Qué fue de la vida de la actriz que se convirtió en un ícono feminista por su protagónico en Xena: la princesa guerrera

Nacida en Nueva Zelanda, lo suyo era cantar. Pero la necesidad la impulsó a la actuación. Con la serie, hoy de culto, alcanzó una fama mundial. Ahora, Lucy Lawless brinda batalla por las causas que considera justas

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Lucy Lawless en Xena: la princesa guerrera
Lucy Lawless en Xena: la princesa guerrera

Fue un ícono de los 90 y a lo largo de los años su nombre quedó grabado por su trabajo en Xena: la princesa guerrera. Y se convirtió en pionera: cuando las películas y las serie de acción eran acaparadas por hombres, ella fue la gran figura de una producción cuya protagonista era una heroína. No era muy común ver a una mujer en pleno combate, derrotando a cuanto hombre villano se le ponía enfrente.

La referencia es sobre la actriz Lucy Lawless y la serie televisiva que se emitió entre 1995 y el 2001. Una ficción de culto que dejó un legado y que hoy sirve como referencia para el cambio de paradigma. Fue uno de los productos más vistos de su época e incluso logró trascender fronteras para posicionarse en la mitad del globo terráqueo, con repeticiones en casi 90 países.

Xena, que mezclaba mitología con historia, se ambientó en la antigua Grecia pero se filmó en Nueva Zelanda, de donde es oriunda Lawless. Inmediatamente cautivó a un público que se enamoró de la historia y de cada uno de los personajes. Gracias al suceso, la actriz logró posicionarse, instalándose como una de las preferidas de los productores.

Lucy Lawless, en su adolescencia (Foto: Instagram)
Lucy Lawless, en su adolescencia (Foto: Instagram)

Lucy Lawless la actriz nació en la ciudad neozelandesa de Auckland, el 29 de marzo de 1968. Sus primeros pasos en el medio artístico fueron como cantante. Por el caudal de su voz, con tan solo 10 años era una de las protagonistas del coro del colegio. En alguna oportunidad manifestó que todos creían que iba a tener un gran futuro en ese rubro. Sin ir más lejos, cuando finalizó la secundaria comenzó a estudiar ópera en la universidad de su ciudad. A la par, también empezó a aprender idiomas: maneja muy bien el francés, el italiano y el alemán.

Intentando hacer sus primeras armas, Lucy se fue a recorrer Europa con su violín en la valija y sus ganas de trascender con el jazz. No le fue del todo bien y terminó trabajando de cualquier otra cosa, de lo que surgía en el momento. Llegó a pasar penurias: había días en los que solo se tenía que conformar con un cigarrillo y un café. Decidió entonces regresar a su país para empezar de nuevo.

Con la necesidad de obtener dinero para subsistir, apenas llegó consiguió trabajo en una empresa minera: se ganaba la vida buscando oro. “En realidad estuve en el desierto buscando muestras, no fui técnicamente minera. He cambiado un montón de neumáticos de camiones, eso sí”, le contó a El País.

Lucy Lawless, hoy (Foto: Instagram)
Lucy Lawless, hoy (Foto: Instagram)

Su primer trabajo como actriz fue en 1987 cuando, gracias a conocidos, obtuvo un rol menor en la comedia Funny Business. No tenía diálogo, simplemente aparecía en escena, pero eso le despertó un gustito especial por la actuación. Con unos pocos ahorros a principios de los 90 se mudó a Canadá para estudiar arte dramático, y luego de ocho meses consiguió trabajo en el medio. Su primer proyecto representativo llegó en 1993 con la película Hércules y las amazonas, para al año siguiente trascender con Xena.

Desde entonces, Lucy tiene un club de fans, trascendió como ícono feminista, siendo la bandera de varios colectivo, y también fue considerada “mito erótico”, mote del cual no reniega. “Trabajé muy duro para ello... En realidad, no hice nada para ganarme ese título. Está todo en la cabeza de los fans, no en la mía. Esa es la naturaleza de un famoso”.

Lucy Lawless en Xena: la princesa guerrera (Foto: Instagram)
Lucy Lawless en Xena: la princesa guerrera (Foto: Instagram)

Recordando el rodaje de los capítulos, Lawless admitió que hacer la escenas de lucha no le resultaba del todo agradable, aunque el resto de su papel sí la dejaba más que conforme. “Nunca llegó a gustarme eso de pelear, pero no me cansé nunca del personaje. Aquella fue una época genial y todos nos llevábamos de maravilla. Siempre saltaba de la cama por la mañana para ir al trabajo”.

Al concluir la serie se mantuvo activa, vinculada al cine, con trabajos más o menos representativos, pero siempre manteniendo un hilo: la acción. Sin embargo, en el tiempo cercano cambió de rumbo. El año pasado le puso la voz a Tzod, personaje de la película de terror de fantasía The Spine of Night, y luego hizo lo propio en la comedia Minions: The Rice of Gru.

Lucy Lawless y Renée O'Connor, Gabrielle en la serie Xena (Foto: Instagram)
Lucy Lawless y Renée O'Connor, Gabrielle en la serie Xena (Foto: Instagram)

Detrás de cámaras

En 1988 se casó con Garth Lowless, su novio de toda su vida, con quien a los 19 años fue madre de Daisy. En 1995 se separaron y al poco tiempo Lucy conoció a Robert Rapert, quien todavía es su pareja. En 1998 dieron el sí, y un año más tarde fueron padres de Julius; en el 2002 llegó Judah.

En los últimos años Lawless decidió darle lugar a su carrera como cantante: logró presentarse en Broadway. Ese talento, que siempre lo mantuvo intacto, es su gran pasión. Y cuenta con un gran grupo de admiradores que la sigue y que colma cada recinto en el que brinda un show musical.

Lucy Lawless y su trabajo con Greenpeace (Foto: Instagram)
Lucy Lawless y su trabajo con Greenpeace (Foto: Instagram)

Desde hace casi dos décadas es miembro de Greenpeace de manera activa. En 2012 encabezó una protesta en una plataforma petrolífera en Nueva Zelanda. Tras 72 horas de negociación, ella y cinco compañeros fueron detenidos. El caso iba a ir a juicio, pero finalmente la Justicia desestimó el pedido millonario que pesaba sobre ella y la condenó a pagar 547 dólares y 120 horas de trabajo comunitario.

“Considero una gran victoria que el Tribunal haya anulado la demanda millonaria. Me parece que era absolutamente ridícula”, comentó a la salida de la sentencia, cuando fue abordada por la prensa. Eso no la alejó y aún hoy sigue involucrada, poniendo su cuerpo a cada causa en la que siente que hace falta, defendiendo el trabajo de la ONG. Al fin de cuentas, sigue luchando. Pero por sus propias convicciones.

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