Los tatuajes en su cabeza que borró, los 11 kilos que subió con Masterchef y por qué dejó de ser simpático: 43 hechos de Germán Martitegui

Reconocido en el mundo de los cocineros, sus emprendimientos gastronómicos figuraban entre los mejores. La popularidad le llegó como el exigente jurado del reality de Telefe. Exitoso en todo lo que emprende, su gran orgullo son sus hijos, Lorenzo y Lautaro

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Su restaurante Tegui se ubicó
Su restaurante Tegui se ubicó en el puesto número 10 de The Worl's 50 Best Restaurants Latin America y él fue distinguido por sus pares con el Chefs 'Choice Award 2017. Germán Martitegui alcanzó la popularidad como el jurado más exigente y serio de Masterchef

1. Nació el 16 de junio de 1966 en Necochea.

2. Tiene sus raíces familiares en el País Vasco. Sus bisabuelos Julián Martitegui y Hermenegilda Urrunaga se casaron en Guernika y en octubre de 1902 subieron a un barco en Burdeos para emigrar a Buenos Aires.

3. Es hijo único pero creció rodeado de primos.

4. Cuando tenía seis años sus padres se separaron. “Y en circunstancias que no fueron las mejores”, recordó en Teleshow.

“Es una luchadora, una mujer
“Es una luchadora, una mujer que se divorció en los 70, que era muy difícil criar un hijo sola. Trabajaba mucho, me cocinaba los domingos, y agradezco la libertad con la que me educaron y que tuve toda mi vida”, dijo Germán Martitegui sobre Ana, su mamá

5. Su mamá, Ana, decidió dejar Necochea y mudarse a Buenos Aires. “Mi adaptación aquí fue devastadora”, describe. “Empecé a tener alergias. Me brotaba todo. Yo, que siempre había vivido en una casa a metros del mar, terminé en el departamento de una ciudad enorme a la que no conocía. Fueron cambios y experiencias que afectan mucho a un chico. Y en mi caso fue así”. (Teleshow).

6. La mudanza también modificó su carácter. El nene simpático y sociable se transformó en otro tímido y súper retraído.

7. Desde chico desarrolló una gran habilidad para cocinar. A los 12 años ya era el encargado de preparar las tortas para los cumpleaños familiares. Según aseguró “eran horribles, pero a todos les gustaban”.

Germán Martitegui y su mamá
Germán Martitegui y su mamá durante sus largas tardes de juegos en las playas de Necochea. Suele volver de vacaciones a esa ciudad, donde visita el Mercado de Productores o pasea por el Parque Miguel Lillo

8. En el secundario siguió desarrollando su pasión culinaria. Cocinaba tartas de moras y frambuesas que sacaba de los árboles del jardín de su abuelo y las vendía por porciones en el Club Náutico de Necochea.

9. Al terminar el secundario no deseaba ser chef sino diplomático. Estudió Relaciones Internacionales y Comercio Exterior en la Universidad del Salvador.

10. Mientras estudiaba, su mejor amigo, Hermes, le propuso armar una empresa de catering.

Germán Martitegui rodeado de su
Germán Martitegui rodeado de su familia en la casa de su abuela y mentora de su pasión por la cocina. Aunque creció rodeado de primos declaró que sufrió muchísimo la falta de un hermano. “Creo que mi vida hubiese sido completamente diferente”, dijo

11. Comenzó a trabajar y aprender con Beatriz Chomnalez, quien le propuso ir de chef a un hotel de Bariloche.

12. El mismo día que tuvo la entrevista para entrar a trabajar en el hotel asistió a otra por un empleo en el Banco de Boston. Se decidió por las ollas.

13. Trabajó dos años en Bariloche, después viajó a Francia y a Estados Unidos para seguir aprendiendo. A su regreso, en 1994, comenzó una nueva etapa de su formación con quien considera su segundo maestro: Francis Mallmann.

14. “Yo no sería nadie sin ellos. Se los digo cada vez que los veo. Beatriz Chomnalez y Francis Mallmann cocinaban en Buenos Aires cuando no había ni siquiera champiñones, hacían magia con lo que conseguían”, reconoció en la revista Brando.

Germán Martitegui, aficionado al ski
Germán Martitegui, aficionado al ski desde su adolescencia

15. Su experiencia más extraña con la comida la vivió en uno de sus viajes al continente africano. Probó... sesos de mono.

16. Se autoproclama un gran practicante del yoga, que se convirtió en “uno de sus pilares para sobrellevar su vida a diario”. La realiza a las siete de la mañana, pero si necesita más tiempo lo hace desde las 6.

17. En 2001 inauguró su primer restaurante, al que llamó Olsen, que luego expandió en Madrid, España. Después siguió Casa Cruz. En 2009 abrió Tegui. Lo bautizó así por las cinco últimas letras de su apellido.

Germán Martitegui en sus comienzos
Germán Martitegui en sus comienzos en las cocinas del mundo. "Cuando viajo me gusta callejear e ir probando cosas por ahí. De eso se trata. Pienso que lo importante hoy es no perder nunca la capacidad de sorprenderse", asegura

18. Tegui obtuvo con varios reconocimientos. La revista inglesa Restaurant lo catalogó como el mejor restaurante de Argentina en 2013. En el año siguiente fue elegido entre los 50 mejores restaurantes latinoamericanos. En el 2015, la misma revista lo ubicó entre los 100 mejores de todo el mundo, quedando en el puesto número 83.

19. El año pasado, en sus redes, Martitegui anunció su cierre. “Quiero decirles que esta decisión no tiene que ver con la pandemia ni la cuarentena, desafíos que pasamos con mucha valentía, energía y muchísimo éxito. Esta decisión es más personal que otra cosa”, escribió.

20. Es hincha de River y un gran admirador de su técnico, Marcelo Gallardo.

Germán Martitegui tuvo una perra
Germán Martitegui tuvo una perra llamada Ula. Ahora convive con Fruta y John, un par de weimaraners rescatados

21. Sus hijos, Lorenzo y Lautaro, nacieron en noviembre de 2018 y en junio de 2019, respectivamente, por subrogación de vientre en los Estados Unidos. Se llevan solo siete meses de diferencia.

22. Prefiere el título de “papá soltero” antes que el de “papá solo” porque “mis hijos ya tienen millones de tíos, de tías, de abuelos y abuelas, y todos les llenan sus corazones”.

23. Para criarlos, Martitegui elige que sus hijos no miren tele. El día comienza con frutas. No comen harinas blancas ni azúcar, solo hidratos de alta calidad. Y los premios que reciben son dátiles o damascos deshidratados. (Teleshow).

Germán Martitegui y sus hijos,
Germán Martitegui y sus hijos, Lautaro y Lorenzo, en típica escena de desayuno

24. “Me niego a que crean que la diversión es... ¿qué? ¿Papas fritas? ¿Con sal? ¿Con aceite hidrogenado? ¡No!”, determina. En casa no solo hay batalla de almohadas, Lorenzo y Lautaro también juegan a identificar verduras y hortalizas. Y, además, ya saben pelar habas. “Quiero que interpreten que lo lindo de nuestros planes también es lo saludable y que hay cosas ricas en ese contexto. Ahora sí, como será inevitable su salida al mundo, no sé qué pasará durante los primeros cumpleaños de sus compañeritos...”, bromea. “Tal vez me odien cuando conozcan la gaseosa o el dulce de leche. Ya veremos”. (Teleshow).

25. Está en contra de los tatuajes por una mala experiencia. Tenía 20 años y estaba comenzando a perder el pelo. “‘No me voy a quedar pelado, me voy a hacer algo en la cabeza’. Fui a Miami y vi un montón de gente con tatuajes y yo dije: ‘Me voy a hacer unos tatuajes’”, recordó. Con unos amigos fue a un local y le pidió al tatuador: “Haceme toda la pelada de delfines”.

26. El tatuador solo le hizo tres. Le dolieron mucho. Tiempo después se arrepintió y decidió borrarlos. Sin embargo, no fue fácil. Durante mucho tiempo se maquillaba la zona para disimular el diseño y se cubría con boinas en las fotos que subía a las redes sociales.

Germán Martitegui asegura que "yo
Germán Martitegui asegura que "yo no soy malo, aclaro. Soy exigente. Aunque soy muchísimo más exigente conmigo que con los demás"

27. Aunque se define como “la persona más capitalista y más pro mercado que existe”, apoya la ley de etiquetado frontal de alimentos. “Estemos atentos para recordarle a nuestros legisladores que es una ley imprescindible. Que no se dejen presionar por la industria alimenticia. Tenemos derecho a saber lo que contienen los envases. Basta de mentiras. Los octógonos negros ayudan a que sepas lo que comés. Después, la decisión es tuya”, escribió en sus redes.

28. “Mi familia es vasca. Y sí, como dice la película, tengo ocho apellidos vascos, je. Incluso, Necochea es un nombre vasco. En Necochea está una de las comunidades vascas más grandes de la Argentina, y a nivel mundial también. Nací y crecí en Necochea. Amigos, campo, aire libre, la playa cuatro meses para nosotros. No tengo de qué quejarme”, reveló en una entrevista para Telefe Noticias.

29. Mis dos abuelas cocinaban muy bien, mi abuelo preparaba unos asados espectaculares y toda mi familia se juntaba alrededor de la comida. A las manos de mi abuela las recuerdo como la imagen de alguien que trabajaba mucho en la cocina. Amasando, revolviendo algo, mezclando ingredientes, buscando sabores. Sí, era así”, recordó.

Lorenzo y Lautaro, de juegos
Lorenzo y Lautaro, de juegos con papá Germán

30. Si le preguntan qué platos se emocionó al probar, recuerda dos. Las croquetas de su abuela materna Oyhamburu, que solo se preparaban los domingos y fueron su plato favorito toda su vida. “Son esas comidas que creés que nunca nadie podrá imitar porque tu abuela ya no está y sin ella a tu lado, nunca será igual”.

31. El segundo plato lo probó de grande. Un confit de salmón en aceite de oliva con algas wakame preparado por el chef Tetsuya Wakuda en Sydney, Australia. En aquel momento tuvo la suerte de pasar unos días en su cocina y aprender a hacerlo con él.

32. En su paladar conserva el recuerdo de los ñoquis amasados por su abuela. Sin medidas, sin recetas, pero “con un sabor que no logré imitar ni en tres décadas”, cuenta. “Me acuerdo que mi abuela Zelmira venía a Olsen (su primer restaurante) y comía platos escandinavos rarísimos. Le hacía probar de todo. Y no obstante me traía sus ñoquis. Siguió haciéndomelos hasta sus 86 años”, dijo en Teleshow.

Para abrir Tegui, Germán Martitegui
Para abrir Tegui, Germán Martitegui hipotecó su casa y vendió su auto

33. “Lo que es la memoria emocional. Y la cocina tiene mucho de eso. Una vez, en un intento de transmitir esa emoción a los comensales, decidí incorporar esos ñoquis a mi carta. Me tomó muchísimo tiempo. Probaba una y otra vez: ´Esto no es, esto tampoco, así, de vuelta´. Claro, no eran las manos de mi abuela. Ni su cariño. Ni el modo en el que me extrañaba cuando los hacía: todo aquello que ese plato significaba para mí y que nada tenía que ver con el ñoqui”, concluye.

34. Decidió que nunca más comería ñoquis para no experimentar la desilusión de no volver a probar ese sabor único.

35. Se define “pésimo” contando chistes. “No me sale y se malentiende”, admite resignado.

36. Una de las consecuencias no buscadas de su fama es que dejó de comprar comida porque la gente lo reconoce. Cierta vez quiso comprar pizza en un local cercano a su casa pero la experiencia terminó mal. “El otro día que llovía, me puse un gorro bien hasta abajo para entrar a pedir la pizza. Después de que le pregunté cuánto tardaba, fui a esperarla en el auto. Cuando volví a buscarla, había como 30 personas amontonadas gritando ‘el de Masterchef come pizza acá’”. Salí corriendo con la pizza escondido, porque es lo que se supone que no hago”, contó.

Como jurado de Masterchef, Germán
Como jurado de Masterchef, Germán Martitegui engordó 11 kilos de tanto probar platos

37. Con su proyecto Tierras visitó las cocinas de todo el país para darle visibilidad al trabajo de los chefs de las provincias. Además, propone que en vez de polos gastronómicos haya más restaurantes en los barrios.

38. Le molesta el título de “mejor cocinero de la Argentina”. “No es justo con los demás. No soy el mejor cocinero de la Argentina. No hay mejor nada, somos un montón de gente haciendo cosas”, le explicó a María Laura Santillán.

39. Asegura que la buena comida es un tema por el que nadie se pelea por eso. “Si Medio Oriente se arregla, va a ser con todos comiendo un plato de hummus”.

Germán Martitegui admite que "la
Germán Martitegui admite que "la televisión te da exposición. Por la calle la gente me brinda mucho cariño, más en el interior donde se ve más tele que en Buenos Aires. Se te tiran encima, te abrazan, pero son súper respetuosos, así que eso no puede molestar nunca"

40. Además de serio admite que es concreto: “Digo tres palabras y no necesito más”.

41. Damián Betular contó en Masterchef que hace 15 años se presentó en una prueba para trabajar en un restaurante de Martitegui, pero que su dueño no lo tomó.

42. No tiene una guarnición favorita pero asegura que los tres platos que podría comer todos los días son mousse de chocolate, omelette y pasta. Sus verduras favoritas son el apio nabo, zanahorias violetas y habas.

43. “Cuando me cuelgo mirando a Lorenzo y a Lautaro pienso: ´¿Cómo serán? ¿En qué creerán? ¿Qué vocaciones tendrán?´. Mientras tanto, hoy mi prioridad número uno, dos y tres, son ellos. Mi obsesión, entre las que queden por ahí, es su libertad. Y mi mayor autoexigencia, su felicidad”. (Teleshow).

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