—La resonancia de Santiago muestra que tiene un tumor en el cerebro.
—Me operan, rayos, quimio. Pero me curo.
—Vamos a procurar que vivas el mayor tiempo posible...
—¿Me voy a morir?
El diálogo entre Santiago (Benjamín Vicuña) y su doctora (Carola Reyna) en El primero de nosotros resulta desgarrador. Confuso también, frente al desconcierto de un diagnóstico inesperado y a la vez, tan contundente. Además, causa impotencia. Y da bronca, rabia; genera enojo. Pero también despierta la convicción de que es necesario aprovechar la vida hasta su último suspiro.
La serie, que Telefe emitirá a partir de este lunes en su prime time y que también se verá en Paramount+, encuentra una semejanza absoluta con la propia vida de Gerardo Rozín. Y en un sentido amplio: genio creativo como pocos, el productor televisivo -quien murió hace una semana- es uno de los ideólogos de la novela. Cinco años atrás quiso poner en marcha una ficción que terminaría convirtiéndose en la suya, en propia, ya no solo desde lo autoral sino también en la realidad. Como guionista, pergeñó un drama que tiempo después terminaría viviendo.
La novela de 70 capítulos protagonizada por Vicuña, quien estará acompañado de Paola Krum, Luciano Castro, Jorgelina Aruzzi, Damián de Santo y Mercedes Funes, cuenta la historia de un grupo de amigos que promedian los 40 años y que experimentan un gran cambio al enterarse de que uno de ellos está atravesando una enfermedad terminal. “Recibí una noticia que va a cambiar todo: me voy a morir y estoy juntando fuerzas para contárselo a mis amigos”, dice Santiago. Se trata de las mimas fuerzas que reunión Gerardo meses antes de su partida para contarle a las personas que amaba -y que lo amaron sin condiciones- aquel el diagnostico que nadie quería escuchar. Se encargó, no obstante, de que su enfermedad no se hiciera pública: solo sus amigos y allegados lo sabían. Son los mismos que lo acompañaron durante el recorrido, y de alguna forma él los preparó para aquello que era tan abrumador como inminente e inevitable: su partida.
“Jugábamos desde jóvenes a ver quién iba a escribir la despedida del otro. Y me tocó a mí, no pensé que sería así, pensé que él escribiría de mí. ‘Gané -me decía-, yo hubiera escrito algo peor’”, contó Reynaldo Sietecase, amigo de Gerardo desde que ambos dieron sus primeros pasos en el medio en su querida Rosario. “La última vez que lo vi nos dimos un beso y cantamos un verso cada uno del tango ‘Sus ojos se cerraron’: ‘Se que verán caras extrañas con su limosna de alivio a mi tormento; todo es mentira, hoy esta solo mi corazón’, cerró él”.
Amiguero, atento a lo que necesitan sus compañeros y amante de salir a comer, quienes lo conocían decían que Rozín tenía un humor muy particular, ácido, picante, que le permitió jugar hasta lo último con su partida de este plano y con su enfermedad. Pero puertas adentro, ya que -aunque como productor era la nota que hubiera ido a buscar- prefirió mantener en su círculo íntimo el duro diagnóstico que había recibido en abril del 2021: tumor cerebral. “No quería que sus hijos vivan un año de lo que significaba hacerlo público”, explicó Claudio Belocopitt, amigo y empresario de la salud, con quien el conductor transitó los momentos más difíciles. “Que dure lo que dure, pero bien”, le había dicho Gerardo, tal vez a modo de deseo o resignación. Y algo similar dirá el Santiago de Vicuña en El primero de nosotros. Y también reflejará mucho de aquel humor de Rozín.
Años atrás, junto con un amigo, el director y escritor Alejandro Tartanian, Rozín escribió una idea para realizar una ficción. Inspirado en la canción “Óleo de una mujer con sombrero”, de su admirado Silvio Rodríguez (“Veo una luz que vacila. Y promete dejarnos a oscuras. Veo un perro ladrando a la luna. Con otra figura que recuerda a mí. Veo más: veo que no me halló. Veo más: veo que se perdió”), Una mujer con sombrero sería el título de su novela y contaría la historia de cómo una mujer transita sus días con sus amigos luego de enterarse del crudo diagnóstico que le anticipa su muerte por un cáncer de mama terminal. El sombrero sería usado ella para disimular la falta de cabello, consecuencia de la quimioterapia; de allí, el título. Productor de raza desde siempre, incluso había pensado en una actriz para ese papel: Mercedes Morán.
Rozín le propuso esa historia a Telefe. Según pudo saber Teleshow, en paralelo la emisora ya estaba realizando los bocetos iniciales de El primero de nosotros, por lo que sin descartar ninguna opción le habrían comprado los derechos de la ficción con la intención de unificar ambas tramas (Una mujer con sombrero y la novela próxima a estrenarse) para extraer lo mejor de cada libro.
“La voy a ver seguro. Rozín me habló mucho del tema”, escribió en un tuit Roberto Moldavsky, amigo del rosarino, en referencia al debut de El primero de nosotros. Su frase “habló mucho del tema”, podría entenderse de dos maneras: le contó sobre le argumento y sobre la ficción que había escrito años antes, o le contó sobre su vida, que paradójicamente se cruzó con la del personaje de Vicuña.
Su compañero de escritura, Tartanian, también despidió a Rozín en las redes sociales: “Hoy toca esto, dirías vos. Y entonces, hay que hacerlo: despedirte. Y pensar que ya son casi 30 años desde que nos cruzamos por primera vez y acá estamos: juntos. Tu amistad única, gloriosa, luminosa entre tantas oscuridades, y tu pasión por las historias, la felicidad de escribirlas juntos, de diseñar esos sueños que alguna vez verán la luz (porque me pienso encargar de que así sea), esos sueños anhelados, tus historias, que te perseguían con la necesidad de ser dichas. Y tanto por hacer”.
El guion de El primero de nosotros está confeccionado por Romina Moretto, Ernesto Korovsky, Micaela Libson y Juan Ciuffo. En diálogo con Argentores en el 2020, Moretto reveló: “En realidad yo generé una segunda idea a partir de una propuesta anterior que no habría funcionado. A raíz de una charla con Mercedes Reincke, quien era, en ese momento, VP del Departamento de Desarrollo de Contenidos, recibo la invitación de escribir una versión completamente diferente, solo respetando el título y la premisa de la historia. Y yo lo hago casi como una aventura porque vengo del teatro y no tengo experiencia en televisión. Ese primer guion que escribí se fue abriendo camino hasta que se formalizó, es decir se me contrató, como una primera propuesta de armar tres capítulos y lo que se llama una Biblia. A partir de ahí comenzó un camino interno hasta que Telefe dio su aprobación como la ficción 2021″. En la ficción, la Biblia vendría a contener las premisas de la historia, las características de los personajes, etcétera.
En la misma entrevista, Korovsky recordó: “ En principio me llaman del VIS (Viacom CBS International Studio) con una primera versión que había escrito Romina sobre una idea de gente de contenidos del VIS. Entonces Romina le da una primera forma, un esbozo. Y al leerlo empiezo a organizar el trabajo. Ahora estamos en eso, ya casi terminando. Lo primero que leí de Romina fue un libro bastante entero, otros dos no tan terminados y una Biblia muy importante. Cuando leí la historia que venía por delante me pareció que funcionaba bien como premisa. Me resultó muy interesante como temática para hablar durante la pandemia. Tiene una temática fuerte: la muerte, la amistad, la enfermedad, la ausencia, entre otros”.
Así como en la vida real, según cuentan sus amigos, Rozín se permitía bromear sobre su enfermedad, la serie es un drama con toques de comedia, un equilibrio muy delicado que los dialoguistas tuvieron que saber encontrar: “La idea es que no haya solemnidad. Por ejemplo, el protagonista es muy motivador, hay algo en él de superación permanente y eso hace que pueda intervenir el humor, incluso tratándose de un tema tan complejo como es la muerte. Desde ya, como dijo Ernesto, no es una comedia de humor negro”, explicó Micaela Libson. Y aunque él no lo diga, la superación permanente también definió al propio Rozín.
Dicen que la realidad supera a la ficción. Si no es así, mínimamente van de la mano, jugando una carrera e impulsándose una con otra. Sin saberlo, Gerardo Rozín escribió el libro que protagonizó y cuyo último capítulo se emitió antes de lo deseado.
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