Conductores colgados de cabeza y un “MTV para pibes”: nacimiento, auge y disolución de Cablín, el primer canal para niños de América Latina

Con una estética disruptiva, la emisora cambió la forma en la que los más chicos veían televisión. Sus ideólogos destacaron “la libertad creativa” a la hora de trabajar

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Cablín nació en 1988 de la mano de la operadora de cable VCC y  fue furor en los '90
Cablín nació en 1988 de la mano de la operadora de cable VCC y fue furor en los '90

El regreso de la democracia en la Argentina y en muchos países de América Latina y la caída del Muro de Berlín fueron algunos de los hechos que marcaron la década del ‘80, el arte y la forma de hacerlo acompañaron esos cambios. El futuro, aunque lejos del actual presente, había llegado y los medios de comunicación eran parte. La televisión cambiaba y también la forma de verla, o viceversa.

A poco menos de cuarenta años de la primera transmisión televisiva en el país, el televisor ya era parte del mobiliario de los hogares, muchos de los cuales iban incorporando de a poco, la televisión por cable: los primeros beneficios que los usuarios encontraban era que no había publicidad y que a la vez servía como “antena” por llamarlo de alguna forma, ya que además de poder ver decenas de canales (impensados los cientos de hoy), éstos se veían bien.

En 1995 ganaron el Martín Fierro a Mejor Programa Infantil de Cable  (Fotos gentileza Ricardo Cavanna)
En 1995 ganaron el Martín Fierro a Mejor Programa Infantil de Cable (Fotos gentileza Ricardo Cavanna)

Sin embargo, el cambio fue mucho más profundo que el reemplazo de la “papa” por un conversor: indefectiblemente se alteró la forma de mirar televisión. Las audiencias se segmentaron, ya no había que esperar a las 11.00 para ver dibujos animados, a las 16.00 para ver recetas de cocina y manualidades, las 22.00 para un análisis político o pasar la medianoche para escuchar música. Ahora, todo estaba al alcance de los usuarios, -no de la mano ya que algunos aparatos aún no tenían control remoto- las 24 horas.

Cablín, Consejos úTiles

Así, en 1988 nació Cablín, el primer canal exclusivo para niños de América Latina (y el sexto en el mundo luego de Nickelodeon, Disney y tres europeos), idea de la operadora de cable VCC que existió hasta 1998 cuando fue absorbida por sus competidoras.

Mario Pinto, director general de Gala Producciones (la productora de contenidos de VCC), tenía como tarea segmentar los canales de acuerdo a las edades e intereses del público: “Ahí nació Cablín, el nombre lo habíamos sometido a una votación de la gente. Estaba Alejandra Gavilanes y había unos muñecos uno de los cuales manejaba Rolly Serrano. Con el tiempo, cuando ya habían llegado otros canales como Cartoon por ejemplo, nos dimos cuenta que los chicos estaban expuestos a eso y pensamos que ellos tenían que ver lo que ellos estuvieran capacitados para ver, algo más rupturista. Nuestra responsabilidad (como comunicadores) es no alimentar con cosas jodidas, pero no por eso hay que tener una estética conservadora”.

Ricardo Cavanna haciendo Tarascón, en Cabllín
Ricardo Cavanna haciendo Tarascón, en Cabllín

Es que, según recuerda, por esos años prácticamente no se le daba importancia a los contenidos: “El abono se vendía más que nada por la ausencia de publicidad y la calidad de imagen. Por eso teníamos libertad creativa y podíamos probar lo que quisiéramos, tuvimos experiencias interesantes”. Ellos decidieron romper el molde y priorizar el producto.

Cablin, Batman Y Robin

“Hay que hacer un MTV para pibes”, le dijo Ricky Cavanna (venía de producir un segmento para El club de Mickey de Las Trillizas de Oro y El Agujerito sin Fin, entre otros trabajos) a Mario Pinto. Con la programación ya segmentada -estaban El canal de la mujer, el cultural Cable Platea, Cine Premie Platino, Videocine- tenían ahora la tarea de darle un nuevo impulso a Cablín.

“Miraba MTV y pensaba ‘hay que hacer esto’. Cuando nos dijeron que sí, empezamos a producir y al mes estábamos al aire. Ahí hacía muchas cosas que nos habían quedado colgadas de El Agujerito, probaba efectos visuales. Uno de los pilares era jugar con lo visual”, dijo y es que luego llegaron al aire programas como El Rayo que revolucionaron la pantalla y tomaban esas mismas premisas.

También quisieron darle mucha importancia al logo, haciéndolo simple para que los chicos en ocasiones especiales pudieran dibujarlo e intervenirlo, como muchas veces también lo hacía la emisora de musical estadounidense nacida en 1981.

A la vez que  trabajaban, actores y productores se divertían mientras hacían Cablín. La imagen corresponde a un especial de Los Beatles, donde recrearon la década del '60
A la vez que trabajaban, actores y productores se divertían mientras hacían Cablín. La imagen corresponde a un especial de Los Beatles, donde recrearon la década del '60

Aunque pasaron muchos años, aún es recordada la imagen de Esteban Prol y Claudio Morgado de cabeza en el segmento “Consejos últiles”: “Ellos siempre nos sorprendían, porque como era mucho esfuerzo físico y estaban colgados, no se podía ensayar, entonces los efectos nos sorprendían a todos y nunca tuvimos un guion estricto, era un juego donde se improvisaba”.

Luego se incorporaron Sol Mantilla y María Eugenia Molinari, que había estado en El Agujerito sin Fin, al igual que Mariano Peluffo, que era parte de la producción, Marcela Paoli, Pablo Marcovsky y la ex Jugate Conmigo Carla Méndez. Otros ciclos recordados fueron Batman y Robin, La puerta mágica y Tarascón. El semillero además le dio lugar a Mex Urtizberea con su Magazine For Five. “Era brillante y delirante, lo habían rebotado de El Trece y vino a verme, le dimos los recursos para desarrollar el programa que era un lujo”, recordó Pinto.

Trabajar en un canal y en un rubro que daba sus primeros pasos no era fácil. Sin estudio propio, lo compartían con el resto de las emisoras y se armaba el espacio para Cablín tres veces por semana en un horario establecido: “No había para producir 24 horas, hacíamos las tandas con cosas nuestras, trabajábamos en 360 grados para aprovechar más los fondos, era un lugar de 6 por 8 con fondo negro. En un momento como el encendido quedaba alto en televisión abierta después de la medianoche por Tinelli, hicimos un programa que se llamó La semana pasada, que era un compilado, y lo miraban los adultos”.

Cablin, La Puerta Mágica

“Al que miraba el canal, Cablín le llamaba la atención. Se miraba mucho el cable y Cablín empezó a ser reconocido por innovador, por hablar de otra manera y de golpe venía Fito Páez a lanzar El amor después del amor. En los chicos la respuesta era muy fuerte, yo laburé después en Disney y muchos me decían que habían ido al estudio del canal de chicos y que habían seguido esta carrera por mirarnos”, dijo Cavanna y lo recordó como: “Un espacio de juego y creación. Teníamos libertad”.

Pinto dijo que a diferencia de lo que pasa ahora, la repercusión cuando algo ocurría se hacía esperar unos días porque era por carta: “Cada vez que organizábamos concursos como el rediseño de logo o un comercial de fin de año, la cantidad de cartas que legaban era impresionante”. Y al igual que quien fuera su compañero en los ‘90 destacó la “libertad a la hora de crear, sin presiones empresariales”.

El quipo de Cablín fue a grabar a Bariloche  y lo vivieron como un verdadero viaje de egresados (Fotos gentileza Ricardo Cavanna)
El quipo de Cablín fue a grabar a Bariloche y lo vivieron como un verdadero viaje de egresados (Fotos gentileza Ricardo Cavanna)

En 1998 la cable operadora VCC se vendió a sus competidoras Cablevisión y Multicanal, y con ella sus emisoras incluida Cablín. “Teníamos la camiseta puesta, el dueño vendió el cable en su mejor momento”, se lamentó quien fuera el director de la productora y contó que incluso parte del equipo sigue en contacto y se reúne todos los años el día de la creación de la empresa. Además, recordó una imagen que le quedó grabada de aquel momento, que para muchos de sus compañeros fue duro: “Teníamos videoteca, no había soporte de disco duro, y venían y miraban el estante con los tapes y decían ‘de acá para allá de Multicanal, y de acá para este otro lado de Cablevisión’”.

“Ninguno trabajó en un lugar mejor por la libertad creativa y el buen trato a los empleados”, insistió y resumió: “Fue la experiencia creativa más divertida que pude tener, bajaba a ver las grabaciones. Mis hijos fueron naciendo y tenía la devolución de los padres de sus amigos, que decían que sentían bien tratados a los chicos”.

La señal cerró en el 2001 pero los artistas que por allí pasaron, su estética disruptiva y sus programas son aún recordados por los chicos que crecieron con Cablín en su televisor y soñaban con tener superpoderes para poder ponerse de cabeza como lo hacían sus ídolos Prol y Morgado.

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