Por estos días los fanáticos de las series se enredaron, a partir de un tuit de Netflix, en una debate que surge del siguiente dilema: ¿Better Call Saul es mejor que Breaking Bad? Es decir, ¿el spin-off superó a la serie original?, algo así como el discípulo llegando a una instancia superior a su maestro. La respuesta no se encontrará aquí, por supuesto. Y puede que nadie la obtenga; a fin de cuentas, el criterio es subjetivo. Pero lo cierto es que la sexta -y última- temporada de la historia basada en el abogado Jimmy McGill, o Saul Goodman (Bod Odenkirk), es notable. Aquí no hay discusión posible. Y aquí, tampoco: la actriz Rhea Seehorn mucho tiene que ver en esto.
Seehorn se pone en la piel de la abogada Kim Wexler, un personaje clave en la serie porque... ¡stop! Pese a la tentación, no vamos a caer en ningún spoiler. Sí amerita contar que su interpretación es brillante. Y que este papel le significó la consideración del público, aunque de manera tardía: consiguió un lugar que, en principio, no iba a tener.
Rhea acudió a una audición en abril de 2014, tan solo dos meses antes de que se grabara el piloto de Better Call Saul. Según contó en su momento la directora de casting Sharon Bialy, le hicieron actuar dos escenas que nada tenían que ver con la serie. Fue solamente paro conocerla y saber de ella. Lo suyo fue tan contundente que entonces le contaron la verdad: que la estaban convocando para la serie, que no quisieron darle un fragmento del guion para evitar que trascendiera, y que estaban maravillados con ella. Luego le preguntaron si podía hacer otra toma. Esta vez sí, como Kim Wexler.
Le alcanzaron su parlamento, lo repasó y un rato más tarde lo hizo. Pese a no haberse preparado, Rhea había llegado al casting con otra idea que en nada se asemejaba a ese personaje, no dejó de cautivarlos. De hecho, hizo solo una toma: le alcanzó para que le dijeran que el trabajo era suyo. La ficción salió al aire y a medida que fueron avanzando los capítulos productores y guionistas notaron que sus intervenciones eran esenciales, por lo que Kim adquirió cada vez mayor protagonismo.
Escalera a la fama
Rhea Seehorn nació el 12 de mayo de 1972 en Virginia, Estados Unidos. Su vida fue, sobre todo en los primeros años, nómade, debido al trabajo de sus progenitores. Su mamá se desempañaba como como ejecutiva en la Armada mientras que su papá era agente en el Servicio de Investigaciones Navales. La familia vivió entre Washington y Arizona. Incluso, en un momento también se instalaron en Japón.
En cuanto a su vocación como actriz, en un principio no estaba muy clara. Si bien nunca dejó de estudiar actuación y de brillar en las obras escolares, en su casa tenía una fuerte influencia artística pero orientada en otro sentido: tanto su padre como su abuela paterna fueron grandes pintores. La niña también siguió ese camino, fue a una escuela de pintura y dibujo, y logró destacarse con el pincel. Por caso, al terminar el colegio se anotó en Licenciatura en Arte: se recibió en 1994. También estudió Arquitectura, aunque no finalizó la carrera porque empezó a trabajar como actriz, cuando finalmente despejó sus dudas y eligió su destino.
En plena época universitaria subía al escenario en obras teatrales menores, en su lugar de residencia, en el barrio, haciendo sus primeras armas. Y como suele ocurrir en estos casos, fue su maestro quien la incentivó para que se animara dar un paso más. Sabía de su potencial y no quería que se perdiera en el camino.
Seehorn estaba entusiasma, pero con el dinero que ganaba como actriz no llegaba a fin de mes: siempre dependía económicamente de sus padres. Esa situación era un escollo, una pared que le generaba cierto temor. Por eso no quería abandonar Arquitectura. Hasta que logró dar el salto que le permitió dejar todo y volcarse de lleno a la actuación.
Tenía 25 años cuando la convocaron para Homicidio: una vida en la calle, una serie en la que estuvo en un único capítulo. Un año más tarde, en 1998, le llegaría su debut cinematográfico con un papel secundario en Un caso contra Karen. Desde entonces para Rhea abundaron los roles secundario, pero que llegaban de forma ininterrumpida. Recién en 2003 su nombre tuvo un lugar más preponderante: fue en la serie televisiva I’m with Her.
En cine consiguió protagonizar en 2007 con The Singles Table, y en 2011 con Whitney. Sin embargo todas eran producciones menores, que no obtuvieron una gran trascendencia. Hasta que llegó ese 2015 en el que fue tocada con la varita mágica de los creadores de Better Call Saul, Vince Gilligan y Peter Gould.
Desde entonces Seehorn se trasformó en la preferida de muchos, no solo de los seguidores de la serie sino también de los productores que imploran por tenerla en sus filas. Sin ir más lejos, a la par de la ficción viene realizando distintos trabajos, como la participación especial en La ley y el orden. Casi de inmediato estuvo en La dimensión desconocida (2019-2020). En cine, en 2019 protagonizó Hombre interior: el más buscado, en 2021 hizo lo propio en Cosas escuchadas y vistas, y este año estrenó Linóleo.
En cuanto a su vida privada, no se sabe demasiado. En ese sentido Rhea es tan reservada como Kim: parece inabordable. La actriz busca que todo aquello que hace por afuera de la filmación pase inadvertido. Es público que está en pareja con Graham Larson, un hombre que no pertenece a los medios: trabaja en bienes raíces. El romance recién se conoció cuando Larson la acompañó a la presentación de Better Call Saul.
Trascendió que la celestina de la pareja fue la diseñadora de moda Mary Haney, amiga de Rhea y expareja de Graham, con quien tuvo dos hijos. Todo un enredo -con final feliz- que sucedió en la vida real, pero que bien podría darle vida a un atrapante guion. Y aquí sí, Seehorn sería la protagonista excluyente.
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