“Tengo el saxo en frente mío. El de siempre, aquel con el que empezó todo hace un montón de tiempo. Termino mis 49 limpiándolo. Y empiezo mi cumpleaños siendo la primera vez que lo toque con 50 años”.
Facundo Arana habla con la tranquilidad que lo caracteriza. Piensa y reflexiona cada una de sus frases. Lo hace desde la casa que comparte con María Susini y sus tres hijos -India, y los mellizos Yaco y Moro-. Y mira su saxo, instrumento que tantas alegrías le dio y del que disfruta tocar a diario. Allí también escribe -lanzó La pluma de Caly, libro de historias, cuentos y relatos- y ahí mismo celebrará su cumpleaños. “Tiramos la casa por la ventana, pero lo definimos a último momento”, cuenta el actor en diálogo con Teleshow horas antes del cambio de década.
Y hace una salvedad sobre lo que para él y su familia es lo más importante a la hora festejar: “Lo más extraordinario que me puede pasar hoy es que mañana, si todo está bien como hasta ahora, estemos todos juntos. Y tenemos salud. Todo el resto, vamos viendo...”. A Facundo no le gusta pensar a largo plazo ni hacer demasiados proyectos a futuro. “Vivo al día. Mis balances son del día a día”, asegura quien cumple años este 31 de marzo.
El miércoles, un día antes de celebrar sus 50 años, el actor recibió un mensaje de su hermana Paula con lo que él considera “un balance precioso”, cuando ni siquiera se había puesto a hacerlo o a pensarlo. Allí, destacó la familia que formó y cómo convirtió su pasión por la escritura en una profesión que le permitió cumplir tantos sueños. También repasó su carrera musical con la que formó bandas y grabó discos. Escaló montañas (subió tres veces al Aconcagua y llegó a la cumbre del Everest), surfeó olas en todo el mundo, fue protagonista de grandes éxitos como actor. Tiene incontables anécdotas y experiencias de vida. Y en todas predomina la pasión que puso para cumplir cada una.
El artista se detiene cuando habla de su pareja. “Es mucho más que un nombre”, resalta sobre María Susini. “Te llenás el alma con un nombre, en todo lo que abarca y representa. Está en un montón, en cada uno de mis tres hijos. Soy un tipo muy afortunado”, señala y expresa su amor incondicional.
Durante la charla telefónica, Facundo piensa cada una de sus respuestas y se toma el tiempo necesario antes de continuar la conversación. “¿Cómo me encuentra el cambio de década? Nunca le di mucha pelota -admite-, siempre viví con mucha incredulidad que todavía esté acá. La vida es un gusto muy grande que me doy. Realmente pienso que la disfruto con toda mi alma. Todo lo que hago lo hago con toda mi alma”.
Para ello, tiene su propio secreto: “Tengo puesto el acento en no molestar ni ofender a nadie. Nunca. Y hacer con toda mi alma lo que realmente me gusta”.
“Es una vida muy simple, muy linda. La vivo como una vida muy linda”, sintetiza quien tiene 30 años de carrera y ganó seis premios Martín Fierro.
Destaca que lo que más le importa es dejarle a sus hijos un “único mandato” que se van a llevar de su casa, de su familia: “Ser felices e ir por el buen sendero. El resto, vamos viendo”, repite el actor que en octubre irá tras un nuevo desafío: volver a escalar una montaña. Todavía no puede revelar cuál porque no lo definió, pero sí sabe que lo hará acompañado por el experimentado guía Tomas Ceppi.
Facundo asegura que la pandemia del coronavirus lo ayudó a seguir creando. “Fue mucho tiempo de estar obligatoriamente quieto. Y ahí la cabeza se disparó, me puse a pensar y ahora que nos soltaron la correa estoy con proyectos muy lindos”, dice quien además de presentar su libro está analizando propuestas vinculadas a la ficción. “En ningún momento de mi vida hubiera imaginado que íbamos a tener que lidiar con algo así -agrega-. Quedó una anécdota que nadie se va a olvidar en la vida: tantos meses de encierro forzado, todos en la sociedad pasamos un momento en el que afuera había un enemigo invisible que te podía matar”.
Por su parte, destaca que él y su familia tuvieron la fortuna de atravesar la cuarentena en su casa luminosa y con jardín. “Fue muy cómoda para pasar un momento incómodo. Teníamos qué comer, dónde dormir, una casa cálida en donde pasar el invierno”.
“Estar vivo es importante. El número es aleatorio”, reflexiona sobre sus 50 años y ratifica que está “disfrutando mucho” y que La Pluma de Caly le abrió muchas posibilidades: “Me están llegando cosas lindas para contar en teatro, en ficción. El libro me hizo salir de casa y me sorprendo mucho con la grata repercusión que está teniendo. La paso genial escribiendo”.
Antes de terminar la charla telefónica, Facundo vuelve sobre su balance personal. “Si me apurás, te digo que no me imaginaba muchas cosas que fueron pasando y que fueron todas bendiciones. Yo nunca proyecté, nunca imaginé. Nunca miro para adelante ni pienso ¿cómo será...? Hoy estoy acá, el corazón me late, tengo salud, estoy cerca de los míos. Nunca sabes cuándo se termina, y esa es una buena razón por la cual nunca estoy mirando”, reflexiona Facundo Arana en su medio siglo de vida, una vida llena de logros profesionales y personales. “¿Qué más puedo pedir”, concluye quien ya tiene todo y más de lo que alguna vez soñó.
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