“Me voy quedando ciego
la luz titila en mis huesos,
sólo la noche derrama,
su esperanza en el silencio,
dorado, herido,
por lunas que pasan cantando”.
Entonando este estribillo y con la emoción a flor de piel, en julio del año pasado Gerardo Rozín comenzó a transitar su despedida. Luego de dos meses de ausencia en su programa de los domingos, La Peña de Morfi, por fin volvió para hacerse cargo de la conducción como desde hacía años cada fin de semana. En ese ciclo que combina música, cocina y actualidad, se destaca la presencia de músicos en vivo que presentan sus nuevos temas o que realizan repasos de sus carreras. Una idea que el mismo Rozín diseñó para darse uno de los gustos más grandes de su vida: poner al aire un programa sobre música y por músicos.
Dos mas uno y las canciones más lindas del mundo es un segmento de ese ciclo en el que por lo general, el público por redes sociales y los participantes del equipo en el piso forman un fogón invisible: una especie de temas a la carta del que todos participan. Y en este regreso, fue el líder del equipo el que pidió un tema especial no solo para escucharlo, sino también, para sumarse a los coros.
Con la atenta y triste mirada de su compañera en la conducción, Soledad Pastorutti, Rozín comenzó a recitar algunos versos a la par de la interpretación de los jóvenes del trío. “Me voy quedando huraño, embalsamando destinos. No me arrepiento de nada, el bien y el mal son olvidos, estuches del aire que guardan la pena y el grito”, entonó sin poder seguir emitiendo sonido para contener la emoción.
“Me voy quedando libre sin arribos ni regresos, está sobrando el alma para cantarle a los huesos, curiosos de rumbos que linden sabores eternos”, siguieron los integrantes de la banda Dos más uno entonando la letra de la canción Me voy quedando, una zamba escrita por Gustavo “Cuchi” Leguizamón en el final de sus días.
Ya con lágrimas en los ojos, Gerardo entonó otro fragmento del estribillo: “A veces no sé quien soy, la lanza de mi silbido va alborotando recuerdos, desenredando caminos, mientras mi risa cae en el abismo”. Tal vez sin planearlo, o sí, el conductor arrancaba a dar pistas de que el adiós se acercaba y comenzó con una despedida de todos y de todo, incluso de su gran amor, la música y las canciones.
Volvería a hacerlo en diciembre, cuando retornó para los últimos programas del año y propuso un brindis para despedir el 2021 y para agradecerles a sus compañeros de equipo por haber estado a su lado. También quiso decirle gracias a la gente, al público que siempre lo acompañó. “Los que amamos las canciones somos así. Cuando hacemos esta clase de programas sentimos que sacamos de la soledad y llevamos a la alegría, a la fiesta y al baile a un montón de gente”, dijo sobre el final de su emotivo discurso. Y reforzó la excusa para levantar la copa: “Yo brindo por todo lo que dije y, por sobre todo, por la música. Lo que ha generado este programa, que nos tiene unidos, nos va a reencontrar el año que viene y nos permite decirles a ustedes, gracias por estar todos los años”.
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