Siguen corriendo las semanas y cada segundo que pasa en El Hotel de los Famosos pesa mucho más que el anterior. Al fastidio propio de la convivencia se suman las dificultades físicas de los desafíos y las tensiones propias de cada uno de los grupos. El encierro es el ingrediente que mantiene todo a punto de colapsar y basta la mínima chispa para que se disparen las reacciones más intensas.
Esto le ocurrió a Lissa Vera durante el desafío de los huéspedes, y tuvo que ser contenida por sus compañeros. La integrante de Bandana se enfrentó a Alex Caniggia, Melody Luz y Locho Loccisano en la clásica prueba de entresemana. Quien resultara ganador, se haría acreedor a una noche en la suite de lujo con un participante a elección. Quien finalizara en el último lugar, no solo pasaría al staff sino que debería revalidar su lugar en la competencia en el Laberinto, para evitar caer en la tan temida prueba de la H.
Los participantes debían recolectar una serie de tótems a través de una travesía física, depositarlos en una tarima y derribarlos a distancia con una pequeña pelota, como si fueran palos de bowling. De entrada, Alex y Locho picaron en punta, seguidos de cerca por Melody y cada vez más lejos por Lissa, que mientras sus tres compañeros se sacaban chispas en la definición, optó por dejar abandonar la competencia. El Emperador se impuso por cuestión de segundos y como era de esperar, eligió a su novia para pasar la noche deluxe.
Pero a la cantante nada de esto le importaba y transitaba su propia pelea. “Es mi primer laberinto vamos a ver cómo lo resuelvo”, señaló la intérprete de “Maldita noche”, que se las verá con Sabrina Carballo y Majo Martino. Y contó cuál había sido su dificultad en la prueba: “En la ultima subida en la soga me tironeó, cualquier lesión en la ingle es muy difícil de recuperarla, solamente con reposo y acá no hay descanso para los malvados”, explicó. “O me terminaba de romper y por ahí llegar al mismo resultado o me ponía fría para no enloquecer”, analizó ante los conductores Pampita Ardohain y Chino Leunis cuando ya estaba clara su estrategia.
En el vestuario, mientras aflojaban los nervios de la competencia, Lissa compartió su malestar con sus compañeros, ese en el que confluían el dolor físico con la frustración por quedar por primera vez nominada. “Estoy contrariada”, resumió la cantante antes de romper en llanto. “Ya estoy cansada, me quiero ir a mi casa. Me quiero ir con mi nena”, agregó ante la contención de Martín Salwe. “Me duele, no sé si voy a poder correr mañana”, finalizó de cara al duelo del laberinto.
Sostenida por Martín y Locho, Lissa caminó con dificultad hasta el hotel, donde debía dejar su lugar de huésped para pasar al staff. “Date una ducha, que caiga agua y descargá. Llorá por lo que quieras llorar”, la aconsejó Sabrina, mientras que Melody lamentó que su compañera dejara la habitación. “Ella es mí ídola desde que soy chica y aprendo mucho de ella”, señaló la bailarina.
Después de hacer caso a los consejos, la cantante se mostró más tranquila y reflexiva. “Los juegos te llevan a darlo todo de verdad y pareciera que te va la vida en eso”, sentenció. Habrá que ver cómo evoluciona su físico y sobre todo su estado de ánimo para sortear la exigente prueba del laberinto.
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