Por estos días se publicó la edición 30° aniversario de Main Offender, el segundo álbum de estudio de Keith Richards en su faceta solista y por fuera de The Rolling Stones. Con pasión y jolgorio: así lo vivió un grupo de fanáticos que se juntaron en un reconocido bar stone que tributa a la banda inglesa para celebrar la edición de lujo de este disco.
Los fans stones se juntaron en un bar ubicado en el barrio porteño de Villa Devoto a hacer un unboxing de la edición super deluxe del box set que editó el sello BMG. El momento fue registrado en un corto video que le llegó al entorno de Richards. Y unas horas más tarde, el propio guitarrista lo publicó en sus redes sociales agradeciendo el amor de su gente: “Thank you, Argentina. One love, Keith”, escribió Richards en su Instagram junto al video.
El disco fue editado originalmente en enero de 1992 y fue la excusa que lo trajo a Keith por primera vez a tocar en Argentina. Se trata de un trabajo con su impronta pero con un banda nueva que armó con mucho cariño, los X-Pensive Winos: la cantante Sarah Dash y los coristas Bernard Fowler y Babi Floyd, el baterista Steve Jordan, el guitarrista Waddy Wachtel, el bajista Charley Drayton y el tecladista Ivan Neville.
Antes de llegar a Buenos Aires, el músico accedió a charlar con Juan Alberto Badía, entrevista se vio por Telefe en octubre de 1992, un mes antes de que el guitarrista se presentara en vivo en el estadio de Vélez Sarsfield. “Para mí es un placer tocar para gente para la que nunca toqué anteriormente”, decía el guitarrista stone con tono humilde, sin imaginarse de que unos 50 mil fans en noviembre iban a ver el show de sus vidas.
Badía le preguntó si el nombre de este disco, Main Offender, tenía que ver con algo de ese momento o en realidad se refería a otras etapas de su vida. “Retrocede en el tiempo, pero creo que el título es apropiado”, respondió el músico y dijo que esperaba que este disco le pudiera abrir muchas puertas. “Descubrí que trabajar solo abre muchas posibilidades a través de mi música y me mantiene interesado. Eventualmente los Stones se volvieron muy grandes para ser una buena banda. Si solamente tocabas con los Stones, trabajabas todo el tiempo y luego tenías que parar, y eso es malo para un grupo”, se sinceró Keef.
Main Offender significó para Richards esa bocanada de aire fresco que estaba buscando y no encontraba con sus viejos compañeros. Una nueva manera de ver la música y de mantenerse activo. “Esta banda y este trabajo me permiten estar en movimiento continuo en lugar de tener que esperar dos años para volver a tocar, y eso es importante para un músico”, expresó sincero. Badía, que empezó tratándolo de usted y terminó charlando como un íntimo, le preguntó si tocar seguía siendo una necesidad para él. Keef no se anduvo con rodeos: “Es una necesidad desesperada”.
El guitarrista sabía que el público argentino lo amaba porque era un stone. “Me gustan los desafíos. Es una oportunidad de tocar para la gente de aquí y si todo va bien es posible que traiga a los Stones conmigo la próxima vez”, auguró. Tres años más tarde de aquella noche del 7 de noviembre de 1992, la legendaria banda llegaría con la formación completa llenando River durante cinco noches para más de 300 mil personas.
SEGUIR LEYENDO: