Narrando las aventuras del legendario héroe nórdico Ragnar Lodbrok, de acuerdo a las leyendas transmitidas de generación en generación, Vikingos se convirtió en una de las series más trascendentes que tuvo Netflix. Con la sexta y última temporada estrenada en diciembre de 2020, el actor Travis Fimmel se puso en la piel del personaje principal. Pero no fue el único que se destacó en el elenco: Katheryn Winnick logró ganar un lugar de trascendencia.
Katheryn interpretó a la doncella escudera vikinga Lagherta, quien se destacaba por su valentía, sus dotes y tácticas de guerra. Sobre el final de la serie, la actriz hasta se lució como una mujer anciana, con todo un juego de maquillaje a su disposición, con su personaje ya entrado en años. Si Vikingos fue aclamada por la crítica, lo que logró ella también estuvo a la altura de las circunstancias.
Las raíces de Winnick no están relacionadas con ningún país nórdico sino con Ucrania, el país del cual son oriundos sus padres y sus hermanos. Su mamá estaba embarazada de Katheryn cuando la familia decidió mudarse a Canadá, buscando un futuro más promisorio: la niña nacería el 17 de diciembre de 1977 en Tinseltown, Toronto.
En sus antepasados tampoco hay rastro alguno vinculado a las artes escénicas, pero eso no fue un impedimento para que Katheryn terminara involucrándose en la actuación. A la par, también estudió idiomas: habla fluido ruso, ucraniano, inglés, italiano y francés. Incluso, para no perder sus raíces -las que hoy enaltece en medio de la invasión de Rusia-, también fue a una escuela ucraniana, a la que asistía los sábados. No hace mucho remarcó que sus papás se encargaron de que absorbiera todo lo vinculado a sus ráices. “Rezo por Ucrania... Rezo por mi familia y amigos. Rezo por los soldados y por los civiles que están sobre el terreno ahora mismo. Y rezo por su seguridad. Slava Ukraini (Gloria a Ucrania)”, escribió en un posteo.
No hace mucho, en una entrevista con Rose & Ivy, contó que desde pequeña ya mostraba intenciones de ser actriz, y por eso insistió para que la llevaran a estudiar arte dramático. Cada vez que iban sus tías a su casa, siempre les preparaba un número con el único fin de que luego la aplaudieran. Lo mismo sucedía con los actos escolares, que siempre se anotaba para ser parte. “Definitivamente mostré un lado creativo cuando era niña”, contó.
Claro que las luces de Hollywood ni siquiera se asomaban en el firmamento de sus sueños. En su pueblo, nadie le encontraba condiciones para ser actriz. Incluso, creyendo que le hacían un favor en lugar de reparar en la crueldad de sus comentarios, sus profesores la recomendaban que siguiera otra carrera. Pero Katheryn no estaba dispuesta a rendirse. Lo siguió intentando pese a que no tenía muy en claro por dónde seguir. Ella también estaba aturdida, sin comprender qué camino tomar, pero con una idea fija: “Siempre supe que quería esto para mi vida, pero al principio no sabía cómo hacerlo, ya que no nací en esto. Pero me mantuve firme y esforzándome para crecer”.
A los siete años empezó a estudiar artes marciales, impulsada por sus padres, quienes pretendían que tuviera armas para defenderse. A los 13 ya era cinturón negro tercer dan en taekwondo. En karate, otro tanto: llegó a cinturón negro segundo dan. Es toda una experta en la materia y lo pone a disposición en los filmes en los que suele hacer de heroína: en el cine, gran parte de sus proyectos estuvieron vinculados al género de acción.
“A los 16 años abrí mi propia escuela de taekwondo. Empecé a enseñar artes marciales en programas extracurriculares y, con el tiempo, más y más personas me pidieron que les enseñara. La escuela estaba en Toronto, y gracias al boca a boca creció mucho. Me encantan los puñetazos y las patadas, y patear a alguien. Crecí con una formación muy física”, le contó hace unos años a People.
Quizás ese interés la alentó a tomar un curso y convertirse en guardaespaldas profesional: cuenta con la licencia para tomar ese trabajo si en algún momento así lo quisiera. Y de algún modo, ese fue el primer peldaño de la escalera a la fama: en plena adolescencia fue contratada por distintas producciones de películas de acción para entrenar a los actores. Les enseñaba movimientos para atacar y defenderse. Hasta que un día, le propusieron pasar del otro lado de las cámaras. Y no lo dudó. “Acepté porque vi que los actores tenían el mejor trabajo del mundo”, se sinceró.
En Biohazardous se dio su debut cinematográfico. Luego vinieron proyectos como Two weelks notice y House, con papeles menores. Considera que El día de la bandera, un proyecto de Sean Penn, significó una bisagra para su carrera, al igual que Wu Assassins, el producto de Netflix en el que deja ver todas sus cualidades en las artes marciales.
En lo que tiene que ver con los proyectos televisivos, el más importante llegó en 2005 cuando la convocaron para ponerse en la piel de Ivana Trump, la primera esposa de Donald Trump. Era una película de la ABC TV llamada Trump Unauthorized, y alcanzó una gran repercusión en los Estados Unidos.
Pero Vikingos permanecerá en su memoria como el momento en el que llegó a la cúspide. Fue brillante para todos, hasta para los creadores, que no dudaron en estirar su personaje. “Originalmente se suponía que permanecería solo durante los primeros dos años, y ahora, seis temporadas después, Lagertha ahora es una abuela y aún vive”, contó Katheryn en la presentación de la temporada final.
En cuanto a la actualidad, el año pasado finalizó su trabajo en Big Sky, una serie de dos temporadas que no consiguió mayor trascendencia. Los especialistas hablaron bien de ella, del resto de los protagonistas, pero no tanto del guion; pero eso tuvo un final apresurado. Hoy, se encuentra a la espera de nuevos proyectos. Tratando despegarse de la doncella guerrera que la marcará de por vida.
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