A ningún guionista se le hubiera ocurrido este regreso. Después de la ceremonia del año pasado marcada por la virtualidad, la 94° entrega de premios marcó el regreso al Teatro Dolby, la casa de los Oscar desde hace 20 años. Y aun con un aforo limitado, no impidió que artistas y curiosos volvieran a sentir el cosquilleo único que solo se consigue en torno a la premiación de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
Y vale decir, la gala superó altamente las expectativas. Es que más allá de las discusiones sobre los galardones, tuvo unos cuantos elementos que la mantendrán a resguardo del paso del tiempo. Porque como si los musicales de lujo, los discursos conmovedores y los homenajes al cine de todos los tiempos no fueran suficientes, sobre el final llegó una agresión de una de las principales figuras de la gala a uno de los presentadores, con el correspondiente pedido de disculpas y una andanada de repercusiones dentro y fuera del teatro. Estos fueron entonces, los momentos inolvidables de la gran fiesta de la industria del cine, en el año uno después de la pandemia.
La ceremonia comenzó puntualmente a las 21 hora argentina y se pudo ver por la señal TNT. Por primera vez, la conducción estuvo a cargo de tres mujeres, y las elegidas fueron Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes, quienes contaron con una larga nómina de presentadores invitados, entre quienes se destacaron Liza Minelli, Kevin Costner, Uma Thurman, John Travolta, Lady Gaga y Chris Rock, a posteriori uno de los grandes protagonistas de la velada.
El comienzo formal fue atípico, a cargo de dos verdaderas estrellas aunque prestadas al mundo del deporte: las tenistas Serena y Venus Williams, cuya historia se vio plasmada en El método Williams. Abordada desde la figura de su padre Richard, brillantemente interpretado por Will Smith, las múltiples campeonas presentaron a Beyonce que interpretó “Be Alive”, tema central del filme y nominada a mejor canción y a las 21.22 se conoció a la primera ganadora: fue Ariana DeBose, mejor actriz de reparto por su papel en Anita en West Side Story.
A las 21.34, llegó el primer homenaje retro. Woody Harrelson, Rosie Pérez y Wesley Snipes se reunieron a 30 años de White men can’t jump y repitieron algunos gags del recordado filme ambientado en el mundo del básquet callejero. Pero no estaban allí solo para recordar, sino también para presentar el premio a mejor Fotografía, que quedó en manos de Dune.
Pero si hablamos de nostalgia, los lagrimones brotaron a las 21.50, cuando se proyectó un clip especial por los 60 años de James Bond, el espía favorito de todas las generaciones. Mientras las pantallas mostraban a Sean Connery, Roger Moore, Pierce Brosnan y diferentes reencarnaciones del agente secreto, y a sus correspondientes chicas bond, de fondo se escuchaba a Paul McCartney cantando “Live and let die”, el tema que compuso junto a su esposa Linda para la película homónima de 1973.
A las 21.52, el que tomó el escenario fue el colombiano Sebastián Yatra. En un escenario de temática tropical, el cantante interpretó “Dos oruguitas”, tema de la película Encanto de Disney, ambientada en su país natal. En la previa, Yatra aseguró estar cumpliendo uno de los sueños de su vida al participar en la gala. Y la fiesta fue completa a continuación, cuando Encanto se hizo acreedora a la estatuilla a mejor Película de Animación.
A las 22.21 Troy Kotsur hizo historia al convertirse en el primer actor sordo en alzarse con una estatuilla de la Academia. El intérprete de 53 años fue galardonado como mejor Actor de Reparto por su trabajo en Coda. “No puedo creer estar aquí, es maravilloso”, destacó Troy en lenguaje de señas y agradeció a todos los escenarios que le permitieron desarrollar su arte y en especial a su director Sian Heder: “Steven Spielberg dice que el mejor director es quien es un comunicador con muchos dones, y tú eres el mejor comunicador, porque trajiste el mundo de los sordos y de los que escuchan juntos, los uniste y fuiste nuestro puente”, apuntó. En el plano familiar, Kotsur recordó especialmente a su padre como quien mejor se expresaba en lenguaje de señas, hasta que un accidente lo dejó paralizado. “Papá, aprendí mucho de ti, tú eres mi héroe”, señaló conmovido, y extendió los saludos a su esposa, su hija, la comunidad de sordos y el resto de su familia: “Mírenme, lo logré”, cerró emocionado y emocionando a todos que lo despidieron con un cerrado aplauso.
La primera mención contundente al contexto de guerra que vive el mundo llegó a las 22.33 y en la voz de Mila Kunis. Si bien muchas celebrities portaron un lazo azul en su vestuario en apoyo a los refugiados de Ucrania, fue la actriz de raíces ucranianas quien se refirió al conflicto aunque sin mencionar a las naciones enfrentadas.
“Los acontecimientos recientes en el mundo nos dejaron abatidos. Y cuando presentamos la fortaleza y la dignidad de quienes se enfrentan a lo devastador, es imposible no emocionarnos con su resiliencia. No podemos evitar asombrarnos con aquellos que encuentran la fuerza para seguir peleando en medio de una oscuridad inimaginable”, señaló la actriz, antes de presentar a Reba McEntire que hizo “Somehow You Do”, tema del filme Four Good Days que la propia Kunis protagoniza con Glenn Close.
Para retomar el clima festivo, a las 22.48 Becky G y Luis Fonsi tomaron por asalto el escenario del Dolby Theatre. Juntos interpretaron “No se habla de Bruno”, una de las canciones más populares de Encanto, junto a varios actores del elenco del film animado. La performance estuvo llena de color e impactó a todos los presentes, que siguieron la coreografía desde sus lugares. El espíritu del espía más seductor regresó a las 23.12, cuando Rami Malek presentó a Billie Eilish y Finneas, que cantaron “No time to die”, el tema de la película homónima de la saga James Bond, quienes finalmente fueron los ganadores a Mejor Canción Original.
Corrían las 23.33 cuando llegó una oferta que ninguno de los presentes se atrevió a rechazar: un video en homenaje a los 50 años de El Padrino, la mítica película de Francis Ford Coppola que recientemente se reestrenó en los cines. Luego de un clip con algunas de las imágenes más representativas de la saga, irrumpieron el propio Coppola junto a Robert de Niro y Al Pacino, -protagonistas de la trilogía junto a Marlon Brando-, quienes recibieron el sostenido aplauso de sus colegas.
Uno de los momentos más esperados de cada gala es el In Memoriam, en el que la Academia homenajea a los artistas que perdieron la vida en el último año. Y en esta oportunidad, a diferencia de ediciones anteriores, el espíritu del recuerdo fue bien festivo, con música góspel a todo volumen, cuerpos de baile en vivo, mientras la solemnidad blanco y negro se guardaba para las imágenes en las pantallas.
El recuerdo a los ausentes tuvo tres bloques bien diferenciados: Tyler Perry comenzó dedicándole unas sentidas palabras a Sidney Poitier; promediando el homenaje apareció Bill Murray para recordar especialmente a Ivan Reitman y sobre el cierre, Jamie Lee Curtis, con un simpático perrito, hizo lo propio con Betty White.
Pasando la medianoche, Uma Thurman, John Travolta y Samuel L. Jackson invitaron a todos a viajar en el tiempo para revivir aquel thriller disparatado que fue Pulp Fiction. Y en un guiño para los fanáticos, cayeron con un maletín, el famoso maletín que mantuvo en vilo a la audiencia durante estos años. Pero allí dentro, lo que había era un sobre con el nombre del ganador al Oscar al mejor actor. Y aquí entramos directamente en uno de los momentos más extraordinarios en la historia de las premiaciones.
Todo tuvo lugar unos minutos antes cuando de manera intempestiva, Will Smith se levantó de su butaca, se acercó al centro del escenario y le impactó una bofetada en el rostro a Chris Rock, que se disponía a anunciar el premio a Mejor documental. La reacción de Smith se suscitó luego de que su colega hiciera una broma sobre la cabeza rapada de Jada Pinkett Smith, la esposa del ex protagonista de Men in Black.
Al escuchar su nombre como ganador por su elogiado papel de Richard Williams, Will subió entre lágrimas al escenario y pronunció un discurso en el que se mezclaron los agradecimientos por el premio y el pedido de disculpas por el incidente que acababa de protagonizar. “Quiero agradecer a Venus y a Serena y a toda la familia Williams por confiar en mí, quiero ser un embajador de ese tipo de amor. Quiero pedirle una disculpa a la Academia, a todos los nominados de mi categoría. Es un momento hermoso, no lloro por ganar un premio, se trata de darle luz a las personas, a todo el equipo de King Richard y a toda la familia Williams”. Y para cerrar se permitió un dejo de ironía: “Espero que la Academia me vuelva a invitar”.
Poco importó lo que sucediera después, por más que quedaran galardones calientes, entre ellos el de mejor Película. La 94ª entrega de los Premios Oscar ya tenía reservado su lugar en la historia con un escándalo sin precedentes. Y si alguien se conformaba con recordarla como la primera gala presencial después de la pandemia de coronavirus, tendrá que cambiar los planes: será la noche en la que el mejor actor del año le pegó un cachetazo a un presentador a la vista de todo el mundo.
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