“Vivo en un proceso de transformación constante”, dice Cande Molfese, una mujer multifacética de 31 años que trabaja como actriz, cantante, conductora y escritora. En este 2022, presentó su primer libro-diario Un año diferente, 365 días inolvidables para viajar hacia tu interior (Editorial Planeta) que realizó durante la pandemia y cuenta con las ilustraciones de Jofi Molfese, una de sus cinco hermanas.
Este proyecto innovador surge luego de una crisis personal que tuvo la influencer en 2020 por su separación de Ruggero Pasquarelli. Durante seis años, estuvo de novia con el actor y cantante de 28 años e incluso convivieron. De esta manera, Cande tuvo que rearmarse y empezó una etapa diferente de su vida en un nuevo departamento y con la compañía de su perrita, Almendra.
A través de este libro de desarrollo personal, autoconocimiento y espiritualidad, Molfese pudo hacer catarsis y encontró una manera práctica de ayudar a otras personas que transitan un momento difícil. Además, se dio el gusto de vivir en Uruguay unos meses para la grabación de una serie de Amazon que marca su crecimiento actoral. Su próximo desafío será desempeñarse como empresaria gastronómica: en mayo abrirá un café de especialidad.
—¿Cómo surgió la idea de escribir un libro?
—Fue un proyecto que nació en 2019 con mi hermana Jofi que es ilustradora. Las dos estábamos caminando por las calles de Barcelona, donde ella vive, y en ese momento, estábamos tocando fondo y nos sentíamos pérdidas. Mientras charlamos nos dimos cuenta de que necesitábamos ciertas herramientas para salir adelante. Y pensamos en hacer un proyecto para ayudar a personas que estaban transitando un momento difícil. Primero pensamos en crear una agenda, después decidimos que lo mejor era un libro. Empezamos a trabajar, buscamos personas que nos inspiraban, clases, cuentas de Instagram, libros, artículos. En 2020 me llaman de Planeta para decirme que tenían la idea de lanzar un libro mío. Yo ya lo tenía casi todo cocinado, ¡no lo podía creer!
—El libro nació durante la pandemia.
—Sí, desde el 2020 en adelante fueron años intensos, mi vida cambió radicalmente más allá de mi ruptura amorosa (con Ruggero). Dejé un vínculo muy largo, me mudé y adopté a mi perra, Almendra. En Uruguay viví 4 meses el año pasado, filmando Barrabrava, una serie para Amazon que es muy importante en mi carrera porque fue dejar de interpretar a un personaje de niña para hacer un personaje de mujer. También el libro surge por una crisis. Todos los cambios personales que estaba transitando se reflejan ahí: sentía angustia, tristeza y necesitaba despertar para salir adelante. Lo que cuento que hago en el libro, como yoga, terapia, meditación y una alimentación cuidada, me conectaba conmigo misma. Fue todo súper intenso, pero hoy en día me siento mucho mejor, más tranquila.
—¿Qué sentiste al ver el libro terminado?
—Ahora que lo veo me resuena distinto a lo que sentía cuando lo escribí. Lo empecé a completar porque es un libro para escribir, expresarte y sentirte acompañado espiritualmente. Siento que soy otra Cande porque han pasado años y porque vivo en un proceso de transformación constante, así que estoy feliz con el resultado y feliz con las referentes que elegimos para este proyecto. Como es mi primer experiencia escribiendo un libro, necesitaba apoyarme en gente que admiro y con un 100% de conocimiento en diversas temáticas, como por ejemplo la ecología, la astrología y la alimentación.
Volver a empezar:
Cande conoció a Ruggero cuando trabajaban en Violetta, la exitosa tira protagonizada por Tini Stoessel. Se enamoraron mientras realizaban las giras y apostaron por la relación al mudarse juntos. La pareja fue creciendo a medida que daban sus primeros pasos en el mundo del espectáculo. Incluso solían tener mucha exposición en las redes sociales. En mayo de 2020, se generó una polémica cuando ella publicó un video en el que contaba que Pasquarelli se había enojado y el medio de un ataque de ira le revoleó un control remoto que pegó contra una pared. Este episodio violento fue un indicio de que la relación no estaba bien. “Me equivoqué, no pensé que podía llegar a tener la repercusión negativa que tuvo... quise hacer una humorada y fue un acto errado”, dijo Molfese. Unos meses más tarde, en octubre de ese año, confirmó la separación y volvió a ratificar que Ruggero “jamás tuvo ningún tipo de actitud violenta”. A partir de la ruptura, la actriz empezó una etapa de transformación en su vida.
—¿Cómo fue el proceso de cambio? Después de una separación te tenés que rearmar.
—Lo más difícil fue tomar la decisión de separarme porque cuando estás seis años con una persona y conviviste estás acostumbrada. Mi proceso empezó en 2019 con lo cual sabía que esa relación no podía seguir mucho más. La verdad es que fue un vínculo con el que terminé muy desilusionada y dolida, entonces fue más fácil tomar la decisión porque no vas a quedarte en un lugar donde no estás cómoda, contenta o no terminás de brillar como te merecés.
—Pero después de separarte, ¿todo fluyó para mejor?
—Sí, al comienzo sentí angustia, porque estaba acostumbrada a estar en pareja y tuve que rearmarme. Pero el universo me allanó el camino, el trabajo empezó a fluir más todavía. Entonces vi todo positivo a pesar del dolor que sentía. Te soy sincera al principio estuve muy bien porque uno tiende a tapar o me pasó a mí en mi duelo. Después me cayó la ficha de todas las cosas que me habían pasado. Es un duelo largo porque sigue hasta el día de hoy. La verdad es que sigo sanando porque fue todo muy intenso y doloroso. Ahora estoy bien, más armada, sigo saliendo con gente, la pasó bien y demás. Aunque en algunas cuestiones sigo herida, mi duelo se está haciendo largo, pero lo quiero respetar porque no hay tiempo.
—¿Todavía tenés contacto con Ruggero?
—No, no hablé nunca más. La verdad que no y tampoco me interesa. Las cosas no terminaron bien, o por lo menos de mi parte.
—¿Tu familia te acompañó?
—Sí, somos cinco hermanas súper unidas, mi mamá también, la verdad que en mi familia somos todos unidos y para mí es importante. Ahora con el libro también todos están orgullosos y felices. También tengo un montón de amigas de toda la vida, así que siempre estoy acompañada en todo lo que hago.
—A veces las mudanzas ayudan a cambiar la energía para arrancar de nuevo.
—Justo se nos vencía el contrato de alquiler. Entonces fue todo muy expeditivo. No me quería mudar del edificio, porque yo lo había descubierto en su momento. Aparte me hice muy amiga de mi vecina. En ese momento encontré un departamento en el mismo edificio más chico y me mudé ahí. El departamento es hermoso, pero tengo ganas de mudarme a una casita. Cuando viví en Uruguay fue hermoso, estuve muy conectada con la naturaleza y quiero volver a eso.
—¿Hacés o hiciste terapia?
—Hago terapia desde los 12 años. Para mí es un espacio clave que lo disfruto. Ahora tengo una terapeuta nueva, me atendí 8 años con la misma y cambié el año pasado. Estoy encontrándome con este espacio y también el libro me sirvió un montón para conectar conmigo.
—¿De todas las terapias que están en el libro hay alguna que te resonó más?
—Ahora estoy haciendo bioenergética y me tiene entusiasmada, es un desafío. Estoy contenta porque me animé a hacerlo, es algo que nunca había hecho y es un trabajo más con el cuerpo.
—¿Ahora estás haciendo algo más aparte de lo del libro?
—Estoy actuando en Wellness, una obra de teatro que dirige Paloma Contreras, es teatro independiente. Son cuatro mujeres en escena en el Teatro El Grito, vamos a estar tres meses. Es algo distinto a lo que estoy acostumbrado a hacer. También es aprovechar el espacio como entrenamiento actoral. Y tengo algunas propuestas para más adelante.
—Cuando charlamos en 2019 me habías contado que querías adoptar a un perrito y lo hiciste. También soñabas con poner tu propio restaurante.
—¿En serio? No me acordaba. Bueno, en mayo estoy abriendo mi café de especialidad, se llama Borja. El local queda en República de la India y Cerviño. Es un menú 100% plant based, vamos a ofrecer platos de almuerzo, cosas dulces, es un proyecto que me tiene muy entusiasmada. Tengo dos socios, ya hay una sucursal, pero esta sería mía porque tiene mi identidad. Me tuve que asociar porque no me puedo ocupar al 100%. Yo soy la inversora y la craneadora del lugar porque quiero que tenga mi sello y mi marca. Estoy muy feliz porque fue largo el proceso. Es un sueño, pero va a ser lo que tenga que ser.
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