Cris Morena supo convertirse en la gran reina del entretenimiento infantojuvenil con productos que marcaron una época y dejaron sus huellas. Dos de estos frutos por excelencia fueron Chiquititas y, más tarde, Casi Ángeles. Tiras que si bien contaban con actores adultos, todos los créditos se los llevaron los niños y adolescentes que perduran en la memoria de quienes crecieron con la tele encendida en esta programación.
La gran mayoría de esos chicos siguió trabando ante las cámaras, mientras que otros prefirieron buscar un camino distintos. Hay un grupo que sigue ligado al mundo artístico desde el teatro, dando clases, o bien con la música, siendo cantantes. Pero también están quienes cambiaron de rumbo por completo. Acá nos encontramos con Guada Antón (25), una actriz que rápidamente se ganó el cariño de todos: por esa dulzura y su manera de interpretar, logró que los televidentes le hicieran un lugar dentro de sus corazones.
A 16 años de su debut televisivo, la joven que en Chiquititas se puso en la piel de Anita y en Casi Ángeles fue Alelí, conversó con Teleshow sobre aquellos años y este presente, tan lejos de la televisión. En ambas ficciones Guada fue compañera de su hermano, Nazareno Nano Antón, quien también dio un paso al costado para perseguir otros sueños.
—¿Qué recordás de tus inicios como actriz?
—Fueron en Chiquititas. Antes nunca había hecho nada, aunque si estaba estudiando para eso. A los siete años empecé teatro en una escuela de mi barrio. Y a los dos años fui al casting de Chiquititas y quedé. ¡Imaginate lo que fue eso! Una gran emoción, no lo podía creer. Fue tocar el cielo con las manos. Al mismo tiempo fue todo muy repentino y mágico. Hoy lo pienso y me cuesta creer que yo estaba pasando por eso.
—¿Cómo nació esa parte artística?
—Había empezado teatro porque Empecé era muy tímida y retraída. La actuación hizo que pudiera cambiar un poco mi personalidad, volverme muchísimo más extrovertida. Fue un gran cambio para mi vida haberme metido en el mundo de la interpretación. Me sirvió muchísimo desde todos los sentidos.
—¿Qué recuerdo tenés de tu paso por Chiquititas y Casi Ángeles?
—Tengo mis mejores recuerdos. Sin temor a equivocarme podría decir que fue la etapa más linda de mi vida. El teatro, las giras, la gente que conocí: realmente fue una experiencia única. Claramente, en ese momento no me daba cuenta de la magnitud de lo que estaba viviendo, era muy chica. Hoy en día miro para atrás y no puedo creerlo. Mis recuerdos son los de una gran etapa.
—¿Seguís en contacto con algunos de los que fueron tus compañeros?
—Sí, sigo en contacto con algunos. Como Yeyito (Stéfano de Gregorio), Gastón Dalmau. Con ellos nos mantenemos en contacto.
—¿Y con Cris Morena?
—Con Cris no tengo contacto porque simplemente no se dio, pero tengo el mejor recuerdo de ella. Siempre estuvo alentándonos a todos, dándonos la fuerza para salir a comernos el mundo.
—Y después de todo esto, de la gran experiencia, diste un paso en otra dirección, de un día para el otro.
—No sé si fue de un día para el otro que me alejé del medio. Tal vez para el afuera sí, pero creo que en mi cabeza fue mucho más paulatino. Cuando finalizó la segunda temporada de Casi Ángeles hice algunos bolos en programas pero ya no era lo mismo.
—¿El gran tema fue dar el salto de una ficción para adolescentes a otras dirigidas a un público más grande?
—Creo que no busqué las posibilidades para seguir en el medio. Quizás soy una persona muy sensible, que todo me afecta demasiado… por eso no sé si estaba preparada para seguir. Tal vez el no buscar la chance tuvo que ver con eso: en mi cabeza ya estaba la decisión tomada.
—¿Volverías si te convocan?
—Hoy te digo que no me imagino volviendo al ruedo, pero al mismo tiempo también te digo que si se me presentase la oportunidad, lo pensaría. Por el motivo que ya te dije: realmente fui muy feliz haciéndolo. Por esa parte del combo es que creo que me daría la oportunidad.
—¿El mundo artístico puede ser algo cruel con los menores?
—Conmigo no fue cruel el medio, y creo que lo sufren más los adultos que los menores. De chico lo tomás como un juego más allá de que hay una responsabilidad, claramente. Respondiendo esta pregunta y un poco la anterior, tal vez ese sería mi único miedo de volver. Me refiero al otro costado la de la fama: que se sepa tanto de mi vida privada, que todos hablen. No sé si estoy preparada para vivir así.
—Sos psicóloga, ya estás recibida. ¿Ya habías pensado seguir esa carrera mientras estabas en la tele?
—Sí, siempre me gustó la Psicología, así que no lo dudé apenas terminé el colegio. Actualmente estoy ejerciendo, es algo que me apasiona. No es un trabajo, es una pasión. No sé qué hubiera pasado con mi idea de estudiar esta carrera si seguía en la tele, pero siempre la tuve en mente.
—¿Cómo es un día tuyo lejos de las cámaras?
—Actualmente estoy trabajando mucho. A la mañana acompaño a un niño a la escuela y por la tarde estoy trabajando en un centro de neurodesarrollo. Así que durante la semana estoy todo el día trabando, no paro. En cuanto a mi vida, el año pasado me mude sola con mi perra, así que salgo de trabajar y me voy al departamento. La verdad es que trabajo un montón y las salidas las dejo para el fin de semana.
—¿En la calle te conocen? ¿Cómo te llevas con eso?
—¡Síííí! En la calle me siguen reconociendo: dicen que no cambié nada y eso me causa risa. Lo peor es que tenía 9 años en ese momento y ahora, 25… Me re divierte que me pidan fotos, aunque a veces me da vergüenza pero porque yo soy una persona tímida. La gente, que en ese momento eran adolescentes, se acerca siempre con toda la buena onda. Ese cariño me gusta.
SEGUIR LEYENDO: