“Poeta taciturno”. Dos palabras que, juntas, (auto) definen a Axel Fiks, un trovador deforme, un típico hijo de esta época, nacido y criado en la internet, pero también afectado por los vínculos tangibles, que no se casa con ningún género pero que siempre tiene el mismo norte: la canción. Después de editar su segundo disco, Amante moderno, llega a Lollapalooza Argentina 2022 para presentarse este viernes a las 13.15 en el escenario Alternative.
Antes de este presente en el que se revela como uno de los artistas más escuchados de su generación, Axel tuvo otra vida, signada por la asfixia que le generaba tener trabajos poco calificados, aquellos a los que apenas podía aspirar al no tener terminada la escuela secundaria. En tanto, una confianza en sí mismo crecía y ahí empezaron a brotar las primeras canciones. “Sentía que podía hacer realidad mi sueño de vivir de la música y creo que fue haberla pasado tan mal en esos laburos lo que me impulsó hasta acá”, le confía a Teleshow.
“Como es un público muy variado el del festival, está buenísimo tocar porque así llegás a gente que, quizás, no te hubiese escuchado nunca”, se entusiasma sobre su performance en el Lolla. “Un show de este tipo lo armo a partir del tiempo disponible que tenemos: como dura media hora, sé que va a ser bastante al palo, con mis temas favoritos y los temas favoritos de la gente”, dice y promete que no van a faltar “Chica Acuario” y “Ojitos de MD” , acaso sus canciones más conocidas.
Para Axel, la guitarra es fundamental a la hora de la composición, aunque también es un hábil sampleador, herramienta que le sirvió para profundizar su exploración con la música. “Creo que todavía no encontré mi signature, mi sello, mi sonido. De a poco lo voy encontrando, pero en el medio voy investigando. En el principio hacía muchos beats de trap o de hip hop, o podía hacer algo más soul o pop. Por eso, a la hora de encarar un disco, se me hace difícil hacerlo homogéneo, pasar del primer tema al último y que todo tenga el mismo sonido. Eso me cuesta porque soy muy volátil con los géneros”, dice.
Así las cosas, a su último álbum decidió encararlo desde un concepto y no desde un audio específico. Por eso se edificó como un “amante moderno”. “Quise armar un personaje con una estética elegante, muy emparentado con Sandro. En el contenido de las letras, lo pensé como alguien que ama hoy en día: alguien con muchas ganas, pero a la vez con miedo a entregarse, aunque en el fondo lo quiere. Y también el tema de las relaciones abiertas y que la monogamia ‘está mal’ porque es algo cerrado...”, cuenta Axel.
—Y más allá del personaje, ¿vos también sos así?
—Yo soy muy solitario, entonces disfruto mucho de no tener compromisos con nadie, la verdad. Por lo general, prefiero estar solo y no tener a nadie molestándome ni yo molestando, pero después me agarran momentos absolutos de soledad y empiezo a escribir a personas por las que alguna vez sentí algo. Como que necesito revivir el amor. De repente vuelvo a salir con alguien y después vuelvo a mi estado solitario. Diría que disfruto de la falta de compromiso, pero admito que puede que haya algo de cobardía en eso.
—Le escapas a los compromisos amorosos a la vez en que tu carrera está creciendo mucho, lo cual implica un montón de otros compromisos.
—(Se ríe) Sí, los compromisos que voy asumiendo con mi carrera me gustan, me hacen sentir más adulto, más responsable, más profesional. Tener una agenda y saber cuándo ensayar, cuando planear algo... Me da disciplina y yo re necesito a la disciplina para mi vida.
—¿Siempre soñaste con dedicarte a la música?
—¡Sí! Desde muy chiquito que lo recontra quería. Me acuerdo que en 2016 salía de laburar de un call center o de ser bachero y lo primero que hacía al llegar a mi casa era tomarme una cerveza y decir: “Loco, tengo que pegar el salto, la estoy pasando mal”. Cuando estaba en esos laburos, sobre todo en el call center, sentía muchas ganas de componer, pero después llegaba a mi casa y no tenía energía. Trataba de buscar el momento para hacerlo y confiaba mucho que en algún momento podía despegar. Así, fui acumulando canciones, pero componía y no me atrevía a mostrarlas. Hasta que en 2018 decidí subir todo. Me daba un montón de miedo porque era exponerme a la crítica. Yo estudié música, pero tampoco es que la tengo re clara. Soy mas autodidacta, me guío por el oído pero hay acordes que a veces no me salen, que no sé cuáles son. Entonces siempre tuve el miedo a que me re bardeen, porque alguien que sabe más de música puede decir: “Ah, lo que hace este pibe es malísimo, no sabe nada”. Pero lo publiqué y tuve una reacción bastante positiva. Y decidí seguir.
—En la época en la que trabajabas de otras cosas, ¿cuál era la música que te sostenía?
—En ese momento, escuchaba mucho Oasis, que me motivaba muchísimo porque Liam Gallagher, el cantante, tiene mucha confianza, es muy soberbio, muy arrogante. Su ego me servía mucho. Después salió un documental de Oasis en el que cuenta cómo se pegó la banda y el chabón decía: “Mi banda va a ser la que más va a llenar estadios en Inglaterra”. Y lo lograron. Me dio un gran empujón escuchar Oasis, fue terapéutico. Yo decía: “Quiero tener el mismo ego, quiero llegar a lo máximo y vivir de la música”. Esa confianza quizás la tenés que fingir o inventar un poco, con el fin de creértela aunque no tengas con qué. Porque si no te la creés vos, nadie se la va a creer por vos. Lo mismo que pasa con Kanye West, que desde el día cero el chabón tuvo un ego increíble y eso lo llevó a estar donde está ahora.
—También lo ayudó mucho tener una madre como Donda West.
—Totalmente. El documental de Kanye es un ejemplo de cómo salir adelante en lo que a vos te gusta y lo que vos querés hacer, independientemente de cualquier circunstancia. Y en mi caso, mi vieja también siempre fue muy de bancarme en todas. Ella me dijo de ir a la secundaria de música, donde conocí a todos mis amigos. También me convenció de publicar mi música, de mostrarla, de no tener miedo. Me compró mi primera guitarra cuando tenía 13. Me regaló mi primera compu... Siempre me impulsó a hacer música. De hecho, me obligó a tomar esos trabajos: ella dice que fue para que yo la pase mal y encuentre lo que quería hacer en la vida, lo cual es súper válido. Me dijo: “Si vos no le ponés ganas a lo que querés y a lo que querés llegar, toda la vida vas a tener que trabajar de cosas que no te gustan. Aprovecha que tenés 17, 18 años y hacelo”. Y aprendí al toque.
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