El Quilmes Rock volvió de manera presencial después de prácticamente nueve años de ausencia y lo hizo a lo grande: con Gorillaz como la gran atracción del primer día, el clímax se vivió cuando Trueno saltó al escenario para cantar junto a Damon Albarn. En medio de la reconocida canción Clint Eastwood de la banda inglesa, el rapero argentino apareció luego del estribillo e hizo explotar al público en Tecnópolis para soltar un freestyle con el que deliró la multitud: unas 60 mil personas que coparon el predio de Tecnópolis.
“Un saludo para Damon, acá a está toda tu gente de Buenos Aires”, soltó Trueno en un fragmento de su improvisación. Antes de rapear con Gorillaz, Trueno había dado su show propio en el Quimes Rock: fue la despedida de su etapa “Atrevido” -signada por su disco debut- y presentó temas como “Dance Crip” y “Azul y oro”.
Durante el show de Gorillaz sonaron algunos clásicos como “Last Living Souls”, “19 2000″ y “On Melancholy Hill” y también presentó algunas de las canciones de su último disco, Song Machine Season One, como “Strange Timez” y “Aries”. El cariño del público local para con la banda estuvo reflejado en la bandera que le tiraron a Damon Albarn sobre el escenario.
Trueno nació en La Boca y ahí se crió, entre el rumor de los latidos de la Bombonera y las rimas que le compartía su padre, Pedro Peligro: un rapero vieja escuela ligado al hardcore y también al underground cultural del barrio. Teatro, calle, un poco de fútbol, un toque de rock, toneladas de hip-hop: algo de lo que corre por el adn de Mateo Palacios, más conocido como Trueno.
Mientras ganaba popularidad como freestyler -se retiró campeón de la FMS Argentina venciendo a Papo; también tuvo recorrido por A Cara de Perro, El Quinto Escalón y Red Bull, entre otras competencias nacionales e internacionales- fue afilando el flow y el oído para convertirse hoy en uno de los artistas de rap argentino más escuchados.
A fines de julio deñl año pasado editó “Atrevido”, su primer álbum: una colección de tracks de raíces rap que toman diferentes dimensiones a partir de elementos de tango y candombe (“Azul y oro”), trap (“Background”), reggaetón (“Ñeri”) y rock (“Sangría”, con Wos). “Cumplí todos mis caprichos en cuanto a lo musical, porque no me gusta quedarme en una sola cosa”, contó en una entrevista con Teleshow.
A diferencia de otros artistas de su generación, que suelen trabajar únicamente sobre pistas, Trueno además se sirvió de música tocada por músicos. “Hay muchos instrumentos. Esa búsqueda se la debo al Taiu y al Tatool, que son los productores del disco y me llevaron a un level más arriba. Yo entiendo musicalmente, pero teóricamente no tanto. Entonces les canto las melodías que quiero, les hago beatbox... Eso lo aprendí de Michael Jackson: tener una idea en la cabeza, tirar beatbox y después que lo plasmen. Ese toque de instrumentos le da una vuelta que se va a sentir mucho más en vivo, cuando lo toquemos. Es música más real”, explicó a este medio.
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