí podía. Y hoy en día les agradezco mucho porque es parte de mi personalidad.
—Pienso en toda la gente que sigue a Karol más allá de Luna. Es gente que te quiere a vos.
—Es gente que me conoció, me aprendió a querer a su forma, y también empezó a querer los proyectos que tenía aparte. Creo que el miedo fundamental de cuando sales de un proyecto gigante es sacar tu propio contenido. Yo no sabía si mi música iba a gustar, y cuando a la gente le empezó a gustar mucho, también empecé a enfocarme en la imagen que quería mostrar.
—En esa masividad aparece muchísimo amor, pero también hay una agresión desde la impunidad de las redes sociales. ¿Cómo te llevas con eso?
—Hasta hace muy poquito viví el cyber bullying. Hoy en día las redes son muy poderosas, pero queda en ti el poder que le pones a cada comentario. Creo que los artistas vivimos de lo que dice la gente, de si le gusta o no lo que hacemos, y cada vez que sacamos algo vemos los comentarios para ver cuál es la reacción. Estoy en el proceso de aprender a no hacerle tanto caso, porque en algún momento me atacaron durísimo. Crecer no es fácil y convertirte en una mujer no es fácil, pero queda en ti ponerle un stop.
—La gente puede ser muy agresiva y decir cosas horribles. ¿Quién te ayudó en ese momento?
—Ante todo mi familia, mi mamá, mi hermano, que están conmigo constantemente en mi vida personal, sentimental y psicológica. Pero también quise hacerlo sola, porque las redes sociales las manejo yo, las escribo, hablo con los fans ahí. En un momento pensé que era mi lugar de refugio, pero hoy entendí que no, que es el lugar del refugio de la artista, pero no el personal.
—¿Con qué te atacaban?
—Fue cuando empecé a hacer mi proyecto personal, y era como: “Huy, ya te apagaste, ya no eres Soy Luna, ya esto, ya el otro”. También se metían mucho con mi cuerpo. Hoy creemos ver al cuerpo perfecto en una foto, pero no todos saben que a los artistas nos hacen Photoshop. Nos adelgazan, nos quitan granitos, los filtros literalmente te deforman la cara y te hacen como una muñequita. Yo me subí un poco de peso, es normal, me encanta la comida, pero también es parte de crecer y de aprender. Estuve en una pelea muy fuerte conmigo pensando que tenía que enflacar, hasta que me vi al espejo y entendí que no puedo vivir diciéndole a todos que me amen porque primero está el amor propio.
—Pero aparte es de una exigencia imposible. No cambia ni un centímetro a la artista que sos.
—Sí, yo estoy en la tele por mi talento, no por mi cuerpo, por mis ojos, por mi cara o porque tengo buen humor. Lo hago porque actúo, porque canto, y eso es lo que muestro en la pantalla. Entonces no necesitamos pedir respeto, nos tienen que dar respeto.
—No se opina sobre el cuerpo de los demás, y punto.
—Totalmente, estamos en ese proceso.
—¿Cómo disfrutas el tiempo libre?
—Durmiendo (risas). Es lo mejor que me puede pasar en la vida. Estar con mi familia. La visita de los amigos. Llamarlo a mi padrino, Chavo, pedirle que me invite a comer, llegar a su casa y que en algún punto me traten como niña normal.
—Sirve para bajar a tierra: “Acá no sos Karol, acá sos mi ahijada”.
—Exacto. “Acá eres real, acá también se te regaña, acá se te dicen las cosas buenas y malas”.
—Vamos a conocer a esa Karol por fuera de lo artístico. ¿En qué tareas sos mala?
—Para lavar la ropa soy pésima. Y para cocinar soy un poquito mala. Ahorita estoy intentando meterme a la cocina un poquito, pero me cuesta.
—¿Qué plato te está saliendo digno?
—Aprendí a hacer salmón empapelado, ensalada de sandía, pasta con salsa de chiplote. Y algún postrecillo.
—Ya tengo lo que no. ¿En qué te sentís la mejor?
—Huy. Para dormir soy muy buena (risas). También creo que soy muy buena actuando, siento que me defiendo bastante bien. Y cantando, me cuesta todavía entender que lo hago bien. Todavía me critico mucho al momento de cantar. Como que en algún punto no me suelto tanto como debería, me pongo límites.
—Estás más expuesta cuando cantás porque sos Karol, ahí no hay un personaje.
—Sí, eres tú, que te muestras tal cual con tus sentimientos y me da miedo que vean que soy bien sensible. Me dejo guiar mucho por mis sentimientos. Hace poquito escribí una canción en el momento que estaba súper enamorada y es re empalagosa porque cuando me enamoro lo doy todo, soy re cursi. Y obviamente, estoy ansiosa para que la gente la escuche porque me ha salido del corazón.
—¿Qué te da miedo?
—Perder todo por una mala decisión. Siempre soy la más insegura entonces le pregunto a mamá, veo los puntos buenos, los puntos malos.
—¿Crees que se puede perder todo por una mala decisión?
—Soy tan correcta con mi carrera que creo que sí. Quiero que todo vaya en un buen camino porque, como te contaba al principio, me llegaron estos proyectos de personajes donde tenía que hablar de otros temas y fácilmente podría haber dicho que sí, pero sabía que el riesgo era perder el público que tenía.
—Es muy interesante porque estás haciendo esa transición en forma lenta.
—Crecer es poco a poco. Y justamente al hacer mi música me preguntaron si quería cantar para más grandes. Y yo quería cantar sobre la primera vez que te enamoras, la primera vez que te rompen el corazón. Entonces es parte del crecimiento. A ti te pasó, a mí me pasa, a mi mamá le pasó, en algún momento a tu hija le va a pasar, y creo que esas son canciones que nadie le canta a la gente.
—¿Qué te enoja?
—Que salgan las cosas mal. Me enojan las injusticias, que traten mal a la gente. Y me enoja que duden de mí. A veces me ven tan chiquita que me creen mensa. Pero en el momento que me pongo en cámara es cuando me defiendo.
—Empezaste a los cinco años. Estrella de Disney a los 16. Hoy estás cantando y lanzando serie nueva. ¿Qué te falta? ¿Qué soñás?
—Tengo muchos sueños en mi cabeza.... Quiero ganar un Grammy porque mi música llegó al público y porque la letra los representa. Quiero seguir actuando y creciendo en mis personajes y que sean como Lupe, un reto grande como persona y como actriz. Y sobre todo, llevar el mensaje de que si yo lo logré, también tú puedes hacerlo.
—Es un mensaje muy lindo para los jóvenes que te siguen.
—Es que no importa de dónde vengas. Yo vengo de una familia bien humilde, mi padre me ha enseñado a trabajar para tener mis cosas y crecer en todos los sentidos. Mi madre me ha enseñado a respetar, a ser humilde, a tener los pies en la tierra. Mi hermano, a ser hermana, a ser amiga y que la gente vea eso. Y todo eso es lo que muestro. Lo importante es que sueñes y que nadie te diga que no puedes hacerlo.
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