Después de haber recaudado una cifra millonaria para ayudar a mitigar los incendios en Corrientes, Santiago Maratea se tomó un merecido descanso y emprendió rumbo a Bariloche. Para desconectarse un poco de sus obligaciones, el influencer eligió una enorme cabaña alejada del centro de esa ciudad patagónica, más precisamente ubicada en la Península San Pedro, un lugar donde no hay mucha gente y los paisajes son increíbles.
Días antes de concretar este viaje, Maratea había dicho que intentó alquilar una casa que le había gustado, pero sus dueños a último momento cambiaron de parecer y prefirieron no alquilársela, algo que le resultó sospechoso. Sin embargo, lejos de frustrarse, siguió con la búsqueda de su alojamiento ideal hasta que por fin lo encontró.
Construida principalmente con madera, la enrome propiedad cuenta con múltiples habitaciones con vistas panorámicas de ensueño, una enorme sala de estar con TV LED y juegos -entre los cuales había una mesa de ping pong, metegol y pool-, un baño completo con jacuzzi que da al lago Nahuel Huapi y un amplio gimnasio en la planta superior de la casa. Y lejos de querer ocultarlo, Santiago cumplió su rol de instagrammer a la perfección mostrándole cada rincón a sus tres millones de seguidores, mediante sus stories.
“Creo que no voy a decir nada y solo mostrarla porque no tengo palabras, qué se yo”, se limitó a escribir en el video, mientras recorría la cabaña. Luego, la cámara de su celular se dirigió hacia la parte externa, en donde había un enorme deck, también de madera, que contaba con dos piletas, una de ellas climatizada con hidromasaje, un sauna y algunas reposeras para descansar y tomar sol. “Si no descanso acá, soy un forr..”, apuntó.
Acto seguido, volvió a entrar a la propiedad, de la que siguió mostrando habitaciones que, según él, tenían una conexión “tipo laberinto”. “Como que todos los cuartos llevan a otro cuarto, que llevan a otro cuarto”, señaló y dio paso a mostrar el altillo, la biblioteca y una oficina que están en la parte superior.
En tanto, al regreso de sus vacaciones, Maratea continuará con su proyecto de crear “una ONG más grande que Google”, según sus propias palabras. Sin embargo, para diferenciarse de los que hacen caridad, el influencer siempre aclara que, cada vez que finalice una colecta, procederá a pedir plata para algún interés propio. Por caso, cuando terminó la última, contó qué es lo que haría con el dinero extra que le darían sus seguidores. “Al final no voy a pasar la gorra para comprarme algo de Gucci/Adidas, quiero juntar plata para ir a Corrientes en un Jet privado”, escribió en un tweet que también compartió en su Instagram.
Y, a continuación, publicó un contundente descargo. “Defiendo mucho la idea de que el que ayuda no tiene por qué ser pobre. La plata en este mundo es un poder. E instalar la idea de que el bondadoso, el empático tiene que ser pobre es decir que el bondadoso y el empático no tiene tener poder. Y me lo paso por los huevos a eso”, argumentó. “‘Ay, no, Santi, deberías ir a Corrientes a dedo’. En dos semanas dejé mi vida de lado para ayudar a Corrientes ¿y me querés mandar a dedo, hijo de puta? No, ni en primera clase te lo acepto. Jet privado... y con baño, por favor”, cerró en tono bromista aunque hablando en serio.
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