Una de las comedias más vistas de Amazon Prime Video es La última estafa, una disparatada parodia del mundo del cine, protagonizada por esas tres estrellas/glorias/íconos -elija el lector lo que quiera- de Hollywood que son Robert De Niro, Morgan Freeman y Tommy Lee Jones.
Como reseñó Infobae, las películas que transcurren en el mundo del espectáculo siempre tienen un gusto especial, más aún cuando vemos a actores experimentados reírse de ese mundo que conocen desde hace décadas. Es cierto que tal vez sus protagonistas ya no lleven al público de otras épocas, pero hay varias generaciones que siempre quieren verlos en una pantalla. Porque si en los fogones a veces se pide “una que sepamos todos”, a la hora de elegir una peli muchos espectadores pedimos “una donde esté De Niro”.
A sus 78 años y con más de 50 en pantalla, casi no existen personas que no hayan visto a De Niro en algún papel. Desde esos en donde dio cátedra de actuación como El Padrino, Taxi driver, Los intocables y Toro salvaje, por nombrar algunas, hasta otros donde se nota que actúa “de taquito”, como Pasante de moda, Mi abuelo es un peligro o La gran boda. Se sabe que, a la hora de elegir proyectos, De Niro se rige por dos criterios: que le guste el director o el elenco, sin importar si el guion es bueno, y su segundo criterio para aceptar cuando el primero no se da es el dinero que le ofrecen. No es que no tenga principios sino que le sobran gastos. Aunque su situación económica lo ubica en el rubro millonarios -es dueño de varios edificios en Nueva York, una marca de vodka, una línea de ropa y una cadena de restaurantes- debe mantener una gigantesca estructura con asistentes, representantes, guardaespaldas, hijos, nietos y ex esposas.
La filmografía de De Niro es extensa y su talento interpretativo incuestionable, tanto que se convirtió en referente y objeto de admiración de otros actores. Va un pequeño ejemplo. Sharon Stone contó que cuando la convocaron para filmar Casino aceptó sin vacilar. “Solo quiero sentarme al otro lado de la mesa con Robert De Niro. Estaba tan locamente enamorada de él como actriz, que probablemente podría haberme golpeado en la cabeza con un martillo y yo habría dicho: ‘¡Oh, sí!’”. Admirado por sus pares, convocado por los mejores directores, famoso en todo el mundo, sin embargo, De Niro logró que su vida privada quedara en el ámbito privado. No la oculta, no la niega, pero la preserva.
Una de las veces que eligió mostrar su intimidad fue en el año 2014, cuando presentó en Roma el documental Recordando al artista Robert de Niro Sr. sobre la figura de su padre. Hasta ahí solo se sabía que era un reconocido artista, pero en el filme el hijo contó que su padre era homosexual. Al presentar su trabajo, que comenzó siendo solo un proyecto familiar, dijo: “Lo hice por él”. Y agregó: “Quería que mis hijos más jóvenes, que nacieron después de su muerte, supieran lo que hizo su abuelo. Incluso seguí su estudio de pintura y quiero que su legado permanezca intacto”.
En el documental, el actor cuenta que su padre dejó a su madre, la pintora Virginia Admiral, luego de casi dos años de matrimonio cuando se dio cuenta que era homosexual. No hay una mirada recriminatoria y mucho menos acusatoria sobre su padre. Al contrario, se transmite una profunda comprensión, amor y empatía por ese hombre que vivió en una época donde ser gay era sinónimo de condena y pecado. “Yo no era muy consciente de ello, me hubiera gustado haber hablado más de ello mucho más. A mi madre no le gustaba hablar en general y yo no estaba interesado cuando tenía cierta edad”, explicó Robert en una entrevista. Admitió que no tenían ese tipo de relación “donde padre e hijo juegan al beisbol juntos” pero que era un hombre cariñoso que “me adoraba como yo adoro a mis hijos”. Quizá por eso confesó: “Me sentí obligado a sacar del armario a mi padre, tenía que hacerlo”.
Con los años, De Niro podría haberse convertido en un señor conservador de conservadoras y retrógradas costumbres, pero no. No solo contó con orgullo la historia de su padre, también defendió a su hijo gay. Cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, declaró enfático en The Guardian: “Cuando ves a alguien como Trump convertirse en presidente, piensas ‘Bueno, bueno, veamos qué hace, tal vez cambie’. Pero acaba de empeorar. Me demostró que es un verdadero racista. Pensé que tal vez como neoyorquino entendería la diversidad, pero es tan malo como pensaba que era antes, y mucho peor”. Y concluyó, letal: “Es algo malo en este país. Uno de mis hijos es gay, y le preocupa que lo traten de cierta manera. Hablamos de ello”.
Aunque nunca los expuso a los medios, se sabe que es padre de seis hijos. Con Diahnne Abbott tuvo a Raphael y adoptó a Drena. Con Toukie Smith fue padre de los gemelos Julian y Aaron, y con Grace Hightower vinieron Elliot y Helen.
De sus descendientes se sabía muy poco, pero en marzo de 2016 De Niro reveló que su hijo Elliot transita una condición TEA (Trastorno del Espectro Autista). El actor jamás había hablado al respecto, pero cuando el documental antivacunas Vaxxed: el encubrimiento a la catástrofe fue suprimido del programa del Festival de Tribeca, del que es cofundador, explicó en su página de Facebook: “Grace (Hightower) y yo tenemos un hijo con autismo. Creemos que es fundamental que todas las cuestiones relacionadas con las causas del autismo deban debatirse abiertamente y ser examinadas”.
Aunque no debía dar explicaciones, advirtió que la condición de su hija era algo muy íntimo. Sin embargo, aunque no apoyaba el filme ni era antivacunas, si consideraba que tenía que haber un debate en torno a la vacunación y sus consecuencias. Un día más tarde, volvió a pronunciarse: “Mi intención al seleccionar esta película fue para proporcionar una oportunidad para la conversación en torno a un tema que es profundamente personal para mí y para mi familia. Pero después de analizarlo en los últimos días con el equipo del festival y otras personas de la comunidad científica, no creemos que la proyección del filme contribuya al debate”.
Luego del revuelo causado por Vaxxed, De Niro decidió ofrecer 100 mil dólares a quien pruebe la seguridad de las vacunas y argumentó: “Yo, como padre de un niño que tiene autismo, estoy preocupado. Y quiero saber la verdad. No soy antivacuna. Quiero vacunas seguras”.
Si como hijo comprendió y homenajeó a su padre, y como padre defendió a su hijo, como amigo De Niro demostró que es de fierro. Si alguien puede dar fe de ello es Meryl Streep.
Los actores se conocieron a fin de la década del 70 cuando De Niro ya era De Niro pero Meryl todavía no era “la Streep”. Ella estaba en pareja y enamoradísima del actor John Cazale, ambos protagonizaban la adaptación teatral Medida por medida, de Shakespeare. En una de las funciones, entre el público y sin alardear, se sentó De Niro que venía de trabajar con Brian De Palma y enloquecer a todos con su taxista enloquecido en Taxi Driver.
Como el talento reconoce al talento, cuando terminó esa función aplaudió de pie a Cazale y a Meryl. Al tiempo fue convocado por el director Michael Cimino para protagonizar El francotirador. Según una versión, cuando le informaron que Meryl y Cazale estarían en el elenco avaló y alabó la decisión. Otra versión, en cambio, cuenta que fue él quien exigió que los contraten, fascinado con lo que había visto en el teatro. Sea lo que sea, los tres trabajarían juntos.
Todo venía bien cuando unos días antes de filmar, Cazale se sintió mal. Estudios y un diagnóstico demoledor: cáncer, y una esperanza de vida de tres meses.
Con semejante expectativa, los productores priorizaron la vieja máxima que indica “negocios son los negocios” y decidieron rescindir el contrato de Cazale. Fue entonces que De Niro demostró que además de un gran actor era, sobre todo, un gran hombre. Sin dudarlo, amenazó al estudio que si no contrataban a Cazale, renunciaba. Los ejecutivos empalidecieron.
El estudio argumentó que era imposible pagar el seguro médico de Cazale. De Niro ordenó que se lo descontaran de su salario y además le entregaran un plus a Meryl para afrontar los gastos médicos. Así y todo los ejecutivos dudaban. De Niro no dijo más. Sacó un papel con su renuncia y se terminó la discusión. El estudió cedió: una cosa era perder a su mejor actor secundario y otra, a su protagonista estrella.
Y una más. Como la enfermedad avanzaba y el deterioro físico de Cazale era cotidiano, De Niro exigió que en el orden de grabación las primeras escenas fueran las de John, sin importarle jerarquías.
La película se terminó de filmar y pese a la generosidad del actor, los gastos médicos se acumulaban. Para afrontarlos, Streep aceptó un papel en la serie Holocausto. Algunas escenas se rodaban en Europa y debió viajar, pero dejó a su novio con dos cuidadores de lujo: Al Pacino se encargó de acompañarlo a las sesiones de quimio y De Niro asumió todo el papelerío burocrático. Es que allá como acá, una cara famosa agiliza cualquier trámite y es garantía de tratamiento vip.
Desde entonces Meryl y De Niro son amigos incondicionales. El actor, que suele mostrarse taciturno y poco propenso a los elogios, la define como “su compañera ideal de rodaje”. Cuando Donald Trump aseguró que la protagonista de Los puentes de Madison era una de las actrices más sobrevaloradas de Hollywood y la acusó de “lacaya” de Hillary Clinton, De Niro hizo pública una carta de apoyo a su amiga:
Lo que dijiste fue genial. Necesitaba ser dicho y lo hiciste de manera muy bella. Merece todo el respeto que lo hicieras mientras el mundo estaba celebrando tus logros. Comparto tus sentimientos sobre gente de mala calaña y abusones. Ya basta. Con tu elegancia e inteligencia tienes una potente voz que inspira a los demás a alzar la suya para que sea escuchada también. Es muy importante que TODOS alcemos la voz.
Te queremos.
En el 2018, durante la entrega de los National Board of Review Awards, De Niro fue elegido para presentar el reconocimiento que le darían a Meryl. Ella de 68 y él de 74 se veían muy distintos de aquellos que protagonizaron El francotirador. Pero al subir al escenario, ambos se miran y besan. Meryl toma el curtido rostro del actor y lo acaricia. En ese momento para ellos no hubo flashes, ni premios, ni cámaras. Solo eran un hombre y una mujer, amigos incondicionales.
Porque podés ser un ícono de Hollywood, modelo de actor para otros actores, artista multipremiado y multimillonario, pero al final de la vida, por más De Niro que seas, sabés que solo el amor que te dieron y das es la única caricia que te sostiene en este camino a veces lindo y otras no tanto, llamado vida.
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