“Lamento mucho todos los días de mí vida lo que le pasó y daría mí vida por que él estuviera acá”, fue una de las primeras frases que pronunció Patricia Pacheco, ex pareja del Rodrigo Bueno y madre de su hijo Ramiro. Es que a casi 22 años de la partida del ídolo, aún hay heridas por sanar y diferencias entre el entorno que ya, sin el músico, parecen cada vez más irreconciliables.
Ella y su hijo de tres años en ese momento (hoy 25) viajaban en el asiento del acompañante de la Ford Explorer que manejaba el cuartetero cuando pasada la medianoche el vehículo, tras una maniobra extraña de otro conductor, tocó el guardarraíl de la autopista Buenos Aires - La Plata, y luego chocó. Ante el impacto, instintivamente le cubrió con sus brazos la cabeza a su nene, que viajaba en su regazo. Rodrigo y Fernando Olmedo -estaba en el asiento de atrás y había conocido al cantante dos horas antes- fallecieron en el acto. Ella y Ramiro, se salvaron de milagro.
Con solo 24 años y un hijo pequeño al cual tenía que contener y acompañarlo en una nueva y triste realidad, Patricia se tuvo que hacer fuerte para explicarle a su nene que su papá ya no volvería, y también para salir adelante desde lo económico, sin el apoyo de la familia paterna de “Rama”.
Hace unos días en Secretos Verdaderos José Luis Gozalo, representante del Potro, habló sobre el consumo de drogas y describió la escena con la que se encontró la noche de la muerte del ídolo. “Llegué, vi la camioneta de él cruzada arriba del guardrail, pero Dios me hizo frenar al lado de Rodrigo sin ver nada. La ambulancia de la autopista no llegó nunca y él ya estaba helado, hacía mucho frío esa noche. Le acomodé un poquito la parte del costado que estaba al descubierto y lo encontré ‘bolsiqueado’. Con todos los bolsillos para afuera. Le había desaparecido el reloj, le habían desaparecido las cadenas, le habían desaparecido todas esas cosas”.
“Es verdad lo que cuenta”, aseguró Patricia Pacheco con diálogo con Teleshow. Actualmente trabaja y tiene dos hijas más, “gracias a la ayuda y contención de Ramiro, saliendo adelante, tranquila”, dijo sobre quien sin dudas es su compañero incondicional. Su hijo por su parte, trabaja en el ministerio de Educación, hace música y comenzó la licenciatura en Periodismo. Sobre los dichos del mánager, agregó: “Yo ya hablé también de su consumo y de cómo fue empeorando a medida que pasó el tiempo, todo se puso peor. Y con respecto a que le sacaron todo, también es verdad. Todos viven, vivieron y siguieron viviendo de Rodrigo”.
En cuanto al aspecto económico, dijo que a pesar de todo lo que trabajó el músico y lo que siguió generando tras su muerte, a ella le fue difícil asegurarle un futuro a su hijo: “Me costó mucho lograr que le llegue a Ramiro el alimento del padre, fue un horror mental. Lo que recibió el nene fue por juzgado y porque Gozalo lo depósito ahí, sino no tendría nada. y lo que tiene hoy es porque hace años que venimos sosteniendo las cosas, que están dentro de la sucesión y filiación”.
“Yo no me quejo de nada. Por mi me iba a vivir abajo de un puente con él, porque lo amaba con todo mí corazón. Pero en cuanto al dinero todos saben lo que les daba Rodrigo pero también saben cuándo pasaron de eso y le empezaron a robar y a sentirse más con derecho de su persona que su propia persona”, dijo y sentenció: “Todos tienen y sintieron derecho sobre Rodrigo y sus cosas, menos el propio Rodrigo. Que se murió sin un peso ni para él ni para alimentar a su hijo”.
En ese sentido, dijo que cuando se conocieron él trabajaba, tenía deudas y que todo lo que ganaba “lo tenía que dar”, dijo sin dar nombres y agregó que desde que empezó a cantar, Rodrigo sostuvo a su familia: “Él los quería y lo hacía porque es un gran ser humano, no era materialista, pero a nadie le alcanzaba, todos querían plata y protagonismo”.
Confidente del intérprete de temas como “La mano de Dios”, “Soy Cordobés” o “Yerba mala”, aseguró que constantemente él “estaba presionado por generar dinero para todos los demás aunque él nunca tenía nada” ya que “a nadie le importaba Rodrigo” y “todo lo que querían era su fama, su éxito, aparentar con su persona”.
Sus últimos meses fueron un torbellino. Al fin luego de años de trabajo el fenómeno cordobés había explotado en el país. A los 13 Luna Park que hizo entre abril y mayo del 2000 se le sumaban las visitas a los programas de televisión y viajes, como el que hizo a Cuba con el ciclo Versus para estar con Diego Maradona. Cocktail que resultó complicado: “El consumo de alcohol y cocaína se puso heavy, sumado a los problemas y a la tristeza de sentir y ver que lo único que les importaba a los que lo rodeaban era la plata y la fama”.
Una paradoja es que en medio de la tristeza, la presión y el consumo, él siempre alegraba al público: “Es que la música lo hacía feliz, era irse con sus sentimientos y la manera que tenía de protegerse de este mundo cruel, poder reír a pesar de todo era su fortaleza. Tristísimo todo. Cuando murió Rodrigo a nadie le importaba si el hijo comía o no y menos como estaba”.
—¿El entorno/familia de Rodrigo no se interesó por Ramiro?
—Su hijo era para los demás lo peor que les pudo haber pasado.
—¿Les hacían sentir que eran una molestia?
—Para él no, la verdad es que lo sentimos mucho a nuestro hijo y lo amamos antes de que llegara. Pero para los demás sí, porque todos lo veían a Rodrigo como fama, plata, protagonismo, ostentación...
—Él estaba cumpliendo un sueño, ¿estaba feliz?
—Nunca lo quisieron a Rodrigo más que para que de plata. Y menos aún al hijo. Imagínate lo que debe ser estar rodeado de gente que te maldice a tu propio hijo.
—¿Cómo lo recordás?
—Lo único que tenía él era su música, sus sentimientos, lo que dejó a la gente y hasta eso después de muerto le ultrajaron. Pero yo creo que aún, a pesar de todo, su música quedó en los corazones de la gente. Y con eso no van a poder. Yo lo quería mucho y me dolió mucho ver todo eso, verlo así, saber lo solo que estaba pasando y lo presionado por dinero. Lamento mucho todos los días de mí vida lo que le pasó y daría mí vida por que estuviera acá, pero la realidad fue cruda y dura. Tenía sobre sus espaldas la carga de mantener mucha gente y a nadie nunca le alcanzaba nada, todavía son todos dueños de sus cosas y de su historia menos él.
Y así es... 22 años después, Argentina sigue gritando “Soy Cordobés”, los maradonianos se emocionan con “La Mano de Dios” y entre los infaltables de cada fiesta siguen estando “Ocho cuarenta” y “Lo mejor del amor”, porque como dijo Pacheco, “lo único que tenía era su música, y se la dejó a la gente”.
SEGUIR LEYENDO: