Peter Lanzani estaba filmando en Europa cuando recibió la convocatoria, en 2019, de ser parte de El Reino, la ficción de Netflix que protagonizó junto a Diego Peretti, Mercedes Morán, Chino Darín, Nancy Dupláa y Joaquín Furriel, y que el domingo recibió el Premio Platino a la mejor miniserie en una emotiva gala realizada en Madrid. Apenas leyó los guiones no dudó en aceptar la propuesta. El hecho de contar una historia como tal lo atrapó desde un principio. “Me gustaron mucho todos los tópicos que toca, además del desafío de contar este tipo de historias en el mundo audiovisual”, dijo el actor en una entrevista exclusiva con Teleshow poco después del estreno.
“Lo que más me llamó la atención era el misterio que tenían todos los personajes y cómo estaban entrelazados unos con otros: es una maquinaria de engranajes que necesita a todos los personajes funcionado de la misma manera para enaltecer laburos y que se vaya entendiendo la historia”, agregó quien interpreta a Tadeo, un joven evangelista que arrastra un pasado que lo marcó y que presenta una leve tartamudez en determinadas situaciones.
Al respecto, el actor aseguró que la búsqueda de su papel fue justamente para poder caracterizarlo. “Le iba a dar fuerza”, detalló y reveló que fue él quien se lo propuso a los autores y directores. “Cuando volví a Argentina tuvimos una encuentro e hicimos lecturas del guion, página por página, para ver quién era Tadeo, cómo llevarlo, qué cosas podíamos agregar para darle un poco más de misterio y contar esa historia. En definitiva, lo más lindo que podíamos hacer era engañar un poco al espectador para que no sepa para qué lado va. Creo que ese es el punto más alto que tiene la historia: el misterio que genera y no saber quiénes son los personajes hasta último momento”.
—¿Cómo trabajaste en la composición de tu personaje?
—Fue una propuesta que le llevé yo a Marcelo (Piñeyro, el director de la serie), que le gustó y laburamos a la par con él. No tuve un coach pero sí estuve laburando. Yo laburo bastante los guiones de una manera muy ñoña y nerd que me ayuda mucho a tener muy laburados su universo, atmósfera, su mundo. Y después, cuando ya estás nadando sobre esas aguas cuando llegás al set es ponerse a merced de lo intuitivo, de las cosas que me pueda llegar decir Marcelo, que le gustan más, menos. Más que a mí no me gusta mucho verme mientras estoy haciendo el personaje. Principalmente porque siento que pierdo mi intuición y pierdo un poco mi objetividad. Siempre me voy a encontrar cosas, siempre me voy a querer modificar y creo que a la hora del set a mí me sirve más quedarme ahí intuitivo y decir “okey, perfecto, no gustó esto, no funcionó, vamos por acá”. La búsqueda es una búsqueda más que nada hicimos con Marcelo y con Miguel, el otro director de la serie, en base a lo que intuitivamente creíamos que era el personaje, por dónde llevarlo. Y llevar propuestas para hacerlo más tajante y darle ese mundo y ese color. Creo que también tenemos a favor que todos los actores que están en la serie tienen su tremendo oficio, y son tremendos actores, y eso ayuda muchísimo a darle el mundo. Y cuando sumás todas estas cosas termina generando una atmósfera que es innegable.
—O sea que cuando recibiste el guion y leíste cómo era Tadeo, se te ocurrió sumarle la tartamudez. Y fue bien recibida la idea.
—Quedó bien. De hecho, yo lo había planteado de otra manera: que en algún momento él vaya trascendiendo un poco este pesar que, en realidad, lo interesante es que no es un pesar para él y con la gente que se vincula no lo trata de manera especial. No es un pesar, es una condición que tiene claramente por su pasado y eso compone al personaje. Pero bueno, a Marcelo le gustó muchísimo y terminó quedando por demás. De ahí a jugar. Y a veces él me iba afinando mucho más y eso ayuda porque visto desde afuera es mucho más claro que con lo que uno siente.
—Se nota que te involucrás mucho con tus personajes, que no te quedás solo con lo que dice el guion.
—Sí, por supuesto. Proponer desde el crecimiento y desde la composición. Nunca desde una imposición. Marcelo y Claudia son los autores: ellos saben mejor que nadie quién es el personaje. Después, está mi laburo: descubrirlo y ver por dónde lo puedo llevar. Cuando tenés este tipo de directores que son autores está bueno llevarlo a la proposición y si compra y se siente que va por ese camino, se juega a full. Y si no, hay que saber escuchar y entender el por qué. Eso también es parte del crecimiento. A mí me gusta embarcarme a full con lo que es el personaje porque es mi manera de laburar, la manera en la que disfruto de hacer mi trabajo: buscarle el pelo al huevo a todo y que todo sea una decisión.
—Cuando recibiste la convocatoria, ¿viste como un desafío interpretar a este personaje y con la trama de la serie?
—Por su puesto. Para mí, en tiempos de hoy es un desafío contar la fe. Nunca había hecho un personaje así y creo que tocaba puntos completamente diferentes a los que venía transitando. Agregarle esta leve tartamudez también ayuda mucho al personaje a darle un peso diferente que quizás no hace falta decirlo pero se nota que está clavado en una tecla disonante a lo que uno suele escuchar o ver en un personaje. Y eso me ayuda mucho. El desafío era por todos lados. La oportunidad también. Después, estaba el laburo de contar el guion. Eso es un desafío enorme más allá de que esté bueno: poder plasmar lo que uno imagina a lo real desde lo físico, sus pensamientos, su trasfondo. Es un desafío y para eso estamos, para eso laburamos.
—Decís que no te gusta verte durante el rodaje. ¿No viste nada de Tadeo hasta que terminaron la serie?
—En el set quizás alguna escena particular que el director necesite mostrar, pero no me gusta mucho verme. Siento que me pierdo un poco. Soy bastante crítico y siento que voy a perder la confianza. Uno tiene que entregarse más a la visión del que lo ve desde afuera.
—¿Y qué te pasó cuando viste al Tadeo que interpretaste?
—Hay cosas que me gustaron, otras quizás no tanto. Con el tiempo fui entendiendo algunas cosas que no me gustaron y otras que sí. Me gusta, me parece que tiene una transición. Siento que se vio plasmado lo que quise hacer. Hubiese afinado un montón de cosas, pero de hincha.
—¿También influiste en la caracterización de tu personaje?
—Un poco sí. Llevé esa propuesta. Yo no tenía el pelo tan largo en ese momento, pero aproveché el envión y me lo dejé crecer bastante. Yo tengo el pelo más para el costado en realidad, e hicimos una raya al medio. Y me parece que está bueno. Un lookete completamente diferente a lo que venía haciendo y yo creo que los personajes tienen que estar un poco palpados de ese lado porque a mí me coloca en otro lugar para actuar y al que lo ve, no le es tan similar a lo que venías haciendo y a lo que vas a hacer después. Es un poco de composición para ver qué funciona y qué no. A veces uno la clava en el ángulo y otro no. Pero bueno, eso depende de gustos. Me gusta caracterizarlo porque siento que me condiciona a mí, me hace encontrar otro punto y otra atmósfera. Lo disfruto muchísimo, es de las cosas que más disfruto.
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