Los aeropuertos no suelen ser lugares en los que uno se sienta cómodo: hay que presentar documentación, cargar valijas y ser sometido a controles. Sin embargo, todo se puede poner peor si uno lleva entre su equipaje un objeto confuso. Y así le sucedió a Miriam Lanzoni, que pasó un tenso momento por un insólito malentendido.
“Estaba regresando de México, porque estoy haciendo unos castings allá para unos proyectos muy interesantes, y en uno de esos castings necesitaba un arma. Una persona que me da una mano en todo me consiguió una réplica idéntica”, comenzó relatando la actriz en diálogo con Juan Etchegoyen para Mitre Live. Y continuó: Esta persona es la que me busca al aeropuerto y el que te soluciona la vida,. Entonces, hago el casting con la réplica del arma. Y el día que me vuelvo para Buenos Aires, él me pasa a buscar y digo ´uy, cierto, me olvidé de devolverle su arma´. Me lo pongo en la cartera, nos pusimos a hablar de otras cosas, subo, despacho, dejo todo en la cinta para que pase por el scáner y cuando paso mi carry on y la cartera, lo vuelven a pasar. Cuando empecé a ponerme mis cosas de nuevo, agarro el celular y me dijeron que no lo podía tocar. Ya el trato empezó a ser otro”.
En tanto, contó que al principio no se dio cuenta lo que estaba pasando. “No me enroqué, como estaba de tan buen humor, me quedé esperando. Pero vuelven a pasar mi maleta y dije ´ay, no, la p...madre´. Pensé que era por los maquillajes, porque a veces los pongo en la cartera y se excede en el peso permitido y me lo terminan sacando, siempre me pasa lo mismo. Me preguntaron si estaba llevando un expansor de zapatos y le dije que no”, señaló. Pero luego, añadió: “Se empiezan a poner guantes, veo que se hablaban entre ellos. Y cuando abren, sacan de adentro de la mochila el arma “.
Entre risas, Lanzoni relató cómo siguió la situación: “Me empecé a tentar, no podía creer lo que estaba pasando. Quería contarles la verdad y no me dejaban. Claro, yo me empecé a reír y parecía que me estaba burlando. Me empezaron a tratar como un delincuente. Yo no había tomado conciencia”. Sin embargo, la tensión escaló y ella ya supo que estaba en problemas. “De los nervios, me empecé a poner como intensa en querer demostrar de qué se trataba. En un momento eran quince personas rodeándome, quería que vean mi teléfono para que vean que soy actriz”.
De todas formas, la confusión de los agentes de seguridad siguió y por eso ella se angustió. “Me asuste porque un tipo viene y me pregunta por qué tengo un arma, y me dice que quizás tenían que demorarme para que les explique qué pasó. ´Es procedimiento´, me dijo. ‘Por favor, pierdo el vuelo´, les decía, pero ellos me insistían que lo tenían que resolver. Les dije que era una réplica, pero que sino me dejaban mostrarles el teléfono, no podía explicarles. El tipo se va un minuto, que para mí fueron veinte, se pusieron a debatir qué hacer conmigo. Si llegaba a mayores puede ser algo muy confuso, porque era una réplica, pero ¿quién viaja con una réplica de un arma?”
“Tuve pánico, porque en estas situaciones te ponés nerviosa, además yo al principio no podía parar de reírme. Uno no lo controla, cuando sentís que se vuelve tan injusto, vi quince personas rodeándome, me empezaron a cachear, me hicieron sacar las botas de nuevo, vino un perro de estos que huelen narcóticos...Es un montón. Tenía miedo de reacción, porque los argentinos tenemos esa cosa tan enfática de hablar y ellos son mucho más suave, y en el afán de querer explicar decía ´ay, la voy a cag...´. Es una situación fea, engorrosa, por eso en un momento me calmé y le dije que le daba la clave de mi teléfono para que vea. Obviamente se dieron cuenta que era una réplica y me dejaron ir. Muy bizarra la situación”, cerró.
SEGUIR LEYENDO: