Este jueves, durante la primera parte de LAM se vivieron dos momentos emotivos vinculados a dos de las nuevas angelitas de la temporada 2022. Todo surgió a raíz de las repercusiones de la cena por el cumpleaños de Yanina Latorre en la que hubo dos ausentes con aviso. Una fue Ana Rosenfeld, que tenía un compromiso pautado con una de sus hijas, su primera salida luego de la muerte de su marido, Marcelo Frydlewski. La otra fue Nazarena Vélez, ya que hoy se cumplen ocho años del suicidio de su ex marido Fabián Rodríguez, y quería empezar el día con Thiago, el hijo que tuvieron juntos.
Cabe recordar que la noche del lunes 24 de marzo del 2014, Rodríguez fue hallado sin vida en el piso 23 donde funcionaba la productora Jaz, ubicada en Uriarte al 2300, en el barrio de Palermo. Días después quedó confirmado que se trató de un suicidio. Estaban juntos desde el 2009 y se habían casado en el 2012. En el medio, el 24 de septiembre de 2010, nació Thiago, a quien llama cariñosamente Titi, el fruto de su amor, y una de las anclas que encontró la actriz para salir adelante. Las otras fueron sus otros hijos, Barbie -de su relación con Alejandro Pucheta- y Chyno, con Daniel Agostini.
En diálogo con Ángel de Brito y el resto del panel, Nazarena recordó aquel día en el que su vida cambió para siempre. “No me lo esperaba, muy doloroso”, evocó la actriz, que en ese momento estaba en Miami, dispuesta a tomar un avión y recibió la noticia poco antes de subir. “Todo el mundo estaba tratando de chequear si era verdad. Y yo sabía que era verdad”, señaló en referencia al mail que le había enviado su marido a modo de despedida, anunciando la decisión que había tomado.
“Tuve que hacer mucho esfuerzo para no volverme loca”, reconoció la productora, que estuvo mucho tiempo dándole vueltas al asunto, tratando de encontrarle una solución, hasta que se dio cuenta que era en vano: “Un suicidio es un suicidio, el único que sabe la verdad es él. Después hay hipótesis. Pero obvio que había un porqué, y un montón de cosas que no pudo enfrentar”, añadió, en referencia a una serie de problemas económicos por los que pasaba Rodríguez.
“A mí me costó mucho salir, estuve a punto de ser alcohólica. Me encontraba cuatro meses después de lo de Fabián, tomándome tres litros de vino por día, en su oficina, buscando papeles. Y yo que tengo una tendencia a lo adictivo veía que esto iba a terminar mal, porque estaba en una oscuridad”, señaló con crudeza y contó que logró frenar a tiempo. Para ello, tuvo tres aliados fundamentales:” Me ayudaron mucho mis hijos, si no tengo los tres nenes no sé que pasa”.
Nazarena venía de sufrir dos años atrás otra tragedia familiar, cuando su hermana Jazmín murió en un accidente de tránsito. “En los dos casos sentí mucha culpa. Hice muy poco de terapia, nunca tuve la fuerza para mover todo eso, por eso di manotazos de ahogado”, afirmó la productora, que al mes tuvo que salir a trabajar para poder levantar las deudas y no quedarse en la calle. “No pude hacer el duelo, no pude elegir. Fue muy duro”.
En ese contexto, tenía que criar al hijo que había tenido con su marido: “Titi tenia tres años y medio se levantaba a la noche con ataques de llanto. Todos los días me preguntaba por su papá. Es muy difícil no volverte loca”, señaló y se mostró aliviada al afirmar que el esfuerzo valió la pena: “Siento admiración por lo que logré, por como estoy hoy y ver que Thiago que es un nene feliz”.
La actriz recordó que se encontraba en un excelente momento profesional, con el éxito de su obra Los Grimaldi y a punto de comprarse un departamento en Miami. “Era millonaria”, resumió, y se refirió a los motivos que llevaron a Fabián a tomar la decisión. “Son suposiciones, pero yo yo creo que hizo un mal negocio: él era un excelente hombre pero muy confiado, y ya le había pasado con un teatro, no le salió bien y no lo pudo enfrentar. Hizo lo que pudo, y yo todos los días le digo a mi hijo que fue un gran hombre”, señaló conmovida. Y para finalizar, destacó el otro sostén que encontró en el camino: el de su actual pareja, Santiago Caamaño como un gran compañero. “Es un hombre muy ubicado, muy respetuoso y me entiende”.
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