Volvió Lollapalooza Argentina y una multitud eufórica que agotó rápidamente las entradas disfrutó de Miley Cyrus, la estrella de la noche del viernes. “Ustedes esperaron todo el día para volver a verme, yo lo esperé por un montón de años”, dijo la diva pop y bendijo, con una montaña de hits, a su devoto público en el pico de una primera jornada que tuvo de todo.
¿Cómo? ¿El Indio Solari y Bizarrap en el Hipódromo de San Isidro? Sí. El productor estrella del momento subió a Gaspar Benegas, guitarrista del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, y disparó el track de “Ji-ji-ji”, el clásico ricotero por excelencia para armar “el pogo más grande del Lolla”, en palabras del joven oriundo de Ramos Mejía. Patricio Rey hizo de las suyas y los muchos que se quedaron a bailar estuvieron a la altura del agite cuando el Biza la soltó, atestiguando un nuevo cruce entre la tradicional cultura rock y lo más caliente de lo nuevo. Un instante de “misa lollapaloozera” que emocionó a los fanáticos agolpados en las vallas y alucinados con los riffs y los solos del guitarrista.
“Gracias Indio por permitirnos esta locura y aguante la música argentina, guacho. Esto fue con mucho respeto y cariño”, celebró Bizarrap, le agradeció también a Benegas y se despidió con un remix de “Malbec”, que más temprano había sido interpretada por Duki. Un rato antes, el Biza venía tirando de los hilos del baile multitudinario desde su laboratorio de productor, ligeramente adaptado a cabina de DJ y desde donde pinchó módicas reversiones de los beats de sus Music Sessions y otras tracks con su sello, mixeadas con las voces de los protagonistas y sus avatares en pantalla.
Así, fueron desfilando Nathy Peluso, L-Gante, Nicki Nicole, Nicky Jam, Dillom, Frijo y Snow Tha Product para darle forma a lo último de la noche. Todo venía según lo planeado hasta que cortó en seco la de Chucky73, queriendo detener otra avalancha. Para levantar el momento, una vez frenado el remolino del pogo y a salvo los desmayados, soltó un fragmento de la muy comentada grabación con Residente.
Antes, y bajo la misma luna llena, Miley Cyrus y Turnstile dividieron la atención con sus diferentes maneras de rendirle tributo a la distorsión. Ella, al límite de su actitud punk pop, fue deshojando margaritas desde “Where is my mind” (de los Pixies, encapsulado en la propia “We Can’t Stop”) a “Heart of Glass” (Blondie), sin privarse de propias como “Plastic Hearts” y “Fly on the wall”, en compañía de su pequeña orquesta y su carisma encantador. Con el público en un puño, esa multitud que disfruta viéndola crecer desde Hannah Montana, Miley le dedicó una canción y su aliento a Ucrania y se despidió con la épica de “Wrecking Ball” y “Party in the USA”.
Los de Baltimore agitaron cabezas con su hardcore elástico, que junta ecos diversos -Metallica, Fugazi y Rage Against The Machine...- en un mismo caldo grunge, sugerido también en el look del enérgico Brendan Yates, frontman del grupo, quien terminó haciendo mosh con su puñado fiel de fans, después de hacerlos saltar con temas como “Blackout” y “Endless”.
Si de banderas hablamos, también estuvo la argentina en las pantallas y en el puño de A$AP Rocky, quien además recibió gustoso una camiseta de Boca con su nombre tallado en fibrón sobre el pecho, justo en la previa del superclásico. Solo sobre el escenario y con un poquito de pirotecnia, el ícono trap y también papá del bebé de Rihanna arrancó tibio, por momentos declamó sobre su altar psicodélico como si fuera su propio DJ anímico, y casi siempre priorizó las ad-libs por sobre los versos principales, haciéndole la segunda al rapeo irregular de su público en tracks como “L$D”, “Wild for the Night”, “R.I.P.” de Playboi Carti y “Love$ick”, de Mura Masa.
“Vamos, Buenos Aires, una bulla si no están cansados”, gritó en castellano y fuera de escena un subtitulador, reclamando aliento. “Manos arriba, carajo”, pidió también Rocky, forzando su español y yendo de menor a mayor para bendecir a la nación trap.
Justo después de que Duki arrastrara a la multitud a su escenario y debiera contener el fervor de su gente -que deliró con sus canciones, pero más aún con el cruce con su novia, Emilia Mernes-, la noche era un hecho y las 100 mil personas en el predio iban atravesando multitudes con el objetivo de elegir sobre una simultaneidad atractiva: ver a Dillom y la puesta en escena ultratumba de su excitante disco Post Mortem, de bailar con el set de Alesso o de rockear con los hits de Airbag. El rapero fue el que juntó más gente y calentó el aire fresco con su actitud hooligan, temazos como “Bicicleta”, “Rili Rili”, “Rocketpowers”, con Saramalacara y un final a todo trapo con la pegadiza “OPA”.
Más temprano, Wos arrancó a los saltos con “Convoy Jarana”, invitó a Acru para soltar un free, a Ca7riel para “Niño gordo flaco” y cerró con “Alma dinamita” y “Púrpura”, las favoritas de su público. En tanto, más colorido de la jornada estuvo en el jolgorio pop y psicodélico de Louta, que se engrosó con el Cuarteto Divergente, un cuerpo de bailarines que lo siguió a sol y sombra y algunos de los artificios típicos de su show, como los papelitos plateados, las luces de boliche, una ballena inflable y la burbuja dentro de la cual canta la íntima “Abrir tu corazón”.
También compartió micrófono con dos exponentes fuertes de esta generación, como Marilina Bertoldi (“Uacho”) y Zoe Gotusso (”Ayer te vi”). Y después del beatle “All you need is love”, que sonó desde los parlantes como bálsamo en tiempos de guerra, se despidió con la melancólica “Amame” y la festiva “Guaracha”, nuevísima, editada esta semana.
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