La de Marcelo Tinelli y Guillermina Valdés fue una historia de amor intensa e inolvidable y vale la pena preguntarse si podría haber sido de otra manera. Un comienzo explosivo, un escenario de acercamientos y distancias y un momento cúlmine con la llegada de su hijo Lorenzo. Este martes, Teleshow pudo saber que la relación entre el conductor y la empresaria había llegado a su fin, en buenos términos y sin daños más allá de los que provoca la tristeza del amor cuando se termina. Aunque a juzgar por los vaivenes que pasaron en estos nueve años, nadie, ni siquiera ellos mismos, puede asegurar si es definitivo.
Promediaba el 2012 cuando los primeros rumores sacudieron las alarmas del mundo del espectáculo. Marcelo Tinelli y Guillermina Valdés estarían iniciando un romance, era lo que se escuchaba en los pasillos y las redacciones, pero nadie quería animarse a darle demasiado crédito. Había una tentación a la desconfianza, a que se tratara de un rumor de tantos que envolvían a quien se había convertido en uno de los solteros más codiciados de la farándula. Por otro lado, muchos veían como una traición que Tinelli se fijara en la ex esposa de Sebastián Ortega, quien había sido uno de sus socios y con quien había tenido una relación profesional muy cercana.
Con el correr de los años, y con otra perspectiva de género, Guillermina dio su versión de los comienzos de la relación. Fue durante su visita el año pasado a Los Mammones, cuando contó que una amiga le presentó a Marcelo, a quien no conocía más allá de algún encuentro ocasional. “A Marcelo lo había cruzado en dos o tres eventos. Estuvo siempre el tema de ‘la mujer del amigo’ como si la mujer fuera de alguien”, reflexionó la necochense. “Yo no era la mujer de nadie, quizás si lo decía hace ocho años, decían ‘¿qué dice? No entiendo’. Pero hoy las mujeres estamos con todos los radares prendidos”, analizó a la distancia.
Pero en aquel entonces la opinión pública se hizo eco de la palabra traición y la pareja atravesó la primera turbulencia ni bien había empezado. Incluso el propio Ortega, que para entonces ya estaba en pareja con la modelo Ivana Figueiras, manifestó públicamente su molestia por la situación. “Estuve enojado y dolido, pero ya pasó”, señaló al poco tiempo. Sin embargo, en la mencionada entrevista con Jey, Valdés dejó en claro su postura acerca del estado de situación de aquellos comienzos: “Una relación de amistad no era. No habíamos compartido un bautismo, ni un cumpleaños. No había venido a mi casa”, enfatizó.
“No me arrepiento de haberme jugado por Marcelo. Yo con él fui desde el corazón, me deslumbró. Aprendí mucho con él y de esta historia. Y sufrí cuando se terminó, pero se ve que tenía que ser así”, había destacado Guillermina en ese primer impasse. Pero, al poco tiempo, sobrevino la reconciliación y el 18 de abril nació Lorenzo, el hijo con el que sellaron su amor y ensamblaron una gran familia con los hijos de ella -Dante, Helena y Paloma, fruto de su relación con Sebastián Ortega- y los de él -Micaela y Candelaria, fruto de su matrimonio con Soledad Aquino; y de Francisco y Juana, de su relación con Paula Robles-.
Por esos días todo era felicidad para una de las parejas más rutilantes del mundo del espectáculo, que vivía en el mismo edificio de la avenida del Libertador pero en pisos diferentes, para preservar parte de la intimidad. Nada hacía prever otra una nueva turbulencia, que llegó en marzo de 2015, provocada de alguna manera por los fantasmas del pasado. Guillermina no estaba dispuesta a cometer los mismos errores de su pareja anterior.
Habían sido 14 años al lado de Ortega en los que pospuso su carrera de modelo y actriz para dedicarse principalmente a su familia. Su nombre dejó de aparecer en los medios, salvo en contadas ocasiones y en las producciones de su marido, como Botineras. Y mientras buscaba reinsertarse en el mundo del espectáculo y ensayaba con Gastón Soffritti para el estreno de Sexo con extraños, el conductor le pidió que la acompañe a Europa, donde viajaba para ver los partidos de la Champions League.
Las rispideces hicieron que otra vez Tinelli y Valdés pasaran por una etapa de distancia, pero esta vez era diferente: había un hijo en común, por lo que se encargaron de aclarar que era en buenos términos y que no había terceros ni terceras en discordia. Guillermina fue más allá y negó tener una mala relación con las hijas del conductor. La puerta de la reconciliación había quedado entornada, y decidieron abrirla poco tiempo después.
A finales de mayo, el hombre de Bolívar se hizo presente en el teatro Metropolitan para ver la obra de su... ¿novia? “Después de la crisis que tuvimos, estamos en una relación muy buena, viendo qué nos pasa a ambos. Es una relación de muchísimo amor y respeto por el otro. Y estamos viviéndola sin ponerle ningún rótulo”, señaló por entonces Marcelo.
Por un tiempo largo no hubo turbulencias. Enfocados en Lolo y en sus respectivos proyectos, Guillermina profundizó su vocación de empresaria instalando la línea de calzados Valdez mientras Marcelo se desdoblaba entre sus programas de televisión, sus roles dirigenciales en San Lorenzo, el club de sus amores, y su desembarco en la Asociación del Fútbol Argentino. Incluso el Cabezón amagó con la posibilidad de un casamiento, envalentonado por el Día de los Enamorados del 2020. “Por ahí te sorprendemos en un futuro no muy lejano”, respondió ante la consulta de un usuario de Instagram. Hasta que llegó la pandemia, y con ella, la anteúltima crisis de pareja.
“Hola a todos quería contarles que con Guillermina, estamos atravesando una crisis y hemos decidido separarnos, después de estos casi 8 años maravillosos que vivimos. Sentimos que es lo mejor para los dos, y compartiremos un hijo maravilloso y amado, que va a tener siempre a sus papás presentes. Mil gracias a todos por el amor infinito que nos dan en todo momento. Los quiero”, escribió el conductor de ShowMatch el 28 de junio de 2020 en su cuenta de Instagram. “Vamos a transitar este proceso, que es muy íntimo y personal, con mucho amor y respeto, como lo fue nuestra relación”, aportó Guillermina.
La pareja había pasado la parte más dura de la cuarentena en Esquel, donde el conductor festejó sus 60 años el 1° de abril, en un contexto de intimidad propio de la época. Desde entonces, no se habían mostrado públicamente y para hacer frente a los rumores, Marcelo optó por cortarlos de raíz marcando una nueva distancia. Así estuvieron menos de dos meses, hasta que a mediados de agosto, Teleshow anticipó la reconciliación que el conductor confirmó poco tiempo después en diálogo con Jorge Rial para Intrusos.
Desde entonces, Tinelli y Valdés siguieron adelante su relación. Como nunca antes, compartieron intimidades de su pareja desde que el conductor volvió a la pantalla chica con La Academia en ShowMatch y sumó a la empresaria como una de las jurados. Lo que empezó como un reemplazo ocasional de Ángel de Brito terminó siendo parte del staff titular y una figura clave en el certamen. El vínculo de la pareja frente a la cámara, con sus besos y sus cruces; sus pasos de baile y sus pasos de comedia, fueron algunos de los highlights del programa que terminó el 10 de diciembre pasado.
La escena siguiente los encontró en el verano de Punta del Este en La Boyita, la casa que el conductor tiene en San Ignacio. Allá partieron ensamblados y en tandas, familiares y amigos para disfrutar de las vacaciones. En febrero, el conductor viajó a Europa con sus cuatro hijos mayores, lo que encendió algunas alarmas, más allá de un intercambio virtual por el día de San Valentín. En abril, hizo lo propio con destino México, esta vez con Lolo pero sin Juanita, para visitar a su hija Micaela que está viviendo allí con su novio futbolista Lisandro López. Casi al mismo tiempo, Guillermina viajó a Londres a acompañar a su hija Paloma, que pasará un tiempo en dicha ciudad.
Así estaban las cosas hasta que un nuevo desgaste puso un nuevo punto en la relación. De momento, fue poco lo que dijeron, solo que se dio en buenos términos y que mantienen una buena relación. El tiempo dirá si es un adiós definitivo o, como si ocurrió en otras oportunidades, vuelven a darle una oportunidad al amor.
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