Este domingo se realizó un homenaje a Gerardo Rozín con una edición especial de La Peña de Morfi. Jésica Cirio, Zaira Nara y Julieta Prandi fueron las elegidas para llevar adelante el programa que desde el primer momento estuvo atravesado por la emoción al recordar al fallecido periodista, muy querido en el ambiente.
En el inicio del programa, la última pareja del conductor, Eugenia Quibel, quien además es locutora del ciclo, fue parte y expresó su dolor. “Mi compañero. Un maestro, también”, dijo. “Nos elegimos hace muchos años en la radio y en la tele”, agregó al borde del llanto.
Mientras transcurría el programa con videos, artistas en vivo y muchas anécdotas, Quibel recordó: “Nos conocimos en la radio, nos encantaba hacer radio juntos, ahí era un tipo diferente. Hacía programas inolvidables y la audiencia lo seguía, ponía el corazón sobre la mesa, estudiaba igual que lo hacía para el programa y siempre con a pregunta adelante, ‘¿para qué venimos?’ si no le cambiamos un poco la vida al que está del otro lado, no tenía sentido”.
“Lo conozco hace trece años y aprendí un estudio distinto, cuando me convocó para el off de la Peña me dijo: ‘quiero hacer radio en al tele’ y fue de las experiencias profesionales más hermosas. Hoy es difícil para mí y para todos estar acá y hacemos este homenaje porque es lo que él quería”, concluyó emocionada. Su pareja lo definió como un distinto, donde ponía el corazón sobre la mesa.
Días atrás, minutos después de que se conoció la triste noticia de la muerte de Gerardo Rozín, Eugenia Quibel, escribió una reflexión en redes sociales, y lo hizo junto a una foto de la pareja, sonrientes. “¿Qué es ser valiente? Enterarse una mañana de una noticia horrible y darle pelea hasta el final. Aferrarse a la vida y aceptar que un día se termina. Transitar el proceso sostenido por afectos, familia y rodeado de amigos. Recibir amor y dejarse abrazar. Llorar, putear, luchar y pensar las mil y una alternativas. Eso sos”, comenzó la locutora.
“Tus ideas brillantes con salidas ocurrentes, las sugerencias generosas para quien buscara tu opinión, tu humor distinto, tus ironías, tu orgullo rosarino y un poco uruguayo también, las playlists de Frisell y Pizzarelli, ‘el dolor auténtico, la alegría sin una mancha’. Y cada uno de nuestros momentos, los descubrimientos gastronómicos (los buenos y los fiascos), los viajes, hacer equipo en la radio, en la tele y en la vida, y una lista de motivos íntimos que me hicieron enamorarme de vos”. Y cerró: “Brindo por vos, canalla”, continuó.
Gerardo y Eugenia se conocieron en ese ámbito muchos años antes de enamorarse. Compartieron espacio en Radio Pop, también en ciclo Gracias por venir, gracias por estar (Telefe), y volvieron a coincidir en Morfi. El amor nacería en en 2015, entre micrófonos y rutinas. Y siempre lo expresaron entre ellos, en privado, lejos de las cámaras o los flashes.
Pese a que no se ocultaban, siempre tuvieron claro que querían preservar su relación. Cuidar su amor, su entorno, y la familia que ensamblaron con sus hijos: él era padre de Pedro –21, de su primer matrimonio con Mariana Basualdo- y Elena –12, de su relación con Carmela Bárbaro-, mientras Eugenia es mamá de Emilia, de una pareja anterior.
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